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sábado, 31 de octubre de 2015

Neruda, con la misma piedra



    Y más: de aquellos años de Neruda como cónsul en Ceilán data también esta tan escabrosa como dudosa poesía suya que de alguna manera recrea la misma escena, a la que añade aquí el macabro dato de tener a una menor como destinataria de su poética andanada, poema por lo demás celebrado entre letanías derretidas por los incontables admiradores del Poeta:

De pie como un cerezo sin cáscara ni flores,
especial, encendido, con venas y saliva,
y dedos y testículos,
miro una niña de papel y luna,
horizontal, temblando y respirando y blanca
y sus pezones como dos cifras separadas,
y la rosal reunión de sus piernas en donde
su sexo de pestañas nocturnas parpadea.

Pálido, desbordante,
siento hundirse palabras en mi boca,
palabras como niños ahogados,
y rumbo y rumbo y dientes crecen naves,
y aguas y latitud como quemadas.

La pondré como una espada o un espejo,
y abriré hasta la muerte sus piernas temerosas,
y morderé sus orejas y sus venas,
y haré que retroceda con los ojos cerrados
en un espeso río de semen verde.

La inundaré de amapolas y relámpagos,
la envolveré en rodillas, en labios, en agujas,
la entraré con pulgadas de epidermis llorando
y presiones de crimen y pelos empapados.

La haré huir escapándose por uñas y suspiros,
hacia nunca, hacia nada,
trepándose a la lenta médula y al oxígeno,
agarrándose a recuerdos y razones
como una sola mano, como un dedo partido
agitando una uña de sal desamparada.

Debe correr durmiendo por caminos de piel
en un país de goma cenicienta y ceniza,
luchando con cuchillos, y sábanas, y hormigas,
y con ojos que caen en ella como muertos,
y con gotas de negra materia resbalando
como pescados ciegos o balas de agua gruesa.


(Así que un cerezo, ¿señor Poeta?, un alcornoque diría yo, así que especial, especialidad en qué, tan encendido, ya te digo, ante una niña de papel y luna, horizontal, temblando, ¿por eso se siente especial?, no es extraño entonces que sienta sus palabras como niños ahogados, por la boca muere el pez Poeta, abróchese la bragueta, ande, pero no, abrirá Usted sus piernas temerosas hasta la muerte, la hará retroceder en un espeso río de semen verde, tan espeso, sí, y tan verde, espesiverde Usted, para qué quiere envolverla en agujas, explíqueme, para qué invoca esas epidermis llorando  y presión de crimen, para qué, para qué toda esa imaginería tan macabra, tan macarra, señor Neruda, para qué) 






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viernes, 30 de octubre de 2015

Y Neruda fue violadooor... allá en la India

     


    ¿Me gustas cuando callas porque estás como ausente? ¡Y tanto! Entre los Santones que del Sacrosanto Comunismo hay, entre esa Vanguardia de Abnegados Idealistas Sobrehumanos, entre todos ellos Neruda reina ahí, ay. Ay, lo que con marmórea desfachatez encima nos cuenta en sus memorias -¡que son de 1974!- el Hiperpremiado vate, ay. Innoble Nobel, vamos. ¡Si le pillan las Femen! Pero vamos al lío, ponle tú el nombre exacto de la cosa, inteligente lector.
      En 1927 fue nombrado Neruda cónsul en Ceilán. Cuenta que vivía en un bungalow, en el que, reseña él,  el excusado no estaba al lado de la ducha, sino al fondo de la casa, y que era un simple cubo de metal bajo el agujero redondo. Neruda que se arranca: “El cubo amanecía limpio cada día sin que yo me diera cuenta de cómo desaparecía su contenido. Una mañana me había levantado más temprano que de costumbre. Me quedé asombrado mirando lo que pasaba. Entró por el fondo de la casa, como una estatua oscura que caminara, la mujer más bella que había visto hasta entonces en Ceilán, de la raza tamil, de la casta de los pariasSe dirigió con paso solemne hacia el retrete, sin mirarme siquiera, sin darse por aludida de mi existencia (¿y ya esa insistencia? ¿acaso debió la hermosa paria que se llevaba, para limpiarlas, las flores del Poeta, al punto hacerle la reverencia debida al Dios Neruda? ¿no es más lógico y humano que tratara ella, no reparando en él, de establecer una distancia con el Señor de sus Heces?) y desapareció con el sórdido receptáculo sobre la cabeza, alejándose con su paso de diosa (convengamos, sí, en que la estrepitosa imagen de la bella paria portando con elegancia divina sobre la testa las olorosas flores del Poeta, como si fueran estas puras ofrendas a los cielos, es soberbia, emblema de dirty hiper-realism, diríamos).
    Era tan bella que a pesar de su humilde oficio me dejó preocupado (empalmado, sería más honesto decir, según se deduce de lo que ahora viene; qué tendrá además que ver, salvo un resabio muy clasista, la belleza de la joven, su humilde oficio y la preocupación del vate, ¿va acaso a remediar su suerte?, verás, verás a lo que Neruda va) …  Como si se tratara de un animal huraño, llegado de la jungla, pertenecía a otra existencia, a un mundo separado. La llamé sin resultado (de nuevo la anotación del rechazo de la bella paria a la llamada del Cónsul).
       Después alguna vez la dejé en su camino algún regalo, seda o fruta. Ella pasaba sin oír ni mirar. Aquel trayecto miserable había sido convertido por su oscura belleza en la obligatoria ceremonia de una reina indiferente (no, señor Poeta, tal como usted mismo tan bien nos lo pinta, la hermosa paria, más que una reina, debía parecer un animalillo aterrado ante las garras acechantes del Señor Cónsul y sus detallitos clasistas de compraventa, ante lo que de sobra presentía que se le venía, nunca mejor dicho, encima).
        Una mañana, decidido a todo, la tomé fuertemente de la muñeca y la miré cara a cara. No había idioma alguno en que pudiera hablarle. Se dejó conducir por mí sin una sonrisa y pronto estuvo desnuda sobre mi cama. Su delgadísima cintura, sus plenas caderas, las desbordantes copas de sus senos, la hacían igual a las milenarias esculturas del sur de la India. Permaneció todo el tiempo con los ojos abiertos, impasible. Hacía bien en despreciarme. No se repitió la experiencia.
   (Resulta casi insoportable la escalofriante y cínica desenvoltura con que el propio Poeta nos narra la nauseabunda escena por él protagonizada, que envuelve todo los visos de una violación, de un abyecto abuso sexual de todo un Cónsul ante una pobre paria, a la que encima se atreve a ponerle también sobadísima poesía el muy macho cabrío, que si no repitió la experiencia, más bien quizás fuera por la angustia y el terror mostrados por la pobre tamil que limpiaba las Heces del Poeta -callada, ausente, y cómo no estarlo, como por otra parte al Poeta gustan- durante el asalto. Sí que ha vivido, sí, Señor Poeta.)




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jueves, 29 de octubre de 2015

Además de sediciosos, codiciosos

   

     
    El mismo día que salían a luz los datos de la inmensa codicia ladrona de los Pujol en su Oasis putrefacto, para taparla, registraban los no menos codiciosos separatistas su declaración de Independencia. Es posible, dentro del tremendo delirio que el Proceso ha levantado, que las propias criaturas de Mas devoren a su propio Padre Padrone, y yaque se zampen también a la otrora liberal burguesía catalana.
  Como aquí previmos los separatistas esperaron a la disolución del Parlamento español, constituido ya el catalán, para lanzar su ventajista órdago. Mas la codicia en ellos desatada les ha llevado a precipitar increíblemente el mismo. No han esperado siquiera a que las inevitables querellas partidistas propias de la campaña enturbiasen de sordos rencores las relaciones de los partidos constitucionalistas. La codicia les ha llevado a errar de bulto, aunque la partida está por jugar aún.
     Por fortuna todos los sondeos electorales hablan ahora de una victoria del PP, lo que de alguna manera mantiene intacta su legitimidad para las posibles respuestas gubernamentales ante la intentona golpista. Si hubieran dado los sondeos una mayoría del PSOE, en buena medida hubiera quedado simbólicamente el Gobierno maniatado. ¡El vacío de poder soñado por los separatistas para imponer  sus hechos consumados!
   Buena muestra de la codicia ilimitada que borbotea en la entraña separatista la ofreció la impresentable y totalitaria Presidenta del parlamento catalán –¡la misma que opina que los de Ciudadanos y los del PP NO son catalanes!-, elegida con cinco votos añadidos de los Podemos –retratados ante la Historia P Ig y cía, humillados ante Colau- ya proclamando allí mismo, en acto más que oficial, la República Catalana. En efecto, en cualquier país con un mínimo de autoestima colectiva, esa señora estaría ya detenida y procesada por clamoroso delito de secesión.

        


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miércoles, 28 de octubre de 2015

Comunismo de amiguetes

   


   El comunismo de amiguetes –la Nomenklatura- va implícito en la propia cosmovisión comunista, pues, además de la brutal concentración de Poder en muy pocas manos que el mismo doctrinalmente y en la práctica siempre comporta, cómo no habría la selecta Vanguardia del Proletariado -ese cerrado núcleo de los más autoconscientes entre todos los humanos del Fin y del Sentido únicos de la Historia y de la Humanidad, destinados por tanto con mano de hierro a dirigirla- a hallarse unida por íntimos sentimientos de hermandad, que llaman ellos camaradería, la misma que les lleva, una vez en el Poder, claro, a repartirse de momento las inmensas prebendas que el mismo depara. Así nos lo enseña la Historia.  
   Por eso, en prueba gráfica de lo mismo, gustan tanto de besarse en público las mejillas unos con otros, a cada paso recordándonos aquel fenomenal morreo de Breznev y Ulbricht, acaso coronando así su Muro de Berlín. Sucede también que, a pesar de tanta camaradería, a menudo luego, como también la Historia a mansalva atestigua, entre ellos por la trasera se navajean de lo lindo, dejándonos no pocos espectáculos tan sangrientos como bochornosos. En realidad, de quien a muerte los comunistas son amigos es del Poder, fin y anillo último al que ellos supeditan y adoran sobre todas las cosas.
      En fin, tenemos acá el caso de Iglesias y Garzón, las idas y vueltas de lo suyo: los tejos abusadores que Pablo le tirara, los mohínes pizpiretos de Alberto resistiéndose en el burladero de IU, el prepotente desdén de Pablo (cuécete en tu salsa de estrellas rojas, pero no te acerques… sois unos cenizos, dejadnos en paz), el gatillazo de Pablo en Cataluña y en los sondeos, la venganza de Alberto que se hace ahora el fuerte, el de Podemos en Cataluña que se pasa ahora a su bando, que por su cuenta le eleva a los altares de Gran Líder… la Caraba y la Tarara juntas, vamos.
   (Oh, tiempos, traemos hoy aquí, ¡sólo dos meses ha!, la imagen de cuando era Iglesias el Gran Castigador. Anotemos cómo por sí sola habla la misma del comunismo de estos amiguetes: mientras púdicamente Garzón trata como puede, cual doncella requebrada, de preservar la integridad, con piernas y manos estrechamente cerradas en torno a lo más preciado suyo, a la defensiva, oficia Iglesias de pulpo, de pulpo Paul, extensos y al acecho los tentáculos, rebosante de luz y sonrisa depredadora el ademán, hacia su víctima orientado y con la rodilla apuntándole, con los brazos casi cercando ya a Alberto en tenaza de nécora. Se lo va a merendar, diríase. Se equivocó la nécora, se equivocaba)   

     


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martes, 27 de octubre de 2015

Mi balance esencial de Rajoy

     


   La escueta realidad es que una vez más, en esencia, a despecho de miles y miles de muy bonitas palabras, la Izquierda había dejado hundida y en la pura Ruina la Nación, y que la mudita Derecha española (y conste, así lo escribí aquí, que considero que Rajoy debió dimitir cuando se hicieron públicos los, indignos en un Presidente, sms  suyos a Bárcenas), que por completo desprecia e ignora cómo se vende el paño de su arca, no sin coste propio de nuevo la reflotó y la hizo viable… acaso para que vuelva la Izquierda al Poder,en loor de callejeras multitudes y de muy bonitas palabras, palabras, palabras, a derrochar, que es lo suyo. 





  
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lunes, 26 de octubre de 2015

Gabilondeandoo, gabilondeandooo

   



   En fin, los Líderes Máximos de Podemos tuvieron también su Waterloo, su Gabilondoo. Después de acompañar y dar lustre al selecto cumple de Roures, faraute insigne de la Secta de los Millonarios Trotskistas, P Ig y Errejón acudieron de incógnito en lujoso restorán a esta suerte de Penúltima Cena con Ferreras, Comunicador de sutiles maneras.
   Ahí están, la Testa de lindo sabueso de Ferreras, su cachaza, su admonitaria e imperativa mano, remarcando la lección, enfatizando el mensaje que es masaje, y la dilecta atención de… vaya, parecieran unos apóstoles cansados, P Ig y Errejón, menudo palizón.

   Imposible, claro, no relacionar la descubierta escena, con aquel mítico susurro gabilondo a Zetapé, cuando ambos creían que nadie les oía, tensión, tensión, lo que os viene bien es que haya tensión...  como si, ya no la Historia, sino también las historietas tendiesen a repetirse con cada vez más farsa añadida en las mismas, como si fueran los políticos simples mandados de los Comunicadores. Y entre Roures  y Ferreras, entre col y col, el cafelito y la lechuga chunga que ya aquí desmenuzamos con Jordi Évole en Salvados, el pleno al quince de estos fieros apóstoles cansados. Todos los problemas se sumergen, en el vino al tiempo de cenar, yes, Pablo Superstar. Comunismo de amiguetes, diríamos, devolviéndoles el eslogan.




  
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domingo, 25 de octubre de 2015

Amancio Ortega, el más Rico: ¡Abran fuego, Señoes!

   


   Lo dice la revista esa en primera plana. Amancio Ortega es hoy, a sólo meses de cumplir los ochenta años, el hombre más rico del mundo. ¿Y? No tresspasing, que decía Welles. Quién sabe, qué sabe nadie. Lo veo, dada la propia abstracción que el dinero es, dado su propio y blindado hermetismo personal, sobre todo como una silueta en negro sobre la que cualquiera se creerá con derecho a arrojar sus ideas,  es decir, sus propios prejuicios la más de las veces.
     Si nos cuenta la fábula de la maravillosa democracia estadounidense que allí cualquiera puede llegar a Presidente, la historia de Amancio Ortega es aún más prodigiosa e increíble, sólo que real. Sin estudios, un español, gallego para más señas, partiendo de la más humilde extracción como dependiente desde su infancia, a base de trabajo, visión empresarial, audacia y prudencia a la vez, y más y más trabajo y reinversión, sin conexión con poder político alguno, sin hacer ostentación pública de su inmensas riquezas, ha conseguido crear y mantener un fenomenal entramado de empresas en un sector productivo no especulativo, abrirse paso entre todas las habitualmente consideradas como mafiosas multinacionales del sector, hasta alcanzar, sin vender sus empresas, la misma cima del Mundo.
     Ya, ya sabemos que según la Biblia, jamás entrará Amancio Ortega en el Reino de los Cielos, reservado sólo a los buenos y mansos de corazón. Sabemos también que muchos, no del todo bien nacidos, celebrarán en público el día en el que su muerte acontezca, como ya hicieron a la muerte de su esposa. ¿Cree acaso  el Papa que es sencillo, y sólo propio de un ser desalmado implacable, alcanzar los logros que Amancio Ortega consiguió? ¿Finge acaso desconocer los inmensos beneficios sociales de todo tipo que esa extraordinaria creación suya ha supuesto? ¿Cuánto les duraría a los abnegados Indignados ese pastelito puesto en sus manos?

     Imposible traspasar, ya digo, la férrea coraza tras la que Amancio Ortega se guarece. A este mísero bloguero faccioso le gusta imaginárselo como a los grandes toreros, mirando un instante hacia atrás y diciéndose para sus adentros… ahí queda eso.




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sábado, 24 de octubre de 2015

Ya empezamos mal


Mi voz, en COPE, entrevistado por Cristina López Schlichting, sobre el porqué y el para qué de mi libro, cinco minutos

UN CAPÍTULO ENTERO DEL LIBRO HOY, va:



   Ya empezamos mal. Yo no había mirado la hora que era y luego comprendí, que cuando traspasé el umbral de Mari Gloria Peluquería Unisex, la tía aquella estaba deseando cerrar. Y a santo de qué iba a mirar yo el reloj, si para mí el tiempo sólo era una montaña de plomo sobre mis espaldas vencidas por tu desdén. “¿Qué quería?”, me ametralló una anchurosa rubia con bata blanca que acababa de chasquear la lengua allá abajo. Fue como si a la vez también me lo preguntaras tú, aunque no estabas allí. ¿Que qué quería? Sólo que te gustara lo que escribo, tan sólo eso. Había sobrevivido a las navidades hibernando en mi cubil, como un osezno enfurruñado con la Humanidad, lleno de los peores deseos, como si pudiera así ignorarlo todo. Yo llamaba todo a tu rechazo.
      
   “¿Y tiene que ser ahora?”. “Pues claro, señora, sólo son las dos menos cuarto”. Creo que abrí demasiado los brazos, que lo dije un poco rígido. Lo que pretendió ser ofrenda de paz resultó amarga gasolina que avivó la discordia.“Al dos es muy corto, se lo aviso, ¿ha visto las caras que se les quedan?” me insistió la peluquera. “Tranquila señora, ¿dónde le tengo que firmar el consentimiento? Nadie le pedirá cuentas por el crimen” , respondí. “Baje de una vez” me ordenó aquella recia gobernanta, que parecía llevar sobre la cabeza una no muy limpia escarola, tintada de un amarillo estrepitoso que quiso ser oro y se quedó en paella achicharrada.
     
   No conseguía escribir cosas que te entusiasmaran, que disfrutaras leyéndolas en voz alta sin contrariedad. Algo mío en el escapulario de tus labios. Algo que releyeras también más tarde, en algún rincón apartado de tu casa,  que se pegara a tu piel como un tatuaje marinero, que penetrara en tu cerebro para no salir ya nunca más, como sólo lo hacen la música que de verdad nos gusta y algunos recuerdos infantiles. Algo que  me recitaras de frente algún día. Si no te gustaba ni siquiera a ti, cómo les iba a gustar a los demás. Pero ahora estaba allí, en el umbral de Mari Gloria Peluquería Unisex, y un poco aturdido por el ozono pino, que era el medio ambiente que reinaba, y por la canción de Camilo Sesto que en ese momento sonó y que casi me hipnotizaba –el amor de mi vida has sido tú, qué bonita- bueno y también porque tras mi fracaso contigo todo me daba un poco lo mismo, y raparme al dos era sólo eso, hacerme un poco más de daño, el caso es que descendí para poner mi cabeza en las manos de aquella rolliza Dalila del hondo sur alcorconero.
      
   Había iniciado en vano decenas de relatos, costureras asesinas, heroicos inválidos acosados por nazis, yoncarras descerebrados que apiolan a su vieja sin remordimiento, yo que sé, esas tramas trepidantes trufadas de malvados exóticos que secuestran tu imaginación enfebrecida, niña. Pero nada me cuajaba. Cómo contarte entonces esta mañana tan banal en que salí a cortarme el pelo, en que buscaba un harakiri light. Está bien, me dije al fin, rápate si quieres, que te vas a agarrar una pulmonía, anormal, pero al menos que lo haga una mujer, igual quedan retales narrativos por ahí, aunque sean de géneros en rebajas.
      
    ¿Y si la realidad gris se transformaba en reality? Algo así prometía ahora el microcosmos amarillista que tenía delante. Yo creo que la blonda tiparraca de la pelu me caló desde el primer momento. Vió con claridad el panoli que yo era y tras descender el último peldaño, como si fuera un fardo molesto, me arrojó contra un sillón marrón. Con sendos pisotones a un pedal que empequeñecieron mi figura más y más, dejó bien claro ya que la única Sansona allí era ella. Al momento, con una fulgurante revolera, maniatándome de paso, apretó contra mi gaznate un mandilón a cuadros de unos colorones intolerables. Aún podía verme en la pared de espejos biselados, una cabeza de chorlito con gafotas que asomaba por encima del tapizado ideal de un maricaplayas.
     -Oye, Mari Gloria, ¿no tienes otro baby?, que uno es medio poeta, por favor.

    
    Aquella arpía lanzó una risotada. “¿Poeta? pues abróchate la bragueta, ja, ja, ja”. Bueno, pensé, al menos hemos roto el hielo del odio que nos atenaza, Mari Gloria me hará un buen rapado y punto, aquí paz y después… y después Mari Gloria. Sólo que ella ya había recobrado su rictus desabrido. Me arrebató las gafas y las dejó en algún lugar lejos de mi alcance. Cautivo en esa nebulosa, ignoraba por dónde podía salirme aquella fiera. Empezó Mari Gloria su faena reconociendo el terreno y sus daños como una fiscal implacable. Tomó en sus manos mi cabeza como si la misma fuera el planeta azul. Constató la creciente deforestación, el avance del desierto. Deshizo de un plumazo mis espejismos.“Hum, la cosa está muy mal” sentenció. “Vale, Mari Gloria, pero no me toques más las... la cabeza quiero decir, y no te ocurra nombrar la palabra maldita, lo que no se nombra no existe, ¿lo comprendes? ah y sube esa música, que Camilo mola mazo”.
      
   Cómo contarte lo que estaba ya a punto de suceder, casi mejor no contártelo, aunque desde la gresca inicial noté activarse dentro de mí la alarma, esto tienes que escribirlo, y eso que estaba a la vez seguro que te resultaría insufrible, que dejarías de leerme ipso facto, y entonces qué iba a ser de mí. El caso es que tras mi réplica durante un buen rato la gorgona de la escarola rubia no dijo ni mu. Volteó con ira mi cráneo hacia todos los ángulos posibles y raca-raca, raca-raca, circunnavegó aquel planeta, mondó a conciencia mi melón, igual que pelamos una manzana o una pera de agua dulce. “Como no tienes bollos, como la tienes bastante redondita, no te va a quedar mal del todo la pelota” ,me dijo al fin. “Ya, la armonía y la limpia simetría de las esferas y todo ese rollo, ¿no?” , contesté. “Vaya palabrotas, majo, pero te vas a quitar de encima unos cuantos añitos, igualito que mi padre”. “Oye, guapa, vamos a ver, que tú eres más tarra que yo, a mí no me compares con tu padre, que seguro que está el pobre para sopitas y buen vino, qué pasa, que el chulo que te magrea es un melenudo con pelos hasta en el culo, ¿y no has oido hablar nunca de la descomunal potencia sexual de  los...?, de ésos, tú ya sabes”.
      
   La oía resoplar  muy cerca de mí. Con un torniscón de izquierda proyectó mi cabeza hacia abajo.  Hubo un silencio de calma chicha, y luego escuché un ruido sordo, como el que hace una espada al envainarse y desenvainarse. Achinando los ojos pude ver, santo dios, que esa leona afilaba contra el cuero una enorme navaja barbera, zas, zas, zas, zas, mascando sin duda la afrenta que yo le acababa de infligir. Ella me miraba mal. Y toda la extensión de mi cuello de corderito pascual en Ramadán allí, bajo su filo. Los periódicos andan llenos de breves así que nos amodorran después de un minuto, de psicópatas anónimos a quienes confiamos cosas vitales, yo ahora mi cuello. Incluso entonces me acordé de ti. Esto si que tenía palpitación de drama truculento, esto sí que se salía del realismo mostrenco de cada lunes, tan real para mi desdicha, esto sí que te encantaría leerlo hasta el final. Aunque, maldición, otro habría de ser quien te lo escribiese, que a mí estaba a punto de degollarme la rubia de la navaja.
    
     Y sin embargo, a contrapelo de lo que yo percibía, que puede que esos quince días a solas en mi cubil me hubieran trastornado, el índice húmedo de Mari Gloria recorrió por sorpresa, desde una de mis patillas, todo el envés cartilaginoso de mi oreja hacia abajo, el dorso de campanilla de mi lóbulo rozado al pasar, el borde inferior de la nuca, esa piel como de mazapán recién horneado que todos tenemos ahí, la media luna del cuello por detrás, de nuevo otra vez para arriba ese índice como por una nieve ardiente hasta arribar al puerto de la otra patilla. Luego Mari Gloria se disculpó, “vaya, se me ha ido un pelín”. Lo que son las cosas, casi agradecí la herida, porque ella, con desvelo de enfermera atentísima, aplicó bálsamo allí y fue la excusa perfecta para tener por más tiempo sus dedos sobre mi piel, como si dos mínimos trocitos de piel en contacto, con su lenguaje cifrado, pudiesen   desencadenar por sí solos un alud de sugestión entre dos enemigos.
     
   Y ahora soy yo quien te ruega, por si aquí sigues, niña, interrumpe ya la lectura, no traspases esta línea roja, lo que viene ahora no vale nada, no te va a gustar, una chorradita banal, no sé si acaso escribiré para mí lo que a continuación ocurrió. “Perdona si he dicho algo que te haya molestado, es que soy muy burra”. “Ya está olvidado, Mari Gloria, también yo me pasé”. Del brazo me llevó a otro sillón. Echó mi cabeza hacia atrás, y como si los llevara de la mano, cientos de hilillos de agua tibia se me vinieron encima y acariciaron mis neuronas en punta. Además, ella aplicó oloroso champú y lo frotó con suavidad por los recovecos de mi testa. El jabón formó una blanca cabellera en pompas que de súbito me hubiera crecido y de nuevo vino la caricia de los mil chorros cosquilleando los   centros de mi sentir, que yo quería que cesara nunca, nunca.
     
   Rodeó mi cabeza rapada y limpísima con una toalla amarilla, claro, y la secó con primor. Entonces me susurró al oído, “anda, recítame una de tus poesías, porfa”  y yo desperté, ostras, y ahora cómo salgo de ésta. No la veía del todo bien y me arranqué pensando en ti, tú lo sabes, “aunque ya nada podrá devolvernos la hora del esplendor en la hierba y la gloria en las flores, no hay que afligirse, porque la belleza perdura en el recuerdo”. Mari Gloria suspiró,“qué bonito, qué bonito”, y dios mío, juraría que ella se había soltado el botón de arriba porque, de pronto, arrimó mi cabeza contra su cuerpo y, como un apache, escuché sobre la trémula embocadura de sus pechos, la marejada violenta de su corazón. Definitivamente aterrado, y ahora qué va a ocurrir, me dije, vaya con mi corte de pelo, con lo a gusto que estaba yo en casita, ahora esta panterota, con su escarola y su paella a cuestas, se deja caer la bata, se me queda aquí en el tanga rojo pasión que le regaló su chulo, y para qué queremos más, qué hago yo entonces.
     
   Pero sólo pasó que Mari Gloria acarició con mimo mi pelotita, como una bruja buena  su bola mágica, y luego me besó en la coronilla, y casi caigo allí fulminado. Ella aprovechó entonces para sacar de algún lado dos vasitos de un aguardiente amarillento, cómo si no, y alargándome uno tras alzarme el mandilón como el velo a una novicia, me dijo, “en Mari Gloria,  en rebajas, invitamos a un chupito”. Chocamos nuestros vasos, qué le iba a hacer yo, “El amor de mi vida has sido tú” de nuevo a todo trapo, y a cambio ella liberó mis ataduras. Recogí mis gafotas, certifiqué el careto de mochuelo desguarnecido que me había quedado, dejé los diez euros y  me largué de allí. En la calle hacía frío y sólo rezaba porque, como siempre, no  hubieras seguido leyendo hasta aquí.  Quizás no me leerías nunca más, y me abofetearías sin remisión, y entonces, qué de mí.




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viernes, 23 de octubre de 2015

Évole, Iglesias, Rivera y el Spot del Cafelito

    



  Ambientación de docudrama comprometido, un barrio castigado por los recortes a modo de metamensaje,  una musiquita tenebrista que tiñe las imágenes de resonancias lúgubres. Dentro del coche, majetes, próximos, informales, entrañables, vienen los dos Líderes Emergentes intercambiando intimidades, tan amigables. La sorprendente y espontánea confesión de Pablo entonces, en la que nadie parece reparar y que contradice el leitmotiv básico de los emergentes (la Casta): Cómo estás… Cansado… a mí me alucina cómo hay gente mayor que se dedica a esto, y cómo aguanta… esto acaba con cualquiera.
     Sorprendentemente, como si fuera el Tercero el verdaderamente Importante, son ellos dos quienes van al encuentro de su Promotor, el Follonero, envuelto en su icónica indumentaria típica, tan plagada de connotaciones populares: la trenka con capucha y una chapa rebelde en la solapa. Resulta algo estrambótico, pues la Pareja emergente va en camisas. Muy abrigado te veo, murmura Pablo, sorprendido. Exigencias del guión, hombre, que no te enteras. Cuatro pasos por el barrio consiguen la transubstanciación: parecen ya en imágenes, de puro sencillos los tres, emanaciones propias de la popular barriada, carne misma de Pueblo. Albert se estira a veces, incómodo, se le ve menos acostumbrado a estos numeritos.
      El Follonero que, una vez editado todo, no da puntada sin hilo, cierra el círculo introductorio: aquí en las municipales ganó Podemos con Ada Colau, y en las autonómicas ganó Ciudadanos, y de forma clara ambos. Es decir, el Pueblo y sus Líderes, ¿se pilla la indirecta? Les hace pararse ante un kiosko y pilla el Follonero EL PAÍS, por supuesto, con una noticia en primera favorable a Ciudadanos contra el PP. Todo perfecto, pues. Todo dispuesto para arribar ya al más lógico escenario para lo que viene: el prototípico bareto de barrio, que inunda aún más al Trío de cálidas resonancias populares, qué guays. Parece el bar del Gordo de la Lotería del año pasado, sí, y algo de eso tiene, pues qué duda cabe que los tres son bien agraciados personajes. Y es que es eso: estamos ante un spot.
        Saludos y conversa con la señora del bar, quejosa al inicio, encantada después, ideal. Tres cafelitos. (Imposible no acordarse de los cafelitos de Juan Guerra, de los cafés a ochenta céntimos de Zp, del relaxing cup de Botella, otros tantos spots como éste.) Una mesa y dos sillas, ese es todo el desnudo escenario. Aquí no hay nada negociado, apunta sacando pecho el Follonero. Uno a cada lado y el Boss en el medio, como debe ser. Dos sillas vacías al final, ¿lo pillas?, las de los de la Casta, ausentes del debate, ausentes del Barrio, ausentes del Pueblo. Para lanzar ya el Cara a cara incide Évole … ¡en los debates televisivos de Felipe y Aznar del año la polka!, olvidando el de Rubalcaba y Rajoy de las pasadas elecciones, pues quiere el Follonero contrastar lo rígido y enconado de aquellos frente a lo libre y auténtico que va a ser el que ha pergeñado él.
     Sólo que el Debate que vamos a presenciar es más bien una estafa, un combate amañado, diríamos. Felipe y Aznar se tiraban a matar, y negociaban hasta las toses, porque de verdad se lo jugaban ahí todo uno contra otro, mientras que esto de Iglesias y Rivera es una pachanga, es la calculada escenificación publicitaria de unas cuantas diferencias sin hacerse pupa y que a los dos legitime y beneficie ante sus respectivas clientelas. Por eso pasan de puntillas sobre todo, por eso tantas sonrisitas y buen rollo, por eso Iglesias –que no te enteras- exclama divertido ¡a este paso nos vamos a presentar juntos!, por eso coinciden ambos en enarbolar el mismo modelo… ¡Dinamarca!, que algo sí que olía entonces a podrido en la pantomima, que muy a conciencia parecía ya pensado el Cara a cara.
        Incluso el más Importante sin duda de los Tres, el Follonero, halló en la ocasión resquicio para, embromado como suele él, mostrarse benevolente con las tesis separatistas que pretenden legalmente –ya les zumba el bolo- romper España pero, ah,  conservar la nacionalidad española, y evitar así su salida de la UE. Sí, yo creo que el verdadero ganador del Cara a Cara de la Sexta, fue el Follonero, de la selecta Casta de los Progres Millonarios, la sal de la vida, oui.
     

      


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jueves, 22 de octubre de 2015

Albert Rivera, duro con las espigas, suave con las espuelas

   

   
   In person se personó Albert Rivera, el hombre de moda, qué gran torero en la plaza, en el Sultanato del PSOE a aprobarle los venideros presupuestos a Susana. Con esa mágica vara de mimbre en la mano que son los votos decisivos, aunque blancucho, algo tenía Rivera en Andalucía de reluciente héroe lorquiano, cuidado.  No hubo príncipe en Sevilla que comparársele pueda, ni espada como su espada, ni corazón tan de veras.
    
   Eso parece Albert, sí, duro con las espigas y blando con las espuelas, que no se entiende bien la doble vara de Rivera con las mujeres del Poder en Sevilla y en Madrid: chuleta e implacable, cardo con Cristina Cifuentes (exígele todas las cuentas del rosario desde el pleistoceno), derretío y desecho, clavelito ante Susana, es decir, ante el Régimen Socialista, que es lo que de verdad embiste allí, sin alternancia jamás conocida en democracia, y que Rivera ahora en parte apuntala.

  
  En fin, si Albert Rivera, serrano en quien tantas esperanzas de renovación y limpieza se agolpan, como un río de leones su maravillosa fuerza, es percibido por amplios sectores moderados como proclive al pacto con el difuso, abstruso y profuso PSOE de Sánchez, amancebado éste en muy principales plazas con los trogloditas podemitas, se quedará sin su respaldo. Sólo suyos serán entonces, Rivera, el espanto, el crujío y el llanto.



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   A Armando, un cuarentón de clase media, un buen día su mujer le señala la puerta de salida de casa. Ella ha encontrado a otro más alto, más fuerte y más guapo que él. “Aprende a quererte y los demás te querrán”, le sentencia. Descubre entonces Armando, de golpe, su minusvalía emocional: un paria en la tierra de los afectos. Ha de salir y abrirse al mundo. A un mundo que, por temperamento, le es ancho y ajeno. Cómo superar su desconcierto, cómo sobrellevar esa zozobra, cómo suturar la herida… Cómo aprender a re-armarse como persona. En las asombrosas peripecias humorísticas, librescas y sentimentales que le suceden, en ese cúmulo de emocionantes encuentros y desencuentros… ¿hallará siquiera a medias Armando su lugar al sol?
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miércoles, 21 de octubre de 2015

El mayor secreto de Ana Pastor

   


   Mientras Margallo corneaba y Montoro galleaba, Ana Pastor en silencio trabajaba y trabajaba, mientras Soraya con Motos bailoteaba, Ana Pastor con discreción resolvía, mientras Cospedal en La Mancha y en el Partido demasiado apretaba, Ana Pastor con sobriedad su parcela sí abarcaba, mientras Jorge Fernández con Rato ratoneaba, Ana Pastor con eficacia en lo suyo se desempeñaba, mientras su antecesor José Blanco dormía y con su primo gasolineaba, con limpieza y criterio Ana Pastor oficiaba, mientras Aznar con retorcido colmillo censuraba, con profunda lealtad Ana Pastor ejercía, mientras Gallardón de lo lindo faraoneaba, sin dos de pecho ni plumas Ana Pastor gestionaba…  En fin que, entre tanto Ego Inflamado, -y abrasado- en la hoguera de las vanidades que a menudo la Política es, de entre todos los ministros de largo nos quedamos con la ya dilatada y ejemplar ejecutoria pública de Ana Pastor, con su laboriosidad, con su humildad y buen hacer, con su discreción, con su eficiencia y con su austeridad, con su actitud y con su aptitud, notables, en las responsabilidades que le fueron encomendadas, libre y limpia de toda sospecha de corrupción, y todas estas capitales cualidades suyas son en realidad su mejor secreto, pues de reservada y prudente que ella es, apenas nadie las conoce, vacío éste que en Política resulta letal, y que éste anónimo bloguero quería hoy, aunque fuera con su mínimo eco, en algo enmendar.  





   Y estoy convencido también de que, si te gusta escribir, aunque sea sin mayores pretensiones, mis HISTORIAS DE UN BOBO CON ÍNFULAS te servirán de inspiración y te aportarán ideas, modelos, motivos, recursos  y maneras concretas para que también tú –o a quien pudieras regalarle mi obra- te atrevas a emprender la aventura de escribir un libro.
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