Vistas de página en total

miércoles, 16 de marzo de 2011

Fukushima, mon amour

    
    
    Veo a Fernando, mi hijo, con sus quince años a cuestas, seguir en vilo las terribles noticias del maremoto japonés. Le veo resoplar, cabecear a un lado y a otro, abrir, con gesto que pidiera clemencia a unos dioses invisibles, los brazos una y otra vez. La tragedia del Japón le ha tocado –y en la manera en que a su edad pueden esas cosas hacerlo- especialmente: el manga, su amiga japonesófila, que no vive en Madrid, que es quien le ha preciosamente irradiado, creo yo, esa afición por lo japonés, las cuatro palabras en ese idioma que se ha machacado ante el espejo. Quizás por vez primera de forma consciente quiere saber él cosas del mundo. Me contó que le habían contado a él que es el Japón un país que ama la limpieza, que las calles niponas lucen impolutas. A él, que es un desastre con patas, eso le gustó. Vaya hombre, pensé yo, tócate los torrentes.
      Cada vez que escucha él que son los japoneses gente laboriosa y aplicada, y que por espeluznante que sea la hecatombe que ahora sobre ellos se abate, sabrán ellos levantarse de nuevo, que ya lo hicieron tras Hiroshima y que lo volverán a hacer… yergue él los hombros, investido de un súbito orgullo que sintiera él como propio… para volver a hundirlos con la difusión de las nuevas más y más aterradoras… jooder, jooder… es que es mucho, exclama por lo bajini. No sé muy bien qué decirle en esos momentos en los que está conmigo mi hijo. Creo que soterradamente envidio un poco a mío figlio, todo ese candor perdido.
    
     Buscando adrede bajarle un poco esa fiebre, conocedor como es uno de que, punto primero, la vagancia congénita es también nocivísima contaminación que sufren los adolescentes del hoy en el mundo desarrollado, y, punto dos, que  Fer es adolescente in Madrid, ergo Fer es un redomado… eso, delante de unas imágenes de destrucción que de irreales que eran en su dimensión descomunal parecían tener la textura misma de una pesadilla o de una película moderna,  de sopetón le interrogué: “A ver, Fernando, ¿te irías ahora mismo a Japón a ayudarles a levantar esas montañas de estropicios y de bienes destrozados?”. Entonces Fernando me miró con ojos que echaban chispas de amianto: “Pues claro. Ahora mismo”. Touché, me dije para mí.  Nos quedamos luego los dos en silencio, hipnotizados por aquellas imágenes delirantes.
    
     Pensé luego en las cincuenta personas que contra algo más que viento y marea pelean en las fauces horribles de la central de Fukushima. Me acordé de algo más: según las estadísticas que proporciona blogger –ve tu, Lady Gaga, que las entiendes, a saber qué pueda haber en las mismas de verdad- tiene este diminuto blog, esta mísera covacha, UN visitante japonés. ¿Por qué deseé entonces que habría de ser ese lector una muy dulce japonesita?  Me odié al instante por ello. Recé entonces por los cincuentaiuno. Mentalmente, aunque para nada sirva, como si fuera yo un Paulo Coelho del fracaso, sólo alcancé al final a decirles: os amo.    
           

13 comentarios:

Winnie dijo...

Fuerza para JApón porque la verdad es una pasada lo que ha ocurrido. Ah ¡buena respuesta la de tuhijo! Besos

César dijo...

Joooder, joooderrr....es que es mucho...

Juan Carlos dijo...

Sí señor. 50 héroes haciendo su trabajo; parar la reacción nuclear y enfriar un reactor para evitar la dispersión de radiactividad al medio ambiente. No creo que sean de la generación NiNi, me da a mi.
Salu2

Javir dijo...

Ya son 180 los valientes. Pero, con todo, a mi lo que más me desconcierta, viviendo en el país que vivo, son los casi 130 millones de japoneses que ni se cuelan por el arcén para llegar antes a la gasolinera, ni rompen las cristaleras de sus mercadonas para acaparar comida, ni revientan los escaparates de nuestros zaras para robar ropa.
Imagino, amigo del Pozo, que eso es lo que más impresiona a tu hijo Fernando. Al menos, es lo que más me impresiona a mi.

Un abrazo

Noumenadas dijo...

Fabuloso este escrito-homenaje tuyo. Desde la implacable remembranza a Alain Resnais (una de mis predilecciones cinéfilas) hasta el enfoque familiar entrañable tan atinado y paradigmático. Me sumo a esa nostalgia rabiosamente energética y fulgurante de los cincuentaiuno. Un cordial saludo.

Ce. dijo...

Las imágenes que nos llegan son realmente terribles, no se puede creer la fuerza de la naturaleza.
En mi blog he posteado un vídeo muy lindo de los japoneses agradeciendo nuestro apoyo y oraciones :)
Un abrazo,
Ce.

LaCuarent dijo...

Se levantarán, pero ¡coñe basta ya!, o es que aún lo van a golpear más...
Mil grullas por Japón

Saludos caballero

candela dijo...

Dicen que en Tokio no hay alimentos, pobre gente.

Lo que es admirable es la disciplina y el civismo que están demostrando, y no se, es que faltan palabras.

Me ha gustado mucho tu post.

Ángeles Hernández dijo...

No tenía yo especial cariño a los japoneses -lo que es la ignorancia- hasta que hace unos meses lei con deleite la novela de Clavell James "Shogum".
Descubrí una civiliazación y a un pueblo cuyos valores me atrajeron y sorprendieron. Así se me abrió una puerta y empecé a sentirlos y mirarlos de otra manera.

Hoy sintonizo con tu delicioso post, JA y contigo rezo por los generosos cincuentaiuno y por todos los demás que anteponen el bien común al terrible individualismo occidental.

Bien por ellos y que lo consigan.

comosiempre un abrazo de Á.

que dificil la vida sin ti dijo...

Admirado José Antonio:

Mi más entusiasta felicitación por tu parafraseado título del post.
Indica un instinto literario y periodístico sensacional.
El resto de la entrada también.
Tienes un crío fenomenal, de tal palo...
Un fuerte abrazo con la esperanza de la nominación de presidenta de tu Club de Fans
Asun

Terly (Juan José Romero Montesino-Espartero) dijo...

Tras una obligada ausencia de mi blog y mis amistades blogueras, de nuevo en casa, vengo a saludarte y agradecerte el afectuoso comentario que dejaste en mi soneto "Los Poetas"
Con mucha labor acumulada, intento ir poniéndome poco a poco al día con mis amigos.
De momento, te dejo un abrazo.

Myriam dijo...

Como que Fernando la tiene reclara, con sus 15 años ¡¡La que te espera!!. jejejeje yo ya la pasé y sobreviví como decía un conocido psicoanalista: "sin morirme ni vengarme". Ahora disfruto a las nietas mellizas y ella tiene, además a su vikingo danés, me adorado yerno.

Un abrazo

José Antonio del Pozo dijo...

-Winnie:fuerza, sí. Besos
-Cesar: mucho es, sí
-Juan Carlos: qué tíos, es verdad, saludos
-Javir: es impresionante lo que señalas. Un abrazo
-Juante: muchas gracias, ojalá lo consigan. Un saludo
-Ce: la naturaleza desatada, sí. Otro para tí. Bienvenida
-40añeras: mil grullas por ellos
-Candl: es anonadante, cierto. Me alegro que te gustara
-Ángeles: gracias por aportarme una referencia que no conocía, "Shogum", ojalá lo consigan; otroabrazoparaticomosiempre
-Asun: muchas gracias de verdad, es reconfortante tu aliento, eres muy amable
-Terly: saludado seas tú también, amigo
-Myriam:¿ya la pasaste? jó, qué envidia. Y encima un vikingo in the family, serás suertuda. Otro