domingo, 22 de abril de 2012

Radiografía del jaque al Rey Juan Carlos


      
    Yo tenía una granja en África, decía Meryl Streep en la peli basada en el famoso libro de Karen Blixen. Yo tenía una Corina en África, vino a decir, todo aflicción, el Rey Juan Carlos el otro día. Tenía una Corina… y ahora tengo la cadera rota, se leía en su apesadumbrado mirar. Claro, el que coincidiera esa “pasada” real en la fecha misma de la conmemoración de la II República, tan cara al imaginario del PSOE zetapeico, sobre el alud añadido de los graves escándalos que de un tiempo a esta parte se precipitan sin descanso sobre la Familia Real, era una ocasión que ni soñada para que Izquierda Unida, como lo hizo, entrara en tromba a reclamar la liquidación de la Monarquía.
     Quien tenía entonces ya un problema, además de la Corona, era el PSOE, partido genuinamente republicano que ha aceptado con gusto el juancarlismo a condición de tener al mismo Rey de España como rehén a su servicio desde tiempo inmemorial. A la llegada de Zapatero al poder, por si acaso existía duda alguna de ello, para con plena nitidez patentizarlo, el mismo Rey se deshizo en público con un insólito elogio tan exagerado del entonces incógnito presidente, que si en ese momento pareció casi obsceno, recordado hoy y visto lo visto resulta más cómico incluso que el ojo morado que hace poco también el Monarca luciera: “Él sabe muy bien hacia qué dirección va, y por qué y para qué hace las cosas. Tiene convicciones. Es un ser humano íntegro”. Nada menos que eso dijo de Zapatero, a lo que el aludido contestó sin entregarse a esas flores reales y muy ladinamente que es que el Rey Juan Carlos es un rey… “muy republicano” (¡).  
      Tras la africana “garganta profunda” de Corina, más la escandalera del Nóos en su cénit yen el contexto de una crisis económica angustiosa, como digo, el Rey y el PSOE tenían un problema. Ya hemos visto lo ocurrido: el Partido Popular se adelantó, gratis et amore, as usual, y también porque comprende, como buena parte de la Derecha española, que la instauración de la República sólo introduciría una mayor y más nociva radicalización de la vida política, en la cerrada defensa de la figura Real. Izquierda Unida pasó al ataque, haciendo casi Causa esencial de ello, con muy radicales críticas al monárquico Sistema, compatibles luego, pese a tanta inmaculada protesta de integridad, con la participación en el mismo, como en Andalucía acaba de verse. Pero fue el PSOE, mientras los reivindicativos Sindicatos guardaban un espectacular silencio,  el que desplegó sus peones para dictarle al Rey lo que debía hacer, si quería seguir contando con su apoyo.  
   El secretario de los socialistas madrileños, Tomás Gómez, señaló por su cuenta al Rey el camino de la abdicación. Peces Barba y Patxi López, principal apoyo territorial de Rubalcaba éste, más comedidos, reclamaron al Rey que se disculpara, como si no fuera esta práctica exigible más que a nadie a su partido. Pero fue la portavoz parlamentaria la que en oficial rueda de prensa explicitó el diktat socialista: “Mi partido entiende y comprende el comprensible malestar e indignación de la sociedad ante el viaje del Rey a África”.  Subrayó Soraya Ro que “Don Juan Carlos es conocedor de esta situación y que además está siguiendo de forma directa todo lo relativo a su viaje, por lo que el PSOE espera que la Casa del Rey o el propio Monarca se dirijan a la sociedad y diga algo al respecto”. Insistió Soraya Ro  en que “posiblemente Don Juan Carlos realizará alguna declaración respecto de esta situación”. Ningún ministro del gobierno popular usó ese tono conminatorio, propio sólo en alguien que se auto-otorga la condición de Portavoz e Inductor -casi celador- de la conducta del Monarca.
    El mismo Rubalcaba, abundando en la idea, añadió, antes de que el Rey entonara su sorprendente mea culpa, que confiaba “en poder hablar con su Majestad y decirle lo que pienso. Créame, se lo voy a decir y me va a escuchar… Tengo una relación con el Rey muy fluida y lo que tenga que hablar con él lo voy a hablar con claridad, no me da ningún susto. El Rey es una persona muy comprensiva, sabe escuchar y sabe distinguir cuando hace una cosa bien o mal”. Por eso aún en el peor momento en respaldo popular de su historia proclamaba a las claras Maese Rubalcaba en su Congreso que no es que sean ellos necesarios, que es que son IMPRESCINDIBLES. El Rey irá del todo desnudo, cuando lo diga el PSOE.
     Vino luego la extraordinaria puesta en escena sentimental del mismo Rey, como todo un tigre traviesote al que hubieran sorprendido avizorándole el zambombo a la Corina Sayn-Wittgenstein de nuestras particulares Memorias de África y pasó el jaque a mayor gloria… por el momento.   


Post/post: gracias a Juan Risueño, a Portal de mis Desvelos, a Kayla, a Zorrete Robert, a Xad Mar, a Mónica, a NVBallesteros por enriquecer ayer el puchero de este blog con sus palabras. GRACIAS.
  
    
         
   

10 comentarios:

  1. El pecado del Rey: No haber sabido retirarse a tiepo y haber consentido los desmanes "progre-nacionalistas"... Todo lo demás es una chiquillada que jamás debería haber salido a la luz

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  2. Para mi lo inexcusable es ser un mujeriego que las pasea por la alfombra roja oficial... y mientras tanto la prensa, toda la prensa a silenciado que el jefe de estado es un pichi inquieto.

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  3. Mi película favorita, de tosdas formas, ultimamente nadie como la monarquía está haciendo más por el advenimiento de la república
    Un abrazo

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  4. Maravillosa Memorias de Africa....
    Desafortunadisima nuestra monarquia de un tiempo a esta parte...
    Besos

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  5. prefiero mil veces a SM que a todos los progres

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  6. El Rey está ya tardando en abdicar en Felipe. Ya ha pasado el tiempo de hacerlo decorosamente y todo el tiempo que pase intentando afianzarse al trono es dejar, cada vez en peor lugar, a la Corona. España precisa la intitución monárquica para no autofagocitarse, pero ésta está demostrando, en manos de Juancar, estar dando bandazos a cada cual más peligrosos, con lo que sucialistas y cumunistas están disfrutando de lo lindo.

    Abdicación o muerte, majestad, no queda de otra.

    Un saludazo.

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  7. Versión 2.0 del comentario primero:

    Retrato certero
    Del regio gesto.
    Pero, empero,
    Todavía espero,
    –Y ya desespero–
    Que otros sin cetro,
    Con rostro pétreo,
    Pidan siguiendo 
    Tan real ejemplo
    Perdón al pueblo.

    FugisaludoS, compañero.

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