Las calles nevadas
Las calles nevadas
El otro día en El Mundo decía Jonás Trueba, el hijo de Fernando Trueba, cineasta y escritor, que “con tanta epidérmica distracción continua alrededor, LEER HOY UN LIBRO se ha convertido en un acto revolucionario”. Excepcional quería decir, creo, aunque lo de revolucionario suena más… comercial hoy también. Imagínate, si así se duelen los escritores con posibles, qué va a ser de nosotros, los escritores imposibles, es decir, los escritores sin Padrinos, sin Nombre, sin Contactos. Coincido por lo demás con Jonás, si bien yo, menos revolucionario que él, preferiría decir que, en medio de tanta distracción audiovisual, de tanta pantalla o Ballena omnívora, parar cada día el mundo treinta minutos y ponerte cómodo a leer un libro es un acto SUSTANCIAL, que te hace más sustancial.
Para saber por dónde va la sociedad no queda otra que, de pascuas a ramos, asomarse a la Telebasura, porque es el discurso dominante y porque ha cambiado, para mal, las sociedades hasta el punto de caracterizarlas. Para criticarla con fundamento, claro. Por eso no vale decir, “es que yo no pierdo el tiempo con la telebasura”, pues en ignorar su radical nocividad para la suerte de la sociedad estriba su principal éxito. Y a los muy pagados directivos televisivos que la dan cuartelillo, a quienes en general con ella se lucran, debería como mínimo llegarles nuestra repulsa, y que no tuvieran la conciencia tan tranquila cuando tan orondos y lirondos recogen los premios que se dan a sí mismos y a los patéticos “doce meses, doce causas” que a modo de tapadera enarbolan. No vale decir que son empresas privadas y que pueden hacer lo que les dé “la gana” -terminología odiosa esta donde las haya tan de moda, qué pueril razón le añaden a algo las “ganas”-. Son medios de comunicación social y tienen una responsabilidad social, igual que la tiene el tendero de la esquina, que en general la demuestra, y mucho más que ellos.
Increíble cómo nos persigue la Publicidad
Increíble cómo nos ignoran las personas que nos interesan
Ayer te vi, bandolera mía. Pasé
pantalla… y ni por esas desapareciste. Permanecías.
Al subir hoy la persiana con ligero fastidio descubrí, oh, maldita desilusión, mi mesilla recubierta por una capa de polvo… acaso como el mío corazón. Tras un instante de tristeza, entonces… sobre la empolvada mesilla con el índice escribí TU NOMBRE, y, bajo mi dedo escritor, hale hop, ah, bendita ilusión, la mesilla se hizo playa y el polvo me se hizo, faltaría plus, polvo enamorado. Y luego no lo borré, claro. Y durante todo este extraño febrero no hará falta ya hacer nada más, pues reinará también sin par tu calorcito sobre mi mesilla.
Cuando el grajo vuela alto... es que está ENAMORADO hasta las trancas. Y el grajo se sueña entonces paloma, equivocada o no, y planea, y hace planes con, por, según, tras y hacia Ella, y por todas las alturas va y canturrea como jubiloso contralto.
Hmmmm, dorado jabón... aún hueles a mi radiante tía Julia cuando, en los veranos, de niño me lavaba de arriba abajo todo el cuerpo en aquel barreño azul del pueblo.
Hay un relato de Carver, sin alma,
como casi todos los suyos, (pues el dirty realism refleja, hasta acabar
proponiendo, unos modelos humanos grises y planos hasta decir basta) en el que
cuenta, sin ninguna emoción, una episódica relación adúltera. El detalle, a mi
juicio potente, del mismo está en que la mujer tiene en su casa un gato, que
por allí ronronea y trastea, testigo mudo del casi sórdido -por rutinario, por
frío, por soso- forcejeo de los cuerpos. Bueno, pues llega el tío, mira al
gato, y sin protesta ni comentario alguno de la mujer aquella, va y lo encierra
en el cuarto de baño antes de proceder a la triste coyunda. No pasa nada más -o
al menos no lo recuerdo yo ahora, porque el dirty realismo va de eso, de esa
desolación aplanada en la que nunca pasa nada salvo la insoportable grisura de
sus "héroes"-, pero el “toque
Carver” del gato encerrado -pobre gato castigado, tristón y azulón en aquel wc
confinado, mientras al lado bufan un poco los otros dos- no deja de cargar de
tensión, e involuntariamente de mil expresivas resonancias, a la vez poéticas y
prosaicas, la cosa.
#LeerLeerLeerEsUnGranPlacer Ahora que no podemos
salir tanto, es un buen momento para aprovechar y leer buenos libros. Yo,
escritor sin Nombre, sin Padrino, sin Contactos, los tengo buenos, bonitos y
divertidos. SOY ESCRITOR. 111 ROSAS, HUMOR, EROTISMO,
AVENTURAS, SENTIMIENTOS, 301 pgs, 10 E, envío incluido. TE REIRÁS. TE DARÁ QUE
PENSAR. TE EMOCIONARÁ. Contáctame.
ARGUMENTO: Un cincuentón, un poco a la deriva en el
nuevo orden amoroso, buscando su lugar al sol: Ironía siempre, belleza y caos,
ilusiones y ternura, risas y lágrimas, amores y traiciones... la VIDA a
chorros, a corros, a morros.
Bueno, a Yulio, y a tutti quanti presumen de haberse acostado con no sé cuántas miles de mujeres, o de hombres, a quienes trataríamos de convencerles, acaso en vano, de la primacía también en este negociado de lo CUALITATIVO sobre lo cuantitativo. Es perfectamente posible que habiendo estado enamorado SOLAMENTE UNA VEZ en ese bolero que a menudo la vida es, más aún, que habiendo hecho el amor solamente en UNA ocasión a lo largo de toda una existencia, a condición de que durante la misma la intensidad del sentir haya involucrado la radicalidad plena del ser, se haya entonces experimentado, disfrutado y conocido más y mejor el sentimiento AMOROSO que en una abundantísima promiscuidad superficial de la que nada queda. De ahí la apócrifa anécdota de aquella pareja de la “gauche divine” barcelonesa que, a la vuelta de los tiempos de los folletones, decíanse perplejos la otra al uno y el uno a la otra: “oye, tú y yo… ¿llegamos a acostarnos?”.
En día como hoy hace 185 años nacía en Sevilla Gustavo Adolfo Bécquer, ese escritor. Sus Rimas, únicas, sus Leyendas, su obra periodística también, el depurado e incomparable romanticismo de su escritura. Sigue latente y latiente entre nosotros su obra. ¿Leen los jóvenes de hoy a Bécquer? ¿Le guarda esta Sociedad de la Telebasura la debida memoria viva a su mérito? Fue su imagen el mío avatar en estas redes durante mucho tiempo. Mis ROSAS sueñan ser sus golondrinas. Bueno, yo soy muy debécquer... porque el mundo me ha hecho así...
La Universidad de Granada patrocinó
un taller así titulado, ODIO SAN VALENTÍN. Se trataba de romper los mitos
asociados al amor romántico, pues “llevan a muchas personas a mantener
conductas de dependencia que les producen dependencia, frustración e inseguridad
emocional”. Sorprende, en una universidad, el sensacionalista título del Taller,
calculado para atraer la atención, y revelar de paso que es el puro ODIO la
pulsión dominante hoy sobre el escenario social. ¿No sería más propio que una
universidad invitase a PENSAR San Valentín? Vemos cómo los registros de la Telebasura
son los que colonizan con su mugre congénita hasta las instancias del Saber.
¿Qué medios hablarían hoy de un taller titulado REIVINDICACIÓN DEL AMOR ROMÁNTICO?
Por supuesto que es discutible la hortera iconografía de que a menudo se ha
rodeado el día de San Valentín, como reclamo de galanterías postizas para
negocio de los Grandes Almacenes. Claro que la idealización extrema del Amor
–como de todos los sentimientos intensos- puede llevar a conductas de dependencia.
Pero si lo que se quiere es encarar los cada vez más frecuentes casos de letal
dependencia emocional habrá que desentrañar el prestigio de la Telebasura y los
bajunos registros de lo porno en los que bebe. En ese contexto real, ese ODIO
sarraceno a San Valentín sólo parecen lanzadas a moro muerto. ¿El amor romántico, ese mágico elixir que nos
hace olvidar la vida gris, ese ideal que blandieron ya griegos y romanos
clásicos, los trovadores, Dante y Petrarca, Stendhal y Cervantes, Shakespeare y
Quevedo, Bécquer y Espronceda, Neruda y García Márquez, lleva a patológicas
conductas? ¿No llevan más a ello los realities y la pornografía? Hoy a Pedro
Salinas, por decirte alguien, no lo lee ni Blas, pero las MORBOSAS dependencias
corporales de las Sombras de Grey hasta el apuntador las conoce. Vaya
Universidad.
#LeerLeerLeerEsUnGranPlacer Ahora que no podemos
salir tanto, es un buen momento para aprovechar y leer buenos libros. Yo,
escritor sin Nombre, sin Padrino, sin Contactos, los tengo buenos, bonitos y
divertidos. SOY ESCRITOR. 111 ROSAS, HUMOR, EROTISMO,
AVENTURAS, SENTIMIENTOS, 301 pgs, 10 E, envío incluido. TE REIRÁS. TE DARÁ QUE
PENSAR. TE EMOCIONARÁ. Contáctame.
ARGUMENTO: Un cincuentón, un poco a la deriva en el
nuevo orden amoroso, buscando su lugar al sol: Ironía siempre, belleza y caos,
ilusiones y ternura, risas y lágrimas, amores y traiciones... la VIDA a
chorros, a corros, a morros.
Quizás sea hoy el día menos indicado del año para hablar de Amor, lo sé, eppur si muove... Somos cada uno, a poco que lo pensemos, partículas infinitesimales extraviadas en la inmensidad de un Universo interminable y en continua expansión además, que podría en un parpadeo engullirnos porque sí. Sólo somos motitas de polvo en el tan gigantesco como infinito berenjenal cósmico que nos circunda. Nos anonada a menudo esto, nuestra ridícula pequeñez en el Espacio y en el Tiempo, en medio nosotros de toda esta inacabable desmesura. Qué extraño entonces el que, cuando andamos ENAMORADOS de alguien –otro puntito inane, poco más o menos como nosotros-, del todo se inviertan y trastoquen las magnitudes: el sólo rostro de ese alguien nos parece entonces el Mundo entero. Y el resto del Universo se nos antoja ya una pulga insignificante que no puede hacernos nada. Ah, somos entonces gigantes inmortales a lomos del Amor.
Los guapos no se enamoran: se ven, se olfatean, despliegan el consabido ritual de su natural poderío … y se reconocen miembros de una especie superior. Punto. El enamorarse es privilegio de los feúchos: se descubren, se crean, se inventan el uno al otro, se invisten en el corazón y en el cerebro de una hermosura que sólo ellos pueden ver.
¡Claro! Fue el tiempo que pasaste con tu rosa (con mis Rosas, que son tuyas, digo yo) lo que la (las) hizo tan importante (s). Lo que me hizo un poco importante, reitero yo. Fuiste tú, al aceptar y apreciar mis ROSAS, quien me hizo Principito. Más la ilusión puesta en que cada una de las 111 mías valga lo que una rosa real, esa gesta que cada rosa en sí misma canta. Dime entonces tu nombre y, a lo Duncan Dhu, te haré yo Principita de un jardín de rosas. Confía en mí. Dame una oportunidad.
Hace unos días, H, buena lectora, y
por tanto, pese a no habernos visto jamás, amiga mía así, esto tan bonito a
propósito de mis 111 ROSAS tuvo a
bien escribirme en mi Muro: “Felicidades, José… ¿Sabes? Me río a veces
con tu libro… Las expresiones, los momentos cachondos que te traes entre
manos... Una pasada”.
Y M, que tiene mis tres obras, a
quien tampoco tengo el gusto de conocer en persona y sin embargo aprecio mucho,
también hace muy poco esto en mi Muro me puso… “Si algo le tengo que agradecer a
éste medio-confinamiento es poder releerte”.
¿No es verdaderamente precioso? ¡Bien
por ellas! Gracias, H, gracias, M. Celebro inmensamente que mis 111 ROSAS os hayan encantado, y os
agradezco de veras estas palabras tan bonitas que me habéis dedicado. Sin
vuestra generosidad, sin vuestra sensibilidad, sin vuestra afición a la
lectura, hubiera sido imposible, claro. GRACIAS.
#LeerLeerLeerEsUnGranPlacer Ahora que no podemos
salir tanto, es un buen momento para aprovechar y leer buenos libros. Yo,
escritor sin Nombre, sin Padrino, sin Contactos, los tengo buenos, bonitos y
divertidos. SOY ESCRITOR. 111 ROSAS, HUMOR, EROTISMO,
AVENTURAS, SENTIMIENTOS, 301 pgs, 10 E, envío incluido. TE REIRÁS. TE DARÁ QUE
PENSAR. TE EMOCIONARÁ. Contáctame.
ARGUMENTO: Un cincuentón, un poco a la deriva en el
nuevo orden amoroso, buscando su lugar al sol: Ironía siempre, belleza y caos,
ilusiones y ternura, risas y lágrimas, amores y traiciones... la VIDA a
chorros, a corros, a morros.
Yo… he visto cosas que vosotros no creeríais: PERSONAS que todavía regalan y se regalan libros/libros... PEOR AÚN... He visto PERSONAS que... en pleno febrero, para Enamorados, durante cualquier mes del año incluso, regalan o se regalan LIBROS de escritores sin Nombre. Cada uno de esos momentos brillará en un Tiempo mejor… como Rosas en el Desierto.
El protagonista de mis 111 ROSAS, con mucho de alma sensible en pena, allá que se embarca hacia el País de las Rebajas. Y encuentra... hmmm, lo que se encuentra. So wonderful…
Porque en el mismo se habla mucho de amor, de los amores, del tumultuoso alboroto de los corazones. Porque yo no quiero una subvención, sólo quiero tu aliento. Porque tampoco, si me lees, pido tanto. Y porque, gracias a la literatura, la belleza no nos resulta indiferente.
En tanto que escritor de libros sin Nombre, sin Padrino y sin Contactos, una cosa tengo bien clara, clarísima y cristalina: sólo llegaré, como escritor, hasta donde mis lectores quieran, es decir, hasta donde quienes DE VERDAD me valoran y estiman, quieran. Sólo seguiré escribiendo si ellos, en un número mínimo pero suficiente, me apoyan. Yo sí que, te lo aseguro, lector/a, sin ti no soy nada. Así es que NECESITO, lector/a, además de tu ME GUSTA, tu SÍ LO QUIERO a mis 111 ROSAS… O todo mi trabajo habrá sido, es y será en vano… Sinceramente creo que para lo que doy, si de verdad me valoras y estimas, no es mucho lo que pido. Y estoy bien seguro, además, de que te gustará, y de que te alegrará tenerlo entre tus manos primero, en tu estantería después, entre tus manos de nuevo tiempo después, estoy seguro.
Aún quedan, por Fortuna, aunque en minoría decreciente, como lunas tristes, casi como especie a extinguir necesitada de compasión entre el alud de entretenimientos visuales que poco exigen del receptor excepto exponerse ante ellos, lo que quieras, pero todavía quedan PERSONAS que vibran, que se estremecen, que suspiran, que reflexionan CON UN LIBRO ENTRE LAS MANOS. De ellos me siento cómplice, de ellos me siento afín, con ellos me iría al fin del mundo, esto es, al fin de los libros.