Si las redes no mueven a las personas a leer buenos libros, es que son sólo ruido y furia, es que no valen para nada, si es que no sirven al Mal, a la burricie y a la molicie generales.
Si las redes no mueven a las personas a leer buenos libros, es que son sólo ruido y furia, es que no valen para nada, si es que no sirven al Mal, a la burricie y a la molicie generales.
No hace falta recordar a los amigos, a quienes te siguen y valoran, que un buen LIBRO es siempre, quizás ahora más que nunca, el mejor regalo que se pueda imaginar. Sin ir más lejos, el mío, que es, además de bueno, bonito y lo otro, muy divertido. La cultura, los libros, la lectura reposada, son la mejor palanca para el afinamiento de la sensibilidad, el medio ideal para ensanchar nuestros horizontes, el mejor remedio contra el embrutecimiento al que naturalmente tendemos.
Al Blogger de la Alegría
¿La obra? ¿Quemarte en tu oscura covacha los ojos, romperte los cuernos a leer y a estudiar, y a practicar, para repensar y escribir cada día más y mejor, para mejorar tu libro? No. La pelea del escritor pasa hoy sobre todo por hacerse contactos en el mundillo literario, por asomar el jeto a las teles como sea, por componerse una fachada estrafalaria y quedona, por fabricar en las redes escándalos altisonantes, por manifestarse calculadamente básico y ramplón ante la tropa. La obra, el libro en cuestión, es hoy lo de menos. Help.
Mes que de hermosura a ti te cubre
no es cualquiera
es … Octubre.
(¿Te perdiste mi texto de ayer? Yo que
tú no lo haría, friend).
SOY ESCRITOR. #LeerLeerLeerEsUnGranPlacer Siempre es
buen momento para aprovechar y leer buenos libros. 111 ROSAS, HUMOR,
AVENTURAS COTIDIANAS, SENTIMIENTOS A RAUDALES, 301 pgs, 10 E, envío incluido. Contáctame
aquí o en mi correo, josemp1961@yahoo.es Lo envío yo, personalmente dedicado para ti. TE REIRÁS. TE DARÁ QUE PENSAR. TE EMOCIONARÁ.
ARGUMENTO: La vida se nos ofrece a menudo
maravillosa. La vida muchas veces nos resulta también odiosa. La vida es
siempre AGRIDULCE. Eso es lo que he querido yo reflejar y recrear a través de
111 BUENAS HISTORIAS –bajo el hilo conductor de un ingenuo soñador y a la
deriva en el nuevo orden amoroso- en mis 111 ROSAS.
Reza así su ley:
The life, es verdad, tiene algo de partida de cartas. Hemos de jugarla con las que nos encontramos al nacer, con las que –prohibidas las trampas- nos podemos conseguir luego, en fin, con las que en un momento dado contamos. Mientras vamos creciendo -sólo que no te das cuenta- todo es robarle cartas a la baraja entera de la Vida, incrementar así nuestras opciones –potencias del Ser-, el abanico enorme de los naipes entre las manos, poder barajar estas entre sí también, a veces cantar y todo. Te llevas la pinta. Cantas las veinte, las cuarenta. Eso es ya añadirle ARTE al juego. Hasta ese otro momento, claro, en que notas que es la Vida –que es también Muerte- la que poco a poco, tic, tac, tic, tac, lenta pero inexorablemente, quien te va ya desplumando. Quizás a cambio juegues esas pocas cartas con mayor intensidad en esos contados instantes. En el transcurso de esa Partida que es la vida aprendes, yo creo, que es mucho más difícil CREAR que DESTRUIR. Mira, si no, lo que cuesta elevar –incluso el más sencillo- un CASTILLO DE NAIPES, acabada imagen esta de la esencial fragilidad en que consiste siempre toda vida humana, toda, también la de quienes creen poseer el mazo entero. DESTRUIR, en cambio, está “chupao”: basta un soplido, ¡fuff!... y la quimera queda en nada. Todo perdido por el suelo. The life, pues, viene a ser una partida que siempre se pierde. Vale. Pero oye, que nos quiten lo jugado. ¿Qué otra cosa podemos decir? (¿Yo con las cartas qué? Te las escribo).
Las buenas mujeres en otoño se acuestan ya más prontito, si puede ser al lado de un escritor sin Nombre, que sólo sabe tocarles al oído poemas d ´amour, qué pasa.
-¿Y entonces… te propuso sin más ni más allí mismo con él tener sexo?
Sí, me siento de verdad querido, valorado e impulsado como escritor y como persona por personas muy distintas, de muy diferente condición y circunstancia, a quienes ningún interés grosero me une. Con un denominador común en todos ellos: sensibilidad, gusto por los libros y generosidad. Muchas gracias de las de VERDAD a cada uno de ellos. Jamás olvidaré su aliento, sin conocerme en persona, a mis libros, Sé que donde mis ROSAS llegan, gustan. La PENA NEGRA que me atenaza es que necesitaría unos pocos más para poder seguir escribiendo libros. Sé que, para lo que pido, mi libro merece la pena. Es muy sencillo pedirlo y recibirlo. Gracias.
Si no consigo de ti, que me conoces, que aquí me sigues, que me lees, que muchas veces alientas con “megustas” y “meencantas” mi escritura, si no logro, digo, llevarte a mis 111 ROSAS y que me las pidas, dime entonces, Dios mío, cómo demonios voy a conseguir convencer a cientos de personas que no saben de mí nada.
Mi trabajo, mis ilusiones, lo mejor que tengo y lo mejor que soy, penden y dependen de algunas personas a las que les guste leer, leer libros... y que además me aprecien. Es así.
Pedí cita con el Director del Banco, el mismo a cuya Entidad cada mes religiosamente pago mi hipoteca. Me recibió en su pobre despacho con amabilidades de repertorio. Cuello duro y gemelos brillantosos. Pensaría que iba yo, zaleo por contraste, a pedirle un préstamo, a comprar acciones, yo qué sé. Enseguida me tuteó. Me armé de valor y le tuteé entonces yo también. Le solté un ejemplar de mis 111 ROSAS sobre la mesa, esa fue mi acción. Ojeó el libro y, balanceándolo entre las manos, lo calibró al peso, como experto en quilates. No me arredré, perito en rosas yo.
El músico, en do abatido, me dijo:
Hoy, amor, como siempre, el Planeta no hablaba de mí. Ni de ti.
SOY ESCRITOR. #LeerLeerLeerEsUnGranPlacer Siempre es
Estoy convencido también de que si, aunque sea sin mayores pretensiones, te gusta escribir, mis 111 ROSAS te servirán de inspiración y te aportarán ideas, modelos, motivos, recursos y maneras concretas para que también tú –o a quien pudieras REGALARLE mi obra- te atrevas y se atreva a emprender la aventura de escribir un libro. PÍDEMELO AQUÍ.
En virtud de qué absurdo silogismo, en razón de que desquiciada hemiplejia moral, si a la altura de 2021 proclamas ¡Gora Euskadi!, ¡Visca Catalunya!, ¡Puxa Asturies! o, qué se yo, ¡Viva Cartagena!, ipso facto sientas plaza de amante del Progreso y de bonísima persona, y si en cambio dices ¡Viva España!, como faccioso y sospechoso engendro automáticamente se te ve. Para mí decir ¡Viva España! es celebrar un notable legado histórico, con luces y sombras, como todos, y sobre todo ensalzar un excepcional destilado cultural, que incluye, entre otros, escritores, pintores y escultores sobresalientes y de talla UNIVERSAL, y cuya memoria y presente unidos me parece un Bien mantener. Qué hondos y perennes, y enraizados en el inconsciente colectivo han de ser los LAZOS AFECTIVOS que entre sí vinculan e implican a los españoles unos con otros, para que, de forma en apariencia milagrosa, sin apenas inmersión socializadora desde hace décadas como “españoles” en los mitos y rituales típicos de la “nacionalización” que cualquier Estado lleva a cabo, casi contra Todo pues, basta la simple intuición colectiva de lo que por encima de todo nos une: el hecho mismo de sentirnos españoles.
“Cuando termino de trabajar, me paso un buen tiempo sin leer guiones. Leo LIBROS, que son más enriquecedores” Daniel Day-Lewis, el último mohicano, el inmenso actor.
Lo apuntaba ya, siendo Noble y todo, el mismo Don Juan Manuel a propósito de su obra (El conde Lucanor) en el siglo XIV: “Ni siquiera aquellos que no la entiendan del todo bien dejarán de leerla… por las palabras seductoras y apuestas que contiene”. Las distancias salvadas, lo mismo digo yo de mis 111 ROSAS: No, no puede ser que en el siglo XXI, cuando el saber y la cultura son más accesibles que nunca a millones y millones de personas, haya menos gusto y deleite que entonces “por las palabras seductoras y apuestas”. Y en mis ROSAS las hay a mansalva, te lo juro.
¿Yo? Si yo me viera en el Congreso… de los Lectores de España sólo hablaría, sólo pediría la palabra... por ILUSIONES, Señorías. Por ilusiones, que SÍ se diga. A ver si me salen así, en este jardín de la alegría, los más bonitos lectores de España, vamos los dos en compañía, va.
Otra buena prueba de la regresión cultural que como sociedad experimentamos se halla en la frecuencia con que ahora muchos, con un puntito de chulería añadida a la burricie, ufanamente proclaman… “yo, a ver, es que no soy de leer libros, ¿entiendes?”. Esa desenvuelta incuria, ese bárbaro orgullo de la mugre, eran impensables no hace tanto. Los buenos libros son el depósito inequívoco de la cultura, del sentido y de la sensibilidad.
Guglear: poner el nombre de alguien, o el título de su libro, en el buscador google y ver qué sale)