El otro día escuchaba yo en la radio a una de las Grandes Comunicadoras DE-ESTE-PAÍS entrevistando a un anónimo viejete de pueblo. El señor, la verdad, con su gracejo natural, con su acento… serrano, sonaba a algo distinto y estaba en apariencia encandilando a la Divina: que si las ovejas churras tal, que si él ya sólo mirando a las nubes sabía no se qué, que si el campo en agraz estaba precioso, que sabía él silbarle a los mirlos para que se le posaran en el cogote, que había meses enteros que no cruzaba palabra con nadie, que si tenía un transistor para matar el tiempo, que si él no se había casado porque todas las veces que en serio lo había propuesto en ese mismo momento le había dado siempre la risa, y claro, las mozas nunca lo tomaban en serio, cosas así.
La Divina le escuchaba fascinada, aunque a la vez se notaba que exageraba un poco la fascinación esa, no sé, la cosa esa de la radio. En realidad, creo yo, contemplaba a aquel viejete, su graciosa cazurrería, un poco con curiosidad de entomólogo, como hacemos todos los urbanitas en casos así, sólo que, ya digo, con la nota subida que el guión de la radio al parecer exige. Aunque el viejo estaba un poco sordo –normal-, la Divina consiguió que a través del móvil –cómo consiguieron que el buen señor dispusiera y manejara el aparato no se nos reveló- le canturreara y todo unas joticas que recordaba él de su mocedad. Muy “entrañable” todo, diríamos.
En un momento dado, al hilo de un refrán de pueblo que con suma gracia el viejete le dejó caer –refrán que no era en modo alguno memorable, al menos yo ahora no lo recuerdo, aunque sí lo que luego vino-, la Divina no pudo ya más contenerse:"Eustaquio, es usted… un FILÓSOFO”. Al oírla pensé: bueno, cuando la sabiduría se le acabe a Guardiola, ya tiene el Barsa mánager fijo. Pero el viejo, al escuchar la divina flor, guardó un silencio radiofónico, tan memorable al menos como los de El Loco de la Colina, hasta que contestó: “… Quiá. Lo que soy yo es un… ¡CHARLATÁN! “
Se rió el viejete, se rió luego más alto la Diva, creo yo que nos reímos después cuantos escuchábamos la radio a todo lo largo del ancho mundo. Pensé luego en eso: políticos, escritores, comunicadores, intelectuales, cantautores, gurús, economistas, sociólogos, sexólogos, tertulianos, espiritualistas varios… ¡CHARLATANES todos!, tratando cada uno de ellos siempre de vendernos su particular moto de cada día, incapaces de reconocer lo que mejor saben de verdad: su verdadera ignorancia sobre lo que en realidad acontece y acontecerá alrededor nuestro.
¿Los blogueros, como yo mismo, charlatanes también? Of course, salvo que, con la gloriosa excepción de las celebrities, a la inmensa mayoría no nos lee ni nuestra madre, ni nosotros mismos, con lo que, por fuerza, el daño que podamos hacer ha de ser mínimo. La moto que podamos nosotros vender está ya antes de dar un paso, lo sabemos todos, averiada. Somos, creo yo, los anónimos blogueros como ese viejete campero de la radio, sólo que a nosotros la Divina ni nos roza. Sniff.
Si el vejete ha tenido la lucidez de definirse de tal manera no tengo dudas: es un filósofo!
ResponderEliminarLo que sucede es que a los filósofos sinceros, que se les entiende, se les concede menos valor.
Ya lo dice usted bien, todos hablamos un poco de oidas.
Además de filósofo, es inteligente. Se percató perfectamente de que la guapa le quería tomar el pelo. Me alegra que no lo consiguiera, aún hay gentes que saben lo que son.
Los filósofos no son charlatanes, pero los charlatanes suelen pseudofilosofar...y la divina, que no cree que le vayan a tomar el pelo, se lo cree (es la parte de la historia que más me gusta...tanta pedantería, la divina!!)
ResponderEliminarA los charlatanes hay que hacerles caso. Hablan mucho y muchas veces dicen algo.
ResponderEliminarDesde una óptica marxista, que todavía colea, los filósofos se han limitado a ser charlatanes, porque no han hecho más que interpretar el mundo, como ese viejete, cuando lo necesario es transformarlo. Es una opinión...
ResponderEliminarNo sé si todavía se enseña filosofía en institutos, ni si todavía existen institutos, pero en todo caso, y por desgracia, la filosofía tiene poco futuro en la era de la desinformación y la imbecilidad.
Estoy de acuerdo con D. César, D. José Antonio. La charlatana me temo que es la diva.
ResponderEliminarY no se desespere, bloguero, que aunque no todos los días participemos no dejamos por ello de leerle.
Sería bonito también, puestos en plan charlatán, saber quién es la diva charlatana en cuestión.
ResponderEliminarYo creo que puede ser la Gemi Progre.
A propósito de divinas charlatanas, me ha gustado mucho este artículo sobre una de ellas, que durante las fechas de la huelga general descalificaba a quienes criticábamos los lujos que se dan los sindicalistas. Leí el artículo de la susodicha en su día y me pareció impresentable.
ResponderEliminarLos lujos de Carmen Rigalt
Cesar: la verdad es que la gente pierde la dignité por salir en los media, como sea.
ResponderEliminarJavir: la divina picotea aquí y allá, le encanta
Neo:ya sabes lo de los ecos y las voces
Reinhard: transformar el mundo? sí, aunque con que no me transforme demasiado, ya me conformo
Churruca: gracias por sus ánimos
Aitor Mento: la Rigalt es un poco divina, sí
Gracias a todos