Sucedió también en Navidad. Era, claro, sólo una más de las miles de cenas de Navidad, dulce Navidad. Resulta bien curioso, porque desparramamos todos en estas fechas carretadas de buenísimos deseos, y durante esos días elevamos, un poco achispados por el decorado ambiental, grandiosas protestas, que digo de lealtad, de amor verdadero a nuestros congéneres en general, y no se diga ya a los más cercanos y reales de nuestros amigos. Diríase, vamos, que a punto estamos de comérnoslos sólo de pura fraternidad. Son… tan importantes nuestros amigos, sin duda són ellos lo más para nosotros, como de forma irrefutable demuestra el hecho de que lo apartemos todo para compartir con ellos una muy festiva francachela antes de que el año acabe, que sin duda servirá de cauce a la radiante expresión de la intimidad que nos aviene.
Reunía además supuestamente a la compartida cuchipanda que nos ocupa la devoción por la escritura. Si había abierto él un blog en el Intenné, como desde hacía un tiempo les había hecho saber a todos, aunque hasta ahora las muestras de aliento podría decirse que habían sido perfectamente descriptibles, quizás en el cenorrio de Navidad –que, verdad es, nada, en principio, salvo el mutuo afecto les obligaba a celebrar- le dijeran algo, aun cuando fuera ello el ponerlo a caldo. Al fin y al cabo, si eran tan amiguitos y jugaban juntos a aprendices de escribanos cabría esperar al menos un parecer, una alusión, jamás una ilusión, por Dios, que andamos todos ocupadísimos para seguir de cuando en cuando el blog de nuestros amigos.
Bueno, pues, celebróse la cena de la dulce Navidad y resultó… entrañable, por supuesto. ¿Cómo te va eso del blog? , fue lo más que alguien le limosneó, igual que se pregunta por un hijo tonto. Bien, bien, respondió él. Punto pelota, que se dice ahora mucho.
Le invadió luego, mientras conducía algo congelado hacia casa, una muy honda decepción, como la del Gabriel Conroy del Dublineses de Joyce, se dijo, por literaturizarse un poco, sólo que ahora no nevaba, con lo que la sima de la desilusión, heladora, apenas podía diluirse entre el paisaje. Conroy se había venido abajo también tras una cena de Navidad, cuando al arrimarse ebrio de deseo por los vapores de la fiestuki a su amada esposa, le confiesa ésta justo entonces haber vivido siempre irremisiblemente enamorada del recuerdo de un novio que ella tuvo y que había fallecido enfermo de tisis antes de conocerle a él. A él –hablamos ahora del aprendiz de escribano- sus amigos de carne y hueso lo que le habían confesado sólo unos minutos antes era el recuerdo de su indiferencia, justo cuando esperaba él de ellos un achuchón de aliento a lo que más de sí mismo estimaba. En nada me conocen, en nada me aprecian, nada significan las copas y las risas que no sea el vacío, caviló contra el parabrisas. ¿O era quizás el problema el tamaño de su Ego? ¿Habíase llegado él allí, como el Otro, acaso sólo para hablar de su blog?
Sí, hubiera quedado tan bien y tan poética en ese momento una abundantísima nevada precipitándose en derredor. Por allí, dulce Navidad, sólo veíanse a algunos borrachuzos meando de lado sobre el pedestal de una estatua.
No se acongoje, que hay dos opciones para el olvido:
ResponderEliminar1-Las copiosas libaciones de espirituosos licores embotaron la memoria de sus amistades, provocando un involuntario olvido.
2-La cochina envidia les impedía reconocer el talento del autor del blog y reconocer su éxito, que sería tanto como reconocer inferiores dotes literarias y posibles fracasos en parecidas empresas.
Que los Reyes Magos colmen sus deseos.
La próxima fiestuki, la celebra con nosotros, a gastos pagos,clarostá, y no solo hablaremos de su blog, sino que incluso hablaremos bien de su blog.
ResponderEliminarFelices reyes Magos , amigo.
Apoyo la moción de D. Neo.
ResponderEliminarY algo de la envidia que menciona D. Aspirante.
-Aspirante:gracias, amigo, por la doble sugerencia, más que de dotes, superiores o inferiores, es la sombra de la amistad la que se tambalea
ResponderEliminar-Neo: muchas gracias, de verdad. A uno le gusta que se hable de la vida, incluso de la que se destila en un blog; todavía hay mucho cantamañanas por ahí con el soniquete ese de que "es que a mí eso de los blós", conociéndolos, que es lo peor
-Cesar: muchas gracias, mon amí
Es posible que, finalmente, todo dependa de nuestro ego, al fin y al cabo, "todo es vanidad".
ResponderEliminarEncantada de volver y poder leerte y comentarte.
Feliz año y un abrazo.
Cuando se esperan "achuchones" de afecto y se reciben "limosnas" de reconocimiento, lo mejor, amigo del Pozo, es dar un portazo. El Ego nunca se equivoca, no lo dude. ¡Qué sabrán ellos!
ResponderEliminarUn achuchón de aliento.
Querido José Antonio:
ResponderEliminarVanidad, necesidad de recconocimiento o incluso de afecto, no es lo mismo. Qué nos empuja a cuantos escribimos, a los que pintan o componen una sinfonía sino la necesidad de ser queridos, de que por un instante alguien detenga su atención en nosotros y podamos sentirnos acompañados.
Gracias por tus inteligentes comentarios. ¡Ah, y muy bueno tu blog! Feliz Año!
Elvira
-Mercedes: ya sabes, la hoguera de las vanidades en las mismas navidades. Bienvenida. Un abrazo a esta tu casa
ResponderEliminar-Javir:pues gracias por tu sabia consideración y también por el achuchón
-Elvira: querida Elvira, gracias a tí, por tus elogios y tus palabras que sé que no son de compromiso. Eso es sentirnos acompañados, eso no es vanidad, eso es navidad. Feliz año también para tí y buena poesía
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarQuerido José Antonio:
ResponderEliminarY yo con tres entradas de retraso, justo ahora cuando los fijos no deberíamos faltarte.
Es verdad que el amor y reconocimiento de los otros son un dulce manjar muy placentero, que somos seres sociales y buscamos que nos quieran, que seguimos escribiendo en gran medida porque sabemos que alguien nos lee pero...
¿No sabes que ir a buscar algo allí donde no existe es un tremendo error?. Si quieres agua a la fuente, si quieres jamón a Jabugo y si quieres hablar de tus andanzas blogueras, al blog.
Al menos mi experiencia es esa. Un día comenté que escribía relatos a los conocidos, son muy pocos los que me han visitado y nadie me pregunta qué tal me va. Simplemente no les interea esa faceta mía sino la otra por la que me conocen: trabajo, francachela, amistad, familia, paseos etc. O sea que al año que viene, como dice Leo, cenas con nosotros para que te digamos lo bueno que es este sitio ( y viceversa) y con tus coleguis para cantar "El tamborilero".
Un abrazo inmenso al escritor más prolífico e interesante de toda la blogosfera ( mejorando lo presente), de esta admiradora casi constante Á.
Estimado “aprendiz de escribano” (son palabras suyas que no suscribo), esa “chupipanda” no son tus amigos. Os une una devoción, pero sólo eso. Un amigo es el que se preocupa por ti; un amigo es el que sabe escuchar; un amigo es el que soportar estoicamente una hora de tu conversación sin añadir una sola palabra, porque tú lo que necesitas es hablar y ser escuchado; un amigo es el que sabe darte lo que necesitas en el momento justo (porque te conoce) y no tienes que pedirlo. Un amigo sabe cuando y qué palabra decirte en el momento adecuado; un amigo te dice que maravilloso blog haces y que magníficos texto escribes. NO es un problema de ego, el problema es que esa “panda” no son tus amigos. Su ego no les permite reconocer la magnitud de tus textos y el magnífico blog suyo. No se desilusiones porque siempre contara con el apoyo incondicinal de sus lectores ( que cada vez son más) que aunque no sean amigos ( o quizás sí) reconocen y admiran su talento. Esos lectores, sí son lo importante y no esa “chupipanda” de aspirantes a aprendices de escribano. No eres indiferente para nosotros querido escritor. NO te vengas abajo. ¡Nene tu vales mucho!. La Navidad es lo que tiene, que cada vez gusta menos a la gente y nos deprime con tanto deseo de felicidad y con tantas pamplinas. Apoyo la moción de Neo para este fin de año. Una lectora de tu magnifico blog ( aunque no realice muchas entradas)
ResponderEliminarYo tambien pienso que quizás sea vanidad.
ResponderEliminares un placer pasar a leerte.
que tengas un feliz fin de semana.
un abrazo.
-Ángeles:a tus pies, generosa amiga mía, muchas gracias por tu aliento y por tu apoyo, tan dulces. Sé que me sigues.
ResponderEliminar-Luisa:después de tu brillante y torrencial exordio acerca de la amistad, qué más añadir. Darte las gracias.Los de la cuchipanda no conseguirán desanimarme, también que a uno le gusta un poco que se le haga algún caso
-Ricardo: gracias, de verdad, por tu ánimo, y por decirme eso, que es un placer.