Me decía el otro día César que estaba él deseando que una mujer alcanzara el Poder. Y en éstas llegó la Merkel. Venía con ganas la germana, sobre todo de pillarse por banda y cepillarle un poco las mallas negras del déficit a ya sabes tú quien. Se nos murió entre medias María Schneider desempolvando con su ocaso El último tango en París. Nos lo puso en bandeja, claro, a los escribanos amateur sin mucha imaginación: Ángela y su último tango en Madrid. Pongamos entonces a prueba ahora la procedencia del símil facilón.
Primero y punto principal: para mí, con todos los respetos, Merkel es aquí Brando y Zapatero es la Schneider. Veámoslo. La peripecia biográfica de Angela es, como la atormentada vida de Marlon en la peli, todo menos sencilla: hija de un pastor protestante en una nación dividida por un muro soviético, nacida en el Oeste, aunque la mayor parte de su existencia vivida bajo la dictadura comunista de la parte oriental, en cuyas juventudes militó, doctora en física, hubo de abrirse paso entre la férrea desconfianza de los mamuts democristianos occidentales hasta llegar a ser la primera mujer canciller en la Historia de su país. Sus políticas llegaron a catalogarse de “fracasadas”, -Brando es también allí emblema del fracaso vital- ay, hasta por el mismo Zetapé, que tenía a Schroder como más afin partenaire entonces, a semejanza del radical novio cineasta que María gastaba en el film. Y es muy posible también que algo de la juvenil frivolidad chic y de ese Viento cursilongo que la Schneider pasea por París también impregnen los mismos aires zetapeicos, como la propia imagen de las mallas negras en Seúl vendría a reverberar. Cuando era Angela sólo una fracasada, a Zp le hacían hasta efímeras películas italianas dándole vivas a su mismo nombre en el título, tal era su auge entonces.
Mas como en los violentos giros del tango, cambiáronse las tornas: Merkel llegaba ahora a Madrid como un vendaval del deseo –tranvía marloniano again- derechita hacia Jose Luis, ansiosa por aplicarle disciplina germánica en las carnes a cambio de subvenirle sus caprichitos presupuestarios. Y éste, que eligió perderse ni un solo baile del Poder, habíase rendido ya, como si la sombra del fracaso hubiérasele ahora adosado a la piel y deseara abrazarse como fuera al oscuro magnetismo brandiano de la alemana.
En el heterodoxo tango que se marcan en el film, Brando arrastra hasta la pista a la Schneider subida a las espaldas, montada a caballito encima de él. Ella quería y a la vez no quería, un poco como a Zapatero le pasa, que sabe de sobra él que trenzar su cuerpo con el de la estricta alemana, supone, ay, dejar como falsas tantas ideas y tantas promesas que por encima de su cabeza había jurado ante todos ni bajo tortura abandonar. Podría haber optado Zp, siendo fiel a sus ideas, por irse a su casa y ya está, pero debe ser la erótica del bailoteo del Poder muy potente bebedizo que a las mejores cabezas seduce, y las llamadas nocturnas de Angie tironeándole de las sisas doblegaron al cabo su voluntad. Se sacrificaría él por la patria –que antes aseguraba él que era la suya la libertad, tócate los vigalondos-, cual núbil ofrenda inmolada a la desatada lujuria de la Bestia de los mercados.
Bailan y bailan Marlon y María su tango final, y por momentos lo hacen pasmosamente bien, porque Brando, inmenso, controla de primera ese deslizarse. Dijo Angie en paralelo que Zapatero, con sus pensionazos, con sus recortes, con sus marcha-atrás, “está haciendo bien los deberes”, vamos, que se acopla bien su triste figura a la suya, que le dice ella… ¡de rodillas y brazos en cruz cara a la pared! y Jose Luis cumple, (“España …-dice él, tal vez confundiendo su nombre con el de su país- demostrará que sabe ponerse en pie”) y la presión de la música terrorífica de los mercados, cierto es, por momentos cede. Y con qué fijación le miroteaba Merkel a Zetapé las suyas partes malladas.
No, no-seré-yo (gracias, again, Sabina) el que extienda el paralelismo ahora de la mantequilla por do más pecado había, que Brando le endiña a la Schneider para que se trague ésta todo su embolado programático, con la severa danza de ricino que Angela encasquetóle en Madrid a Zapatero. Eso se lo dejo a los capitostes liberados del sindicalismo patrio.
Me decía también César que los hombres no sabemos hacer caídas de ojos como las chicas. No estoy seguro de ello. Hay que reconocerle a Zapatero que, el gris azulado de sus pupilas, su carita, enfocada desde un par de precisos ángulos, tiene un primer plano arrasador, que no pocos apoyos le ha regalado. Cuídese, pues, frau Merkel, mire que el tango tiene infinitos e iracundos giros, y a pesar de la mantequilla, recuerde bien cómo termina la función de Bertolucci, ese pestiño insoporteibol, que dicen los que de esto saben.
EXCELENTE elección de los personajes en este tango que te has marcado. ¡BRavo!
ResponderEliminarGran entrada, lo de los vigalondos me ha llegado al alma. Un abrazo José Antonio.!!!!
ResponderEliminarEs que la seducción es el más poderoso motor del universo. A mí me ponen delante al Sr. Brando en sus buenos tiempos, incluso de D.Vito valdría, y bailo hasta la cumparsita, ¿qué digo cumparsita?, hasta la jota aragonesa con brincos y castañuelas.
ResponderEliminarErotismo biológico, sano y omnipresente.
En cuanto al otro, al erotismo del poder, podríamos preguntar a Carla Bruni, pero es mucho más meritorio el furor de Zp. Porque si la italiana lo hace por propio beneficio, nuestro presidente se inmola en aras de un bien más elevado que su personal lucro: España.
¿Irse a casa?, qué fácil sería huir de tan fiero/a pretendiente, pero entonces ¡Quién estaría dispuesto a morir en el camino por el bien de la causa?.
Sólo ÉL, ser espiritual donde los haya, aun a riesgo de sufrimiento inhumano en las "suas partes malladas"
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No sé si será por haberme perdido algunas de sus entradas o porque sí, pero me parece que se supera usted a sí mismo en cada artículo:¡Bravo!.
Un abrazo mientras sigo sonriendo por la lectura de este tango, Á.
Excelente, amigo José Antonio, lo ha bordado usted. Todo un mutatis mutandi.
ResponderEliminarExtraordinaria entrada, amigo José Antonio. Has descrito perfectamente la relación amor-odio de Zapatero y la fracasada Merkel. Esta señora, por lo que se ve, es de armas tomar y le ha hecho a Zapatero tragar mucha saliva.
ResponderEliminarPero así y todo, nada más que le deja solo, Zapatero se la arma, como ahora con volver a autorizar a Cataluña a endeudarse aún más, emitiendo nueva deuda. Y despues al resto de Autonomías, porque no qu isieron ser menos y protestaron y Zapatero no sabe decir que no. Le costará otra bronca de la a.lemana esta que los tiene bien puestos.
Saludos cordiales
A Merkel no le ha hecho falta la mantequilla : lo suyo a Zapatero ha sido sin lubricante que valga, a palo seco y para eso nada mejor que cinco Ministros en el séquito con los cuales auditar las cuentas y ver si el díscolo cantamañanas ha hecho los deberes que le han puesto desde Bruselas.
ResponderEliminarEs, a fin de cuentas, una intervención "de facto", que no de derecho, en toda regla.
No es que no sepamos, los varones, hacer esa caidita de ojos que tanto nos hace perder la compostura viéndola en las mujeres; más bien sucede a menudo, es mi caso inspirado escritor, que los ojos nos caen hasta el mismo labio superior, debido a las ojeras de noches de lecturas o vaya usted a saber de qué tipos de noches. Ellas conservan mejor en potingues y aceites lo que natura da y Salmantica non presta. Sufren, pero lo consiguen. Por eso quiero ver a una mujer en el poder. Tienen más orgullo, más pudor, son más discretas, son más eficientes; jamás verás a una mujer haciendo el ridículo en mallas aunque lo exija el guión. Salvo que tenga un culo como el de la Bruni.
ResponderEliminarCiñéndonos a tu texto, inspirado vate, no puedo añadir nada que pueda estropearlo.Únicamente reprocharte la crueldad que manifiestas con nuestro bienquerido presidente, recordándole las promesas de las que ha tenido que desdecirse; un lector te lo ha recordado: alguien ha de sacrificarse en la pira para que los dioses del Gran Poder se aplaquen.
Jose Luis, impoluto y mártir!
José Luis a Angela:Tengo tanto tongo que te cantaría un tango montado en Twuingo.
ResponderEliminar¿Han venido cinco ministros alemanes con Dña Angela? Dios santo, temerían realmente que nuestro Zapatero se la conquistase y le pusiese un pisito en Mallorca?
ResponderEliminarMenudo poder de convocatoría tiene el angelito.!
-Winnie:que Nos hemos marcado. Gracias
ResponderEliminar-Sinretorno: gracias. Otro para tí.
-Ángeles:también, creo yo, Brando bailaría por tí. Es verdad, qué sacrificado es Zp, el pobre, y lo poco que encima se lo agradezco yo.Gracias por ver en mí superación y por reirte conmigo en este tango, Ángeles. Otro para ti
-Reinhard: gracias por comparecer, amigo
-Jose Luis: es verdad, este señor a los cinco minutos se la lía, sabe que la Merkel tiene que vigilar a muchos. Gracias por venir. Saludos
-Natalia: ¿sin lubricante ha sido, dices? uff, menos mal que luego puede con Mas fumarse un puro. Y muchas gracias por hacerte seguidora mía
-Cesar: ah, esas noches de lecturas o de vaya a saberse. Ya, ya, él se sacrifica por todos, ya, como Felipe G in illo témpore, ¿remember? he perdido mi libertad para que los españoles puedan recuperarla. Tócate los esos. Por cierto, que Zp reconoció también noches en blanco. Por qué defenestraría a De la Vega, con las noches que pasaba ella con Moratinos defendiéndonos de los alakranes.
-Neo: ¡bingo en casa Mingo!
-Cesar: eso, eso, en Valdemossa, como institutriz de sus niñas en el veraneo
Zapatero se ha encontrado la horma de su zapato (nunca mejor dicho); mucho presumir de feminista sin embargo siempre pone auténticas tarugas al frente de ministerios (salvo honrosas excepciones), mujeres no capacitadas para el cargo y muy por debajo del nivel (ya bajo de por si) de su jefe... Markel sencillamente es una mujer con la que puede competir de tu a tu, sin "amaños" caseros y claro... ¡Le ha dejado en su verdadera altura, tanto como persona individual como presidente español.
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