En ese impulso espontáneo, natural y no razonado que lleva a las madres a proteger a ciegas con el propio cuerpo el de sus hijos cuando todo alrededor cruje y se derrumba de golpe, y se precipitan con estruendo enloquecedor los muros sobre la cabeza de todos, descansa nada menos que la más fundada y emocionante esperanza en la preservación de la vida y de la especie humana. Lo hemos leído, una vez más, a propósito de los terremotos de Lorca: en ese gesto ciego de protección hacia los menores propios se halla la llamada última y básica a no sentir vergüenza de lo humano.
Han trasmitido las crónicas desde Lorca sucesos en lo más hondo desgarradores para todo aquel que no tenga obturada por completo la espita de los sentimientos que a todos en el fondo nos mantienen en pie y nos hacen mínimamente dignos. Quiero entre todos ellos, dejar en mi modesta covacha, noticia y encomio de uno de ellos:
Antonia Sánchez, de treinta y siete años, murió aplastada por el derrumbe de un edificio de tres plantas sobre ella. Cuando llegaron los bomberos, algunos vecinos se afanaban ya removiendo entre la pila de escombros. Tomaron ellos las riendas de la urgencia. “Mi casa se ha venido abajo”, se lamentaba de forma inconexa una mujer con un brazo ensangrentado. Encontraron, después de apartar cuantiosos cascotes, el cadáver de Antonia. “Esto no es posible, acababa de verla viva” murmuraba incrédulo un vecino. “Iba con sus hijos hacia los jardines, para ponerse a salvo”, exclamó. Sus hijos. Voces, gritos, ayes. Reclamaron los bomberos a todos silencio, para poder bien escuchar. Minutos después, muy cerca, claro, de donde se hallaba el cuerpo de la madre, encontraron al hijo pequeño, de tres años. Poco después al mayor, de seis. Magullados, cubiertos de polvo, conmocionados, pero salvos, fueron sacados de allí en volandas por los sanitarios hacia el hospital. Ellos sí habían sobrevivido. Su madre les había guarecido con su cuerpo, había sido ella el escudo humano que salvó sus vidas. Todo lo contrario a lo que al parecer Bin Laden hizo en vano el otro día. Las lágrimas afloraron entonces, al comprender de golpe también los hechos, en los rostros de muchos de los allí presentes. Antonia Sánchez, lo que yo siento en mi mísera covacha que tú hoy iluminas con la lumbre sagrada de tu ofrenda, es sólo que merecerías algún día volver a encontrarlos, volver a abrazarlos, volver a envolver a tus dos hijos bajo el arrullo interminable de tu amor, tan natural y tan limpio y a favor de la vida que nos reconcilia un poco a todos con el género humano. Bendita tú seas.
Yo estoy aún sobrecogida por las muertes y el gran número de heridos, por todas las noticias que nos llegan y de ver los desastres en edificios históricos y viviendas...
ResponderEliminarAyer, publiqué mi homenaje de apoyo a todos ellos y por causa de los problemas de blogger, se borró. Así que, con tu permiso, me uno a todas y cada una de las palabras que de tu texto.
Un fortísimo abrazo.
Buenas, José Antonio
ResponderEliminarPrecioso y muy emotivo. Subrayo cada una de tus palabras.
Saludos, bloguero.
Emotivo, conmovedor, pero nada extraño, es lo que siempre hace una madre.
ResponderEliminarDos veces les dio la vida.
Un abrazo.
Que no haya cosa que un padre no haga por sus hijos es cosa tan rara que no sorprende en absoluto este hecho. Lo sorprendente es cuando conoces casos contrarios.
ResponderEliminarUn abrazo a Lorca con todo sentimiento.
QUE MAGNIFICO GESTO DE AMOR REALIZO HACIA SUS HIJOS
ResponderEliminarque este donde se merece por toda la eternidad pero su gran acto sera siempre recordado
magnifico articulo amigo Jose Antonio ojala y no haya que escribir nunca mas ninguno asi
Una madre (o un padre) haría todo por sus hijos: dar la vida, M Antonia como dice Elena se la ha dado dos veces a sus hijos, consagrar su dedicación a ellos y renunciar a la propia felicidad por ellos. Eso significa ser madre.Mi aplauso al coraje de Maria Antonia.Desde arriba verá crecer a sus hijos- Mi apoyo moral a todos los lorquianos. Saludos
ResponderEliminar¡José Antonio, qué hermoso post!
ResponderEliminarCon el añadido de que es un hecho heróico real.
Lo has contado maravillosamente. Me he emocionado porque soy madre y porque soy - valga el tópico - "humana"...
Me sumo al pesar general por los damnificados de la tragedia de Lorca y te agradezco esta historia que nos los hace tan próximos y a la vez, como en este caso de Antonia, tan grandiosos.
Asun
Un abrazo
Asun
....y pensar que hay ¿madres? que asesinan a sus hijos antes de que vean la luz.
ResponderEliminarMe has puesto los pelos de punta, había escuchado la noticia por la radio, pero este post es realmente bueno.
Puede, esta MADRE, descansar en paz
Ese relato lo había leido esta mañana mismo y me ha sobrecogido, me ha puesto la carne de gallina.
ResponderEliminarEsos ejemplos son los que hay que tomar y no los de la corrupción y el despilfarro a los que nos tienen acostumbrados en todos los medios de comunicación.
Lo siento por la madre que no podrá abrazar a sus hijos nunca mas mientras que hay jovenes que van a abortar fetos que podrian sobrevivir perfectamente por tristes intereses.
Gracias por este post tan edificante y humano José Antonio.
ResponderEliminarHe llorado contigo.
Esta madre ha dado la vida a sus hijos dos veces.
Ya nunca podrán sentirse solos ni pensar que nunca nadie los quiso en este mundo. A pesar de la carencia tan grande que les quedará para el resto de sus vidas.
Terribles hechos los ocurridos. Espero que en esta desgracia propia, seamos tan diligentes como lo somos con las ajenas...
ResponderEliminarEste gobierno vuelve a estar en el punto de mira, para no perder la costumbre.
Saludos!
Preciosa historia rescatada de la impersonalidad con que se trata la noticia en términos generales.
ResponderEliminarMagnífica foto que acompaña al post. Mejor película. Saludos
ResponderEliminarHe tenido problemas con el blog (creo que ha sido general) y mi ánimo tampoco estaba muy allá. Es el primer comentario que pongo después de esta tragedia.
ResponderEliminarSoy lorquina de nacimiento, aunque lleve muchos años viviendo en la capital. Me has emocionado profundamente.
Ojalá tus hermosos deseos se hagan realidad y, esa Madre, con mayúsculas, pueda abrazar algún día, a sus hijos de nuevo.
Un fuerte abrazo.
DON JOSE ANTONIO
ResponderEliminarEn efecto es un gesto y una acción pregonable por ejemplar porque aún hay, aunque algunas mujeres normales no lo quieran creer, madres que torturan a sus niños de 2, 3 y 4 años.
Lo sé de primera mano.
Buen post.
Bendita sea esa madre José Antonio. Le has hecho un hermoso y merecido homenaje. Seguro que algún día se reencontrará con sus hijos. Ella hizo lo mejor que pudo, salvarles a costa de su propia vida. Me has hecho llorar. La vida tiene esas incongruencias.
ResponderEliminarSé que me visitaste el otro día en mi casa, pero por algún problema de blogger los comentarios de ese día desaparecieron en todos los espacios. Te lo agradezco de igual manera.
Te dejo un abrazo muy grande.
Ha sido terrible lo que pasado en Lorca, la verdad es que me estremezco cuando veo noticias de lo que ha pasado, aunque no conocía el caso que nos has contado de Antonia Sánchez, realmente ese es el amor de madre, la que cuida y protege de sus retoños, la que se sacrifica y da la vida por sus hijos, un amor incondicional, la verdad es que se me saltan las lágrimas al leer tu escrito, me parece un bello gesto de solidaridad hacia ella, y hacia todos los habitantes de Lorca, tu gesto ha sido un abrazo de solidaridad.
ResponderEliminarMi abrazo para esa madre a donde quiera que se encuentre.
Un beso, José Antonio.
Tras las sinrazones de cada día, los malnacidos que van a lo suyo cada minuto, estas "Antonias Sánchez" que pueblan la faz de la tierra, estas madres que dan lo máximo que se puede dar, la propia vida, por los suyos, son quienes nos reconcilian con la raza humana.
ResponderEliminarEl mundo tiembla, y nosotros no sabemos reponernos...
ResponderEliminarSaludos y un abrazo.
Emocionante...TODOS ESTAMOS CON LORCA, un abrazo y que puedan volver a la normalidad cuanto antes.
ResponderEliminarEl mundo se desnaturaliza sensiblemente cada año que pasa. Por eso conviene que no nos olvidemos que lo que ha hecho esa madre es lo natural, lo que haría de nuevo si tuviese la oportunidad. No es fácil recordarlo con todos los casos de abandono moral y físico que se ven a diario en los niños.
ResponderEliminarToda la cooperación y el cariño para Lorca.
La más bella palabra en labios de un hombre es la palabra madre, y la llamada más dulce: madre mía.
ResponderEliminarBendita ella sea,
Muy sentido el post JA, Lorca es también mi ciudad natal donde pasé mis primeros años y la llevo en el corazón.
ResponderEliminarEsa historia que has elegido lleva una doble pérdida, porque Antonia estaba esperando un hijo. Pero es lo natural, lo hubiera hecho una y mil veces, lo siento por su familia, debe ser terrible.
Fué una história enternecedora, casi me hizo llorar el relato del valor y del amor maternal, desde luego, no hay nada como el amor de una madre.
ResponderEliminarUn abrazo
Un Post conmovedor y maravilloso
ResponderEliminarMe emocionaste hasta las lágrimas y me haces sentir orgullosa de ser mujer y ser madre, porque creo que cualquier madre , está dispuesta a dar la vida por sus hijos...
Un beso en el alma
Scarlet2807
Te felicito por este emocionante y sentido artículo.
ResponderEliminarF.J. eugenio,Scarlet, Jose Antonio, Candela, Navegante, Cesar, Maribeluca, Hiperion, Trecce, María, Belkis,Javier, Mar, Carmen, Lorenzo, Paula, Tecla, Merlinjoy, Iskander, Asun, Macarena,Hawai05, Juan Carlos, Elena, Herep, Towanda: gracias, creo que estamos de acuerdo en que Antonia Sánchez merece volver a encontrar y a abrazarse con sus hijos. Gracias a cada uno de vosotros.
ResponderEliminarAcabo de descubrir este blog gracias a tu comentario en uno de los mios. La verdad es que me ha emocionado mucho este escrito. Que pena por esta pobre gente de Lorca, pero las desgracias siempre caen en quienes menos las merecen. Un saludo.
ResponderEliminar-motera: hola, bienvenida y gracias. Dime porfavor de que blog de los tuyos puedo hacerme seguidor. Un saludo
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