Vale, habían ganado las elecciones autonómicas y locales. Lo habían conseguido. Habían reunido esta vez más apoyos de los electores a sus propuestas que nadie. Mas, como dice Voltaire, “no es suficiente conquistar, se debe aprender a seducir”. Tenían debajo a algunos cientos de entusiastas. Tenían sobre todo al otro lado de las pantallas a millones de españoles, a una nación atravesada por múltiples y emborrascadas discordias, unos comicios generales a la vista y, aunque imposible es el contentar a todos, hasta al más novato de los estudiantes de ciencias políticas se le alcanza la extraordinaria importancia de esos Discursos de la Victoria en orden, de un lado, a disipar temores infundados, y a cohesionar y remover la adhesión en torno a ellos de quienes les apoyaron y de quienes pueden entonces sentirse atraídos hacia su causa si saben presentar de forma adecuada la misma en el momento del triunfo y de la asunción de la responsabilidad del Poder que habrán de ejercer sobre los ciudadanos, de otro.
No hablo aquí de plantificar desde el balcón genovés unos soberbios discursos cuajados de floripondios merengosos y redichas grandilocuencias sin tino, -es decir, no hablo del muá- sino de la crucial trascendencia en la comunicación pública de presentar de forma sugestiva el mensaje político básico que se quiere trasladar a la ciudadanía, cara a movilizar sentimientos de aprobación y de aceptación hacia el futuro gobernante. Esos relevantes contenidos hay que prepararlos a conciencia, porque se trata de un momento clave, que casi todo el mundo sigue con la mayor atención y del que extraerá una sensación difícil de modificar luego.
Los mandamases del Partido Popular –tan odiosos ellos para mí, you know- no lo hicieron, a mi juicio, y una vez más despreciaron las más elementales pautas de la comunicación política en las sociedades de masas, aquellas que consiguen la creación de invisibles pero indisolubles lazos de lealtad o de animadversión hacia determinados políticos entre los gobernados. No en otro lado radica, en mi opinión, sobre todo el éxito de Obama, excepcional orador donde los haya, cuyos brillantes discursos, escritos y pensados por auténticos profesionales, trabaja él al milímetro y pone en escena primorosamente. Más aún en España donde, como consecuencia de los valores culturales dominantes, la aproximación a los líderes sociales tiene en mucha mayor medida un carácter visual y oral que escrito. El resultado aquí: Gallardón o el discurso pelota, Aguirre o el discurso meramente utilitario, Rajoy o el desolador Anti-discurso. Cierto es que en los tres confluían motivaciones personales distintas y que el mayor yerro, a mi juicio, por eso mismo, recayó sobre todo en el lider nacional.
A Gallardón, que es, de los tres espadas genoveses, aquel cuya gestión menos estimo, le observé dos discursos radicalmente distintos, salvo en una nota común: hacernos olvidar a todos que en realidad había perdido él apoyos populares. Así, para la alocución primera, que llevó a cabo en el Ayuntamiento, elaboró un discurso espléndido, éste sí que trabajado a conciencia, hilvanado y fluido, con acertada entonación y precisa gesticulación, eficaz y emotivo, en el que las palabras atrapaban por su trabada cadencia y por su perfecta elección para mostrarnos con ellas su sincera predisposición a luchar contra el desempleo entremezclada con el emocionado recuerdo a su padre y a la quinta mayoría absoluta consecutiva por él conseguida. Parecía más un estadista que un edil, ya digo, y daban ganas, te lo juro lector mío, de abrazarse a él sobre la misma pantalla. Sensacional.
Luego en el balcón de Génova se le vio mucho más atropellado, manejándose más con abstracciones genéricas que con eficaces imágenes concretas y excesivamente inclinado, creo yo, a encomiar con insistencia los excepcionales méritos de Rajoy, al que una y otra vez levantaba el brazo de ganador, pese a que no había en realidad Rajoy ganado nada, anticipando acaso en exceso más un deseo propio, que a su propio interés conviniera, que sugiriendo a los electores el considerar la conveniencia del mismo.
Esperanza Aguirre, la que, para mí, con mayor bravura se expone siempre de frente en el combate ideológico contra las recetas izquierdistas, no en vano es su genuina Bestia Negra, (para Peces, para Tomás Gómez, para El País, para los sindicatos, para los Indignados, para la Humanidad, vamos) hizo a mi entender un discurso gélido, insuficiente y en exceso pragmático. Ella sí que contra todo había ganado con claridad (52% de los votos, cinco escaños más pese a los cuarenta mil votos menos que en 2007) y perdió una gran oportunidad de indirectamente reivindicar ante todos su genio y su logro. Se la vió un punto incómoda y algo apagada en el balcón genovés, como molesta porque fuera Rajoy el que capitalizara su éxito. Habló así en genérico del éxito del “Partido Popular” y apuntó hacia el gobierno instándole a convocar elecciones para que… el PP vuelva a la Moncloa, lo que siendo una aspiración suya legítima, es declaración de parte, y no es precisamente lo que en concreto más puede desear escuchar la mayoría, en la medida en que antepone el medio propio al fin que debe ser hacer frente a la pavorosa crisis económica e institucional.
Convergieron al fin los focos hacia Mariano Rajoy, el secretario general del partido ganador, cierto, el candidato in péctore al gobierno de la Nación, el que tenía ante sí, pues, una ocasión única de proyectar ante la nación entera, en un momento más que propicio por el triunfo, un mensaje aglutinador y movilizador de simpatías hacia su persona de ser él capaz con elocuencia de hacerse mirar y admirar por el respetable con un mensaje elaborado y atrayente. Pero a la disección del pufo rajoyesco te convoco yo para la próxima, lector mío, que ya está bien por hoy de reclamar tu generosa atención.
Rajoy el perdedor. El único que ni con que el adversario cometa las mayores burradas consegurirá ganar unas elecciones. El PP aún no ha ganado las elecciones al gobierno y gracias a éste asesorado por Arriola veo muy factible que las vuelva a perder.
ResponderEliminarSalu2
DON JOSÉ ANTONIO
ResponderEliminarNo trates de encontrar rodaballos frescos para asar en donde sólo están acostumbrados a las mezquinas sardinas de lata o a los boquerones en vinagre.
Son mezquinos, todos, hasta decir basta y no tienen capacidad ni para transmitir nada por la sencilla razón de que carecen de plan alguno para regenerar y volver a cimentar un Estado en ruinas.
Me refiero a los dirigentes peperos. De los otros mejor no citarlos porque sus objetivos son siempre destructivos.
Muy de acuerdo, querido don José Antonio.
ResponderEliminarRespecto a lo que dice usted acertadamente de Esperanza Aguirre, yo creo que es de justicia nombrar también a otros "apestados" que piensan como ella, y que en algunos casos son denostados día sí, día también : El primero, Jaime Mayor Oreja. Hasta el momento ha acertado en todo lo que ha dicho sobre ETA ( y seguirá acertando ) , y como quien oye llover.
También el eurodiputado y ex dirigente del PP vasco Carlos Iturgáiz. Igualmente, la ex presidenta en Guipúzcoa María San Gil, apoyada siempre y personalmente por Olivia Bandrés, su secretaria, e hija del que fuera parlamentario por EE Juan Mari Bandrés.
Regina Otaola, un oasis en el Goiherri guipuzcoano que tuvo los arrestos de asumir la alcaldía de Lizarza, que ha abandonado sin que casi nadie le haya apoyado.
José Ortega Lara, por supuesto........y algunos más que no recuerdo ahora.
¡Buenos días, José Antonio!
ResponderEliminarMuy interesante este análisis semántico...
A mi modesto entender de Rajoy poco podrás deducir porque no habla...¡farfulla y gracias!
Muy agradecida y con toda cordialidad
Asun
Buenos días, José Antonio
ResponderEliminarMuy buen análisis... y escalofriante futuro el que nos espera.
Para el que escribe, a Rajoy le falta mano dura con sus oponentes (la manía que tiene de mirar al futuro, tú... como si fuera Aramís Fuster) y le sobra con sus aliados ("los liberales, a la calle")... así que, vistas las circunstancias en las que se encuentra el país, la cosa pinta bastos.
Saludos blogueros.
Esto es lo que hay.
ResponderEliminarSi quieres lo tomas y si no lo dejas.
De momento, yo pienso seguir tomándolo.
Los discursos genoveses no han sido, ciertamente, enardecedores.
ResponderEliminarHay un fondo real de desagradecimiento a los que han hecho camino: Mayor Oreja, Carlos Iturgáiz, Regina Otaola, etc. que alguien cita.
Téngase presente que Rajoy no ha sabido ganar nunca en su ciudad, en Pontevedra. Si lo ha hecho su candidato, por los pelos, pero necesitaba la mayoría absoluta, algo factible con más apoyo del aparato.
Muy buena disección de los discursos (o no discursos) tan esperados la noche del 22-M del balcón de Génova.
ResponderEliminarTal vez no se esperaban esos magníficos resultados.
Tal vez esperaban la llegada de Cospedal.
Tal vez Gallardón cenó poco y se le fue la mano en el cava al brindar.
Tal vez Espe piensa en sí más que en Ra y en España.
Tal vez Ra sabe lo que le viene encima -como mucho en 10 meses- y sabe que no hay quien arregle esto a corto plazo.
Las encuestas, las estadísticas, están muy bonitas para verlas, pero no para analizarlas y, sin embargo, leí algo ayer que me hizo estremecer: para volver a tener el paro que teníamos antes de empezar esta brutal crisis, han de pasar 15 años. ¡¡¡15 años!!!. ¿Cómo se lo dices a los que acaban de terminar una carrera y quieren incorporarse al mundo laboral?.´
¿Cómo se lo dices a los que están comenzándola?.
¿Para qué les vas a exigir que estudien si el resultado final es... la puerta del Sol?.
Besos.
Que se enteren los tancredos que quienes arrasan son los líderes que se mojan y hablan clarito (incluido Álvarez-Cascos jeje, qué bien te ha estado Mariano) Pico y pala.
ResponderEliminarUn post buenísimo, como siempre.
ResponderEliminarYo, que no entiendo ni milito en política, pienso que la debacle del PSOE ha sido estrepitosa... ¡por algo será!.
La crisis mundial más un gobierno ¡ejem! han dejado el país hecho un solar de parados y esa tarea será muuuuuuy difícil de solucionar a medio plazo (a corto, ni en nuestros mejores sueños).
Por eso Rajoy estaba como estaba en el balcón de Génova... ¡muy serio por la que se le viene encima!
A Gallardón le ví un poco torpón en su oratoria, tal vez el exceso de celebración...
Esperanza, en su línea.
Un abrazo.
Tal vez Espe piensa en sí más que en Ra y en España.
Tal vez Ra sabe lo que le viene encima -como mucho en 10 meses- y sabe que no hay quien arregle esto a corto plazo.
El líder del PP no transmite absolutamente nada al ciudadano, acabará ganando las elecciones pero tan solo con el mérito de esperar debajo del arbol a que cayer la fruta madura.
ResponderEliminarSaludos.
Hay una película de Werner Herzog intitulada "Aguirre, la cólera de Dios". Creo que viene al pelo parafrasearla con respecto a Espe.
ResponderEliminarAhora bien, amigo. Se te olvida que las mujeres no son "competitivas" en cuanto al poder. Eso es prerrogativa machista (sin nada peyorativo). Pero sí son abominablemente competitivas en algo que dormita bajo la apariencia del poder. Ni lo de Espe es de extrañar, ni mucho menos lo de la Chacó.
Saludos cordiales.
De cuerdo completamente con usted. Qué pobreza, que fata de ánimo, que poco comunicativo ¿y ese será nuestro Presidente? Desolador. Se lo comerá Rubalcaba con patatas. Saludos
ResponderEliminarNo me gusta Rajoy como político, ya podía dar paso a otro.
ResponderEliminarSaludos.