Le debe Pérez Reverte, el Galdós de nuestros días, una novela de las suyas a Bibiana Aído. Sí, porque lo de Bibiana, su fulgurante ascenso, el misterio que envuelve su súbita y tiernísima escalada al estrellato del Poder, la yerma simpleza de su desenvolverse en el mismo, el chafarrinón de sus ocurrencias ministeriales, el enigma de su posterior “recolocación” en un muy señero puesto de Naciones Unidas -recompensa esta “comprada” con suculentas donaciones gubernamentales previas-, en suma, todo lo que en ella reluce como clamorosa negación de la meritocracia constituye sin duda todo un Episodio Nacional en sí mismo, un hermético arcano además que convendría, para la paz anímica de España, que alguien con dotes narrativas fuera capaz de desentrañar.
Y si intrigante y temeraria resulta la peripecia vital de Teresa Mendoza, la heroína que con singular destreza pinta y cuenta Pérez Reverte en su novela, no menos cautivadora, a poco que se indague en ella, habrá de ser la de Bibiana Aído, con la ventaja que proporciona a efectos de la emoción lectora, quiérase o no, el ser esta una heroína de carne y hueso, de todos nosotros bien conocida, aspirándose todavía por aquí la fragancia única de la flor de su secreto, ese puño cerrado en alto que lo guardara en los tórridos veranos de Rodiezmo.
A falta de dotes narrativas, contentémonos con señalar los bastos trazos de la parábola bibiana: hija del alcalde de Alcalá de los Gazules (Cádiz), licenciada en Dirección de Empresas, tres meses en Unicaja, diez meses en Iturri S.A., tres meses en Caja San Fernando, nueve meses en el Observatorio de Emprendedores de la Universidad de Cádiz, delegada de Cultura de la Junta en Cádiz, dieciocho meses como Directora de la Agencia Andaluza para el Desarrollo del Flamenco. Y stop aquí, que necesariamente debió ser aquí donde se le contagiaran a Bibiana el embrujo y el “ángel”, el arte necesario -por más que sea el mismo todo un secreto inédito al gran público- para catapultarse hasta lo más alto del firmamento del Poder.
El 12 de abril de 2008 fue nombrada Ministra de Igualdad por el Presidente Zapatero, que hablaba en la intimidad entonces de andar buscando ministras con glamour. Algún talento, difícil de explicar a simple vista aunque enormemente valioso, atisbaría en ella el Presidente desde luego, que decidió meteóricamente propulsarla al Consejo de Ministros, sin mayores títulos habilitantes para ello, en menosprecio de otras mujeres con más trabajadas trayectorias, es decir, en caprichosa desigualdad, fruto del discrecional poder del Presidente a ese efecto.
Convirtió así Zapatero a Bibiana en detentadora de una histórica plusmarca: la de ser la ministra más joven, a sus 31 abriles, de la y de los ministros que se tenga memoria en los Anales del Poder en los tres mil años de existencia de España. Estuvo su desempeño marcado por una mezcla de radicalismo ideológico y de “ostentóreas” sandeces en la que mucho brillaron joyas suyas como miembras-niñas que quieren ponerse tetas-fetos no humanos-teléfonos para maltratadores, entre otras insignes aportaciones bibianas.
Que con todo el raudal de sus deméritos a cuestas, se empeñara personalmente el Presidente en encontrarle a Bibiana –se registraron donaciones gubernamentales por valor de 100 millones de euros allí destinadas- un privilegiado cargo como asesora especial de Bachelet, Directora ejecutiva de ONU Mujeres, acrecienta hasta el cenit el misterio que tras sí esconde Aído, la rara esencia de ese Bibiana´s secret, la envergadura de su interrogante, sólo al alcance, ya digo, de un narrador de raza, lector, ay, que no es el muá.
Yo no podía con ella José Antonio...Un abrazo
ResponderEliminarPues me parece a mi, amigo del Pozo, que el nombramiento de Aido estuvo muy en su sitio. ¿Imaginas que desperdicio haber nombrado a alguien con méritos para cargo tan vacuo?
ResponderEliminarUn abrazo
Buenos días, después de un tiempo de ausencia, Jose Antonio.
ResponderEliminarTengo en mis manos ahora mismo el famoso bebé- Aidó que pedí exprofeso, para repartirlo entre algunas adolescentes allegadas y que supieran cómo es un bebé, cuando se decide abortar.
Yo creo honestamente que la mitad de los ministerios no sirven para nada.
A mí se me abrían, (además de con ésta),las carnes cuando la de defensa, hablaba. Y con la Pajín, ni te cuento.
Tampoco pude con ella y no por mujer, ni con ellos, Pepiño...,etc.
Fué un gobierno nefasto, que nos ha llevado a la ruina más absoluta a los españoles.
Esperemos que Rajoy tenga más "seso" al decidir los nuevos ministros.
Me ha gustado mucho tu escrito.
Un saludo cordial.
A mí el "mérito" se me ocurre, vamos que no me cuesta ningún trabajo imaginármelo; ello no obstante, y por demostrar el respeto que ellas y ellos no han tenido con España, jamás lo escribiré.
ResponderEliminarBesos
Es uno de esos personajes inflados a bombín (de bicicleta) y que tanto pululan por España, como siempre, para intentar ser justos, en todos los partidos. Son pagos de favores, prebendas, enlazados.. Y tiene razón D. Javir, en ese puesto poco daño puede hacer. Conozco y trato a gentes que habiendo llevado a la ruina a sus empresas, ocupan puestos de importante gerencia en organismos de imponentes presupuestos.
ResponderEliminarNo, Rajoy no lo va arreglar. Aunque no hace falta esforzarse mucho para encontrar a gente mejor preparada.
De verdad, lo que tragamos en este país no se lo traga nadie...
ResponderEliminarSomos uno de los pocos países en los que se pide más capacitación para ser barrendero que ministro... con todo mi respeto a los barrenderos, ojo.
Saludos
Vane, jinquer, Juante, Miguel Baquero, Alp, Xad, Sonja (el Chuck Norris, no, plis, el Proust), Mamuma, el burladero, Zorrete, don Gerardo de Suecia, Ninfa Azul,Winnie0, Javir, Inés, María, Cesar, Insignificantius: gracias de todo corazón por dejarme vuestra reflexión y pincelada. Os lo agradezco de veras. Sin la presencia de cuantos me leen, no digamos de los que dejan su pensar en mi blog, no sé si seguría dándole al manubrio de mi Danubio. Un fuerte abrazo para todos, por separado y en comandita.
ResponderEliminarGracias a ti por este buen blog, José Antonio. En este sitio me siento muy a gusto.
ResponderEliminarEn cuanto a la paisana del clan de los gazules, no es más que uno de los gestos demagogos y terriblemente mediocres de ZetaPeo. No soportaría una prueba de conmutación por un espécimen del sexo opuesto, porque se trataba de convertir en atorrante metonimia lo que para aquellos oscuros machistas del viejo régimen no era más que una metáfora dominguera al alcance de los más espabilados. La tipa esta ha sido promovida por ZetaPeo sólo porque para él, "ella lo vale" tanto como un florero (mismo criterio que manejan en TVE con las becarias). Amén del gesto totalitario y caprichoso, es de reseñar el increíble pagafantismo gazmoño de este insufrible hipócrita del antimachismo.
Saludos cordiales.
pasaba a saludarte!
ResponderEliminarun abrazo!
ES una demostarción que lo smuy bobos, solamente pueden trabajar de políticos.
ResponderEliminarLa de Igual-da que se pierda por la ONU.
ResponderEliminarNada, José Antonio, deja que el Danubio siga fluyendo, que nos da buenos momentos.
tres meses en Unicaja, diez meses en Iturri S.A., tres meses en Caja San Fernando, nueve meses en el Observatorio de Emprendedores de la Universidad de Cádiz. Pues menos mal que era suciata, si no de contratos de tres meses en tres meses termina de señora de la limpieza. A la menestra de defensa la nombro Zapainutil por ser mujer, catalana y estar preñada de 7 meses. Menudo currículum. En fin, José algún "arte" oculto tendría.
ResponderEliminarSaluditos.
Excelente post, José Antonio, lo de Bibiana sería inexplicable si la hubiera nombrado Mariano Rajoy, pero viniendo la cosa de Zapatero, huelgan explicaciones. Por cierto, hay que recordar que todos los disparates de Bibiana, y de Pajín, y de tantas otras y otros, acaecieron entre salvas de aplausos de buena parte de los españoles, medios de comunicación incluidos. Tuvimos lo que nos merecimos y, sin duda, tendremos lo que nos merezcamos. Enhorabuena de nuevo y Feliz navidad.
ResponderEliminarNo hay nada como que tu padrino sea Manuel Chaves González ¿no?
ResponderEliminarSalu2