Le leí una vez a Torrente (a Gonzalo Torrente Ballester digo, no al exitoso estandarte peliculero del Reinado de la Mugre) que, cuando estaba él metido hasta las trancas en la escritura de una novela, irrumpían en sus sueños, vivitos y coleando, los personajes de la misma, hasta tal punto los tenía él metidos en la cabeza.
No estaría acaso de más que este bloguero coplero tratara de imitar al gran escritor, a ver si de esta manera al paso de la copia se le pegan a uno las dotes de narrador, tan escasas en el menda lerenda que con justiciero criterio los editores de este mundo cruel postergan al oscuro anonimato.
Al lío: verás, lector, he desbarrado tanto últimamente sobre Kiko Rivera y José Carlos Carmona, he concentrado tanto en ellos mi observación, he llegado así a tomarles tanto aprecio -quizás porque más que triunfos sean fracasos lo que en ellos se almacena- que la otra noche, en el duermevela glorioso que antecede al sueño, como en súbito deslumbramiento muy claro lo ví: ¡debería Little Carmona apadrinar a Kiko Rivera!
Ser un padre para ese chaval. Me explico: buena parte del desvarío existencial que azota la estrambótica peripecia vital de Kiko Rivera puede deberse al irrellenable hueco que en la vida de un joven supone la ausencia del Padre, más si cabe en el caso de que sea éste el grandioso Paquirri. Se pierde una referencia fundamental y un punto de apoyo y comprensión irremplazables. Se deja de golpe de hacer pie en el proceloso mar de la vida, y muchos escándalos no son más que el penoso intento de gritarle al mundo esa injusticia.
Pero además, no sé bien por qué, pero me da en la nariz que congeniarían ambos de cine, que también colmaría Kiko una íntima carencia en Little Carmona, el don incomparable del afecto filial, -ignoro si Carmona es papá, mas, como sobre ese peculiar “ámbito”, siendo tantos los que su genio abona, él no blasona, así especulo- tras el que podría transmitirle éste, con el gozo añadido que esto da, el caudal de todos sus conocimientos transoceánicos. Que muchos valores añadido se proporcionarían el uno al otro, vamos.
Y la guinda que al instante me ofreció de propina el deslumbramiento: ¡es que también a Isabel Pantoja, qué carajo, a la vuelta de tantos hombres y de tantas experiencias convulsas, en esta hora triste pero madura de su existencia, de fábula le vendría la insobornable sensatez de Little Carmona sobre su persona! Bueno, y a éste, qué vamos a decir, si aún está Isabel, creo, en muy hermosa sazón, capaz de incendiarle a Carmona el cuerpo de loco deseo y de sana lujuria. ¡La de “ámbitos” que podría en el cuerpo de Pantoja todavía Little Carmona indagar, y con todo respeto, horadar! ¡Por potencias carmonas no habría de ser! Muchísimo, en suma, podrían asimismo darse en toma y daca otra y uno.
Ah, qué novela, para quien dotes narradoras posea, con estos mimbres podría publicarse. En fin, lector mío, que con aquestos gozos y sombras que mi algo enfermiza sesera me proyectó entonces, -y que vi yo, no como novelería, sino como real y muy útil propuesta mía para mis personajes favoritos- en algo más próximo a un Escritor en esos instantes me sentí.
Gracias, de nuevo, a quienes me leeen, se hacen seguidores míos, me dedican algo de su tiempo, gracias por vuestras ideas y sugerencias. Un abrazote para quienes me demuestran su afecto leyéndome y dejándome su parecer. Es lo que más me anima a escribir y escribir.
ResponderEliminarMuy interesaante todo lo que se puede sentir al escribir verdad? Es cierto que para ser escritor hay que vivir lo que se escribe y darle significado real a cada personaje. Me gusto mucho leerte. Tengo que confesar que lo lei tres veces por lo interesante que me parecio tu articulo. Muchas bendiciones y gracias por compartir.
ResponderEliminar-Jackie: muchas gracias por estas lineas tuyas, particularmente emocionantes para mí. Gracias, por las bendiciones, por la guitarra también. Tres veces gracias
ResponderEliminarCreo que estos personajes son demasiado adictivos, de los que dejan la mente hecha un trasto, por lo incomprensible, tanto que deberías replantearte el escribir sobre ellos
ResponderEliminarno sea que acabes atrapando mariposas en un parque. Es broma, parece.
Saludos, con afecto.
Estimad@ amig@, como cada año y ya son dos mil doce los que hace que nuestro Señor Jesucristo llegó al mundo para asumir y cargar con nuestros pecados, El que quiso ser hombre y nacer tal, pero el hombre apenas lo aceptó, y aun más, lo crucifiquemos, lo lamento de todo corazón. Hoy me dirijo a ti con la sana intención de desearte desde mi punto de vista cristiano una feliz Navidad llena de Paz, Amor y Felicidad, que Dios Niño te colme de vienes, esos vienes que sean de salud y amor, amor hacia uno mismo y los demás, que la pobreza y la enfermedad se vallan erradicando y poco a poco desaparezcan, que no hallan tantos niños muriendo de enfermedades, hambre y miseria que tengamos un poco de nuestro corazón puesto en ellos, que nuestros mayores sean atendidos, puesto que mañana nosotros seremos los nuevos mayores, en fin, se quedan tantas cosas en el tintero, que solo me queda dejarte un pequeño poema y desearte una muy feliz Navidad.
ResponderEliminarBlanca luna
Pronto llega la luz del alba
Anunciando lo nuevo acontecido
Sendero nevado, bien venido
Sueño que alumbra lo prometido.
Al alba soñaba la blanca luna
Viendo temblar al pobre José,
Que sintió un escalofrío
Al hacerse la Virgen río.
Llorando quedó la noche
Entre pastores y suspiros,
Que deja en un pesebre metido
Al niño Dios recién nacido.
Cayendo quedó la nieve
Sobre el alba de Belén,
Que sintió sobre sí, el bien
Del amor divino florecido.
¿Te puedes creer que ya estoy harta de que se hable de las campanadas de fin de año que las van a dar la Pantoja, Kiko y JJ? Estoy saturadita de la gente así osé Antonio. un beso
ResponderEliminarEn la vida tiene que haber de todo, personas y gentuza.
ResponderEliminarque disfrutes el fin de semana.
un abrazo.
Si existe la antimateria, si hayen verdad universos paralelos, y toda partícula tiene su anti-partícula, es posible, sólo digo posible, que Carmoñas sea tu correspondiente antagonista, y que ambos estéis conectados a través de los agujeros de gusano insondables.
ResponderEliminarP.S. Se le echa de menos por mi desván, colega bloguero.
Saludos fugitivizados
Tiene usted una rara habilidad, la de hablar con tanta gracia que puede hablar de lo que quiera, a mi por ejemplo no me interesa mucho por no decir nada ni Carmona ni Paquirrín, pero si usted lo cuenta ya cambia la cosa, es una cuestión de leer por puro placer al arte de la escritura.
ResponderEliminarPor eso puede escribir usted lo que quiera y cuando quiera no me cabe la menor duda.
Y sin embargo reconozco que a ratos pienso qué hace tan formidable mandoble jugando en torneos cuando podría librar batallas.
Ayer lo leí, y hoy he vuelto, no sé quien es Little Carmona, pero si lo quieres emparejar con la madre y el hijo, ya no me interesa.
ResponderEliminarDe todas formas procura cuando te acuestes no acordarte de ellos, si yo lo hiciera tendría pesadillas.
Tus relatos, aunque sean de personas que no interesan, por lo menos a mí, enganchan.
Un abrazo.