En todo caso el escenario de una Huelga General, la violencia fáctica y simbólica que desde su génesis rezuma impregnándolo todo, sí muestra a las claras la conculcación por la fuerza bruta del curso cotidiano de la vida, la obscena coacción a la voluntad libre de las personas y a sus cosas, a lo que las personas creen y aprecian como inseparables de sí mismos y como extensión de su propia personalidad, por haberlo conseguido en buena ley, y sobre lo que ahora unos extraños malencarados disponen, obligándoles, avasallándoles, acogotándoles.
Los piquetes “convencitivos” son la más patente e incivilizada demostración del arbitrario sometimiento por la fuerza a la libertad de las personas y a sus bienes, y sobre todo a su dignidad y a su estima, a merced de la voluntad de los energúmenos. Es muy difícil describir la humillación, la impotencia y la rabia que se sienten cuando una partida de mamporreros cafres, tan parecidos a los de la kale borroka, te ORDENAN que no trabajes, o que cierres tu comercio, y que para empezar te lo pintarrajean en tu cara.
La Huelga General es el recordatorio y el anticipo bien nítido del retroceso a formas de vida retrógradas y aun bárbaras, depredadoras y de horda, en las que el atropello y el miedo constantes impiden las normas elementales que hacen factible la coexistencia entre personas que se respetan.
De qué sirve oponerle a esa demostración de brutalidad el valor de la palabra y del argumento: cómo es posible que los GRANDES sindicatos se financien opíparamente con los expedientes de regulación de empleo, es decir, con el despido de los trabajadores, cómo es posible que no sepamos el número de liberados sindicales y lo que nos cuestan, cómo es posible el saqueo continuado que de los presupuestos generales del Estado, bajo mil formas y con la anuencia de los gobiernos locales, autonómicos y central, llevan a cabo, cómo es posible que no reconozcan aún que las ideas que les inspiran llevan a la miseria y a la dictadura en todos los países que las pusieron en práctica, cómo es posible que la nomenclatura general de sus cuadros vivan como marqueses, cómo puede ser que las empresas que ellos promueven sean ruinosas, cómo puede ser que los asalariados de las propias centrales tengan condiciones leoninas y precarias como tantos otros, en fin, cómo pueden tensionar de forma impune la normal convivencia de todos hasta extremos tan radicales.
Despotrican, cuando toca, contra los díaz-merchanes y demás grandes empresarios: en realidad es con ellos con quien mejor se entienden. Se necesitan mutuamente. Conforman ambos el establishment del oficial sistema –anterior también a ZP, que conste, aunque le diera él las últimas e incomparables pinceladas poéticas- que todos los demás, que no somos ni del gran empresariado ni de la gran nomenklatura político-sindical-cejicultural- mantenemos. Son, lo sabemos, y nos lo restriegan encima por los morros, los “liberados”.
Genial José Antonio.
ResponderEliminarNada que añadir a tu texto que tan brillantemente expresa lo que pienso.
Pisotean la libertad que dicen defender, no les tiembla la suela del zapato, y encima algunos los creen sus salvadores.
Un abrazo.
Usar métodos del s. XIX paa "informar y convencer" de que hay huelga y te unas a ella y luego romper el mobiliario urbano o los negocios no me parece una buena forma de protesta, pero igual es que estoy equivocado.
ResponderEliminarSalu2
Y cómo puede ser que presenten su indignidad e inmoralidad como santidad y tanto tirios como troyanos les bailen el agua.
ResponderEliminarEl PP debe hacer dos cosas estéticas para espabilarse, aunque me temo que es incapaz: 1- Hacer con TVE lo mismo que ahora y desde que la palmó Franco, está haciendo el Psoez. Pero debe hacerlo ya, antes de ayer. 2- Cambiar sus atuendos por algo informal y casual a lo Vidal-Quadras, por poner un ejemplo. O a lo Merkel y Sarkozy, sin andarse con más historias. Otro gallo cantaría, porque al progrerío le confunden mucho las apariencias.
Saludos.
La Juerga General- en realidad no es otra cosa que un sabotaje puramente político- ha sido un fracaso, a pesar de los piquetes delictivos, que vayan asumiendo que ya no engañan a casi nadie con independencia de que apoye o no una reforma que nadie se ha leído y que los del PP se empeñan en no explicar dejando que estos cenutrios prediquen contínuamente su demagogia
ResponderEliminarSuscribo todo el texto.
ResponderEliminarUn beso.
Se te extraña por elblog de Josefa.
Ya sabes que intento opinar de política el mínimo imprescindible para no terminar siendo no parte de la población. Todos estos acontecimientos, y los que los promueven, los observo con verdadera perplejidad. Digo yo, si no hay limitaciones en el gasto social y reformas laborales, ¿de dónde diantres vamos a sacar el mínimo para sobrevivir? ¿Y estos que encabezan las huelgas tienen la solución? Vaya... Por cierto, ¿cuántos años llevan al frente de los sindicatos? No entiendo nada. Normal, si es que soy una minusválida política.
ResponderEliminarUn abrazo y hasta pronto.
Los liberados son una "corriente", los antisitema y okupas otra, los del entorno batasuno otra... La mejor manera (a mi entender) de comprender esto es hacerse una sencilla pregunta: ¿Quienes son los damnificados de estos grupos y a quien beneficias sus acciones?
ResponderEliminarLas huelgas generales en una democracia no son mas que un ejercicio factico por no decir fascista. Por los barrios --el mio por ejemplo-- ni aparecieron, como era fin de mes, posiblemente por si acaso cobraban. Todo dios esta muy mosca con ellos, por eso se concentraron en el centro.Antes al centro casi ni íbamos, íbamos desde zonas como prosperidad hacia los barrios, ahora por aquí ya ni aparecen. Mas les vale.
ResponderEliminarSaluditos.
El problema es que existan estos puñeteros piquetes.
ResponderEliminarDe lamentarse mucho. Mis mejores deseos con toda mi alma para que resuelvan la situación muy pronto y de la mejor manera, sin más actos violentos, en ninguna modalidad. La unión hace la fuerza.
ResponderEliminarMi abrazo sentido y querido.
Estoy harto de problemas...
ResponderEliminarSaludos y buen fin de semana.