miércoles, 18 de julio de 2012

Allí donde el Mal no se puede concebir



    
 Qué medicinal bálsamo el volver entonces la vista hacia allí,  hacia esos pagos donde los perros del dolor, de la injusticia y de la desigualdad no muerden a los hombres. Allí donde se cruzan los caminos de la Utopía hecha realidad, allí donde el mal no se puede concebir, sí, allí donde regreso siempre fugitivo, harto de Madrid, pongamos que hablo de Pekín. Quien dice Pekín dice Corea Norte. Allí donde no existe la semilla diabólica de todos los males, la privada propiedad, la separación de lo tuyo y lo mío, que es allí todo de todos, y por eso, si lloran esas mujeres norcoreanas es de plena felicidad, o de honda pena por la pérdida irrecuperable de su venerado gobernante. ¿Cuándo, por más que el paro de los seis millones resolvieran, por más que veinticinco pagas para cada español y para cada inmigrante aquí consiguieran, cuándo, me digo, podrían Rajoy o Rubalcaba soñar con cosechar una adoración ni remotamente parecida?
    
   Qué reconfortante para las psiques, qué descanso para las almas y para los cuerpos ha de ser el vivir cotidiano en sociedades así de armónicas, como suspendidas fuera del Tiempo, que sólo es ruido y furia. Sin querellas, sin noticias que te dejan el ánimo hecho migas, sin insultos, sin enfrentamientos. Sin violencias, sin disturbios, sin exabruptos. Sin protestas, sin tensiones. ¿Qué sentido podría allí tener la existencia de un sólo Indignado? Por poquísimo que tengan es superior la calidad de la vida en todas las Coreas Norte del mundo, pues la tranquilidad y ese sereno sumirse en la dorada burbuja de lo colectivo, sin la grosera tensión derivada de afirmar como sea el yo individual, sin egoísmo, colorean y rebosan en el espíritu de sus miembros pacíficos y naturalmente justos y benéficos. La plena dulzura del vivir, ya digo.
   
    Todo lo más, como ahora nos llega a este Infierno que habitamos, la nueva sentimental de su Sumo gobernante, que incluso anima la mansa beatitud de las masas. Kim Jong Un, ese Paquirrín en bueno, se ha dejado ver en público con una atractiva mujer. Añade por su cuenta el embobado redactor de La Razón “que la joven aporta un toque fresco y humano a los actos oficiales”. Al parecer es ella ex –cantante de un grupo pop, con éxitos a su espalda titulados “Nosotros somos la tropa del Partido”, o “La excelente dama caballuna”, sobre una muchacha premiada por lo mucho que encantada trabaja en la fábrica.
    Pues sí, lector, qué paz en esas Coreas Norte, qué relajante evasión cuando los dramas aquí nos salpican de angustia la misma piel. Comprendes entonces el ideal que enardece a muchos de nuestros idealistas compatriotas. Y por un rato, ya digo, igual de guay que  el masaje del “Hola” para las Señoronas, y sólo donde ponía Rainiero y Grace, poner ahora a este par de GranCoreanos.


Post/post: gracias a Xad Mar, a Lobo Solitario, a Mónica, a NVBallesteros por regalarme su compañía, por completar con su aliento este blog, por bloggear ayer a mi lado, GRACIAS.
  
      

4 comentarios:

  1. Muy interesante, me gusta mucho como escribes y como te expresas!!

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  2. Genial tu entrada José Antonio, tan genial, que me estan entrando unas ganas enormes de comprarme un billete de ida para Corea del Norte, solo con la duda de si ir en tren, barco o avión.
    Me has convencido, nos quejamos de vicio, solo eso.
    Salud

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  3. Yo te lo digo desde ya, si no fuese porque la moda norcoreana no encaja con mi personalidad mediterránea, me plantaba allí en un plisplas.

    Un abrazo

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  4. Cierto, nos quejamos de vicio. Me saco el pasaporte y me marcho para Corea...del Sur. Saludos

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