Qué medicinal bálsamo el volver
entonces la vista hacia allí, hacia esos
pagos donde los perros del dolor, de la injusticia y de la desigualdad no
muerden a los hombres. Allí donde se cruzan los caminos de la Utopía hecha realidad, allí donde el
mal no se puede concebir, sí, allí donde regreso siempre fugitivo, harto de Madrid, pongamos que hablo de Pekín. Quien dice Pekín dice Corea Norte. Allí donde no existe la
semilla diabólica de todos los males, la privada propiedad, la separación de lo
tuyo y lo mío, que es allí todo de todos, y por eso, si lloran esas mujeres
norcoreanas es de plena felicidad, o de honda pena por la pérdida irrecuperable
de su venerado gobernante. ¿Cuándo, por más que el paro de los seis millones
resolvieran, por más que veinticinco pagas para cada español y para cada
inmigrante aquí consiguieran, cuándo, me digo, podrían Rajoy o Rubalcaba soñar con cosechar una adoración ni remotamente
parecida?
Qué reconfortante para las psiques, qué descanso para las almas y para
los cuerpos ha de ser el vivir cotidiano en sociedades así de armónicas, como
suspendidas fuera del Tiempo, que
sólo es ruido y furia. Sin querellas, sin noticias que te dejan el ánimo hecho
migas, sin insultos, sin enfrentamientos. Sin violencias, sin disturbios, sin exabruptos.
Sin protestas, sin tensiones. ¿Qué sentido podría allí tener la existencia de
un sólo Indignado? Por poquísimo que
tengan es superior la calidad de la vida en todas las Coreas Norte del mundo, pues la tranquilidad y ese sereno sumirse
en la dorada burbuja de lo colectivo, sin la grosera tensión derivada de
afirmar como sea el yo individual, sin egoísmo, colorean y rebosan en el
espíritu de sus miembros pacíficos y naturalmente justos y benéficos. La plena dulzura del vivir, ya digo.
Todo
lo más, como ahora nos llega a este Infierno que habitamos, la nueva
sentimental de su Sumo gobernante, que incluso anima la mansa beatitud de las
masas. Kim Jong Un, ese Paquirrín en bueno, se ha dejado ver en
público con una atractiva mujer. Añade por su cuenta el embobado redactor de La Razón “que la joven aporta un toque
fresco y humano a los actos oficiales”. Al parecer es ella ex –cantante de un
grupo pop, con éxitos a su espalda titulados “Nosotros somos la tropa del
Partido”, o “La excelente dama caballuna”, sobre una muchacha premiada por lo
mucho que encantada trabaja en la fábrica.
Pues sí, lector, qué paz en esas Coreas
Norte, qué relajante evasión cuando los dramas aquí nos salpican de
angustia la misma piel. Comprendes entonces el ideal que enardece a muchos de
nuestros idealistas compatriotas. Y por un rato, ya digo, igual de guay que el masaje del “Hola” para las Señoronas, y sólo donde ponía Rainiero y Grace, poner ahora a este par de GranCoreanos.
Post/post: gracias a Xad Mar, a Lobo Solitario, a Mónica, a NVBallesteros por regalarme su compañía, por completar con su aliento este blog, por bloggear ayer a mi lado, GRACIAS.
Muy interesante, me gusta mucho como escribes y como te expresas!!
ResponderEliminarGenial tu entrada José Antonio, tan genial, que me estan entrando unas ganas enormes de comprarme un billete de ida para Corea del Norte, solo con la duda de si ir en tren, barco o avión.
ResponderEliminarMe has convencido, nos quejamos de vicio, solo eso.
Salud
Yo te lo digo desde ya, si no fuese porque la moda norcoreana no encaja con mi personalidad mediterránea, me plantaba allí en un plisplas.
ResponderEliminarUn abrazo
Cierto, nos quejamos de vicio. Me saco el pasaporte y me marcho para Corea...del Sur. Saludos
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