Nos lo cuenta esto Millás en
una novela acerca de un capitoste derechista, y como resulta eso en la
industria cultural más que un trillado
lugar común, cuela fijo. Ahora bien, pasa en la realidad, como tantas otras
hazañas de los prohombres progresistas, y nos quedamos perplejos un instante,
pero para nada se adensa ese soberbio ejemplo en el imaginario simbólico de los
ciudadanos. De ahí se deriva sobre todo la pretendida superioridad moral de la
Izquierda. Y el caso es que la proeza de Jordi
Ausás merecería que un Eduardo
Mendoza en plenitud de sus facultades la inmortalizara en una secuela de
aquella gran novela suya, “El tripartito
de los prodigios”, que podría titularse ésta.
Érase un militante de la Esquerra
Republicana metido en política. O sea, un santón laico de camisa negra,
republicano e independentista, de estos que a la mínima te sueltan a la cara un
¡Salud y República! que tiembla el
misterio de la pureza izquierdista más insobornable. Sucedió que ascendió.
Tanto progresó Ausás que llegó a
consejero del inolvidable gobierno catalán que capitaneó Montilla, aquella maravilla. ¿Alcanzó a ser un cualquier consejero?
No, precisamente el de Gobernación,
el ministro de Interior entre 2008 y 2010, de los que mandan tropa, vamos.
Antes había sido Ausás alcalde de la
Seo de Urgel. ¡No habrá pues pronunciado él diatribas sobre la Esquerra y sobre
la República! ¡No habrá enardecido corazones él ni nada con esos hermosos reclamos!
Pues ayer mismo, el tal Jordi
Ausás fue por la Autoridad hecho preso como presunto miembro de… una banda
dedicada al Contrabando de tabaco
procedente de Andorra. ¡Por los clavos de San Josep Lluis Carod Rovira! Como en
la posguerra franquista, como en una desgarrada canción de Carlos Cano, entre palmas y sardanas, al Contrabando el Conseller
que se fue. Y de aquel enriquecimiento nació el lamento que hoy canta este blog. ¡Ay, Ausás el del Govern!
Precisa la requisitoria del fiscal además que cada mañana, como Juan Valdés, el cafetero célebre,
acudía Ausás al garito y cueva de la banda a retirar en persona el
material, en el bien entendido ejemplo de cuánto el ojo del ex -conseller puede
engordar el caballo tordo del contrabando. Asimismo destaca el fiscal el muy preciso
grado de organización que la banda desarrollaba: “Funcionaban mejor que la
central de Seur, en cinco minutos cargaban o descargaban el tabaco. Si nuestro
ejército funcionara así, sería mejor que el de EE UU.” Que se halló además en
el domicilio del conceller Ausás tabaco por un valor inferior a
los quince mil euros. ¿Es o no, lector, una historia de best-seller?
No sé si Millás o Mendoza se pondrán a ello, que me creo
que no, pero yo te juro, lector, que si corrieran por mis venas sólo unas gotas
de arte, yo mismo le compondría un fado que fuera inolvidable a este prodigioso
Ausás el del Govern.
Post/post: gracias a Ruiz y a Xad Mar, y a Juan Carlos Esteban Illanes, por dejarme su huella aquí, por bloggear ayer a mi lado, GRACIAS.
Y para más inri, tan independentista él, pero para esto del contrabando no tuvo reparos en asociarse con algún miembro corrupto de la Benemérita.
ResponderEliminarSi es que Dios los cria...
No se de que nos extrañamos. En este país la casta de parásitos políticos obien son primos hermanos del Tempranillo o bien descendientes por rama paterna de los cien mil... hijos de San Luis
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