sábado, 14 de julio de 2012

La prodigiosa historia del Conseller contrabandista


    
     Nos lo cuenta esto Millás en una novela acerca de un capitoste derechista, y como resulta eso en la industria cultural  más que un trillado lugar común, cuela fijo. Ahora bien, pasa en la realidad, como tantas otras hazañas de los prohombres progresistas, y nos quedamos perplejos un instante, pero para nada se adensa ese soberbio ejemplo en el imaginario simbólico de los ciudadanos. De ahí se deriva sobre todo la pretendida superioridad moral de la Izquierda. Y el caso es que la proeza de Jordi Ausás merecería que un Eduardo Mendoza en plenitud de sus facultades la inmortalizara en una secuela de aquella gran novela suya, “El tripartito de los prodigios”, que podría titularse ésta.
   Érase un militante de la Esquerra Republicana metido en política. O sea, un santón laico de camisa negra, republicano e independentista, de estos que a la mínima te sueltan a la cara un ¡Salud y República! que tiembla el misterio de la pureza izquierdista más insobornable. Sucedió que ascendió. Tanto progresó Ausás que llegó a consejero del inolvidable gobierno catalán que capitaneó Montilla, aquella maravilla. ¿Alcanzó a ser un cualquier consejero? No, precisamente el de Gobernación, el ministro de Interior entre 2008 y 2010, de los que mandan tropa, vamos. Antes había sido Ausás alcalde de la Seo de Urgel. ¡No habrá pues pronunciado él diatribas sobre la Esquerra y sobre la República! ¡No habrá enardecido corazones él ni nada con esos hermosos reclamos!
   Pues ayer mismo, el tal Jordi Ausás fue por la Autoridad hecho preso como presunto miembro de… una banda dedicada al Contrabando de tabaco procedente de Andorra. ¡Por los clavos de San Josep Lluis Carod Rovira! Como en la posguerra franquista, como en una desgarrada canción de Carlos Cano, entre palmas y sardanas, al Contrabando el Conseller que se fue. Y de aquel enriquecimiento nació el lamento que hoy canta este blog. ¡Ay, Ausás el del Govern!  
   Precisa la requisitoria del fiscal además que cada mañana, como Juan Valdés, el cafetero célebre, acudía  Ausás al garito y cueva de la banda a retirar en persona el material, en el bien entendido ejemplo de cuánto el ojo del ex -conseller puede engordar el caballo tordo del contrabando.  Asimismo destaca el fiscal el muy preciso grado de organización que la banda desarrollaba: “Funcionaban mejor que la central de Seur, en cinco minutos cargaban o descargaban el tabaco. Si nuestro ejército funcionara así, sería mejor que el de EE UU.” Que se halló además en el domicilio del conceller  Ausás tabaco por un valor inferior a los quince mil euros. ¿Es o no, lector, una historia de best-seller?
     No sé si Millás o Mendoza se pondrán a ello, que me creo que no, pero yo te juro, lector, que si corrieran por mis venas sólo unas gotas de arte, yo mismo le compondría un fado que fuera inolvidable a este prodigioso Ausás el del Govern.   




Post/post: gracias a Ruiz y a Xad Mar, y a Juan Carlos Esteban Illanes, por dejarme su huella aquí, por bloggear ayer a mi lado, GRACIAS.

  

2 comentarios:

  1. Y para más inri, tan independentista él, pero para esto del contrabando no tuvo reparos en asociarse con algún miembro corrupto de la Benemérita.
    Si es que Dios los cria...

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  2. No se de que nos extrañamos. En este país la casta de parásitos políticos obien son primos hermanos del Tempranillo o bien descendientes por rama paterna de los cien mil... hijos de San Luis

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