La otra noche, brujuleando por los canales de la TDT, cacé al vuelo un
fragmento de Regreso a Howard´s End. Ya la había visto otras veces, pero para nada
eso me importunó. Al contrario, fue motivo de íntima alegría, porque el
reencontranos con lo que amamos, el volver a recrearlo de tanto en tanto dentro
de nosotros, aparte ya del goce puramente estético, es algo que nos religa con
nosotros mismos, en la medida en que vuelve a apuntalar las huellas del sendero
sentimental e intelectual que para bien nos constituye. Volvemos a renovar así
esos votos interiores de nuestra sensibilidad.
Llegué en ese momento en que Emma
Thompson recorre con la mirada el exterior de esa casa solariega, en un
pago de la campiña inglesa. No se trata de una apabullante mansión colosal, de
esas que te dejan sin respiración sólo con ver su mole ciclópea, ni mucho
menos. Se encuentra además en un notable estado de abandono. Y sin embargo, es
la mirada radiante de Emma, como si
la tuviera ella dotada de unos extraordinarios poderes mágicos, la que nos va
revelando –esos ladrillos oscuros, esas tejas renegridas y mohosas, esas
maderas y ventanales algo decrépitos-
toda la belleza latente en esa casa y en su entorno. Es difícil que
hubiera podido cualquier otra actriz llevar a cabo ese prodigio, pues casi a un
milagro asistimos, y es que esa mirada resplandeciente y encantadora transforma
las amustiados enseres sobre las que se posa, invistiéndolos de la secreta
hermosura que en ellos anida y que sólo a la luz de los ojos de Emma pudiera despertarse.
Era formidable, porque, encuadraba la cámara de Ivory cualquier cosa, no sé, unos pálidos alibustres, una simple
piedra al paso del rodeo que daba Emma,
unas flores lacias, un suelo de tarima mate, una cortina gastada, vistos a
través de una ventana polvorienta; insertábase luego la mirada vivificante de Emma mirándolas, y las veíamos un
momento después como renovadas, embellecidas y realzadas en todo su verdadero
atractivo. Una mirada maravillada y transformadora a la vez, que se diría
creadora por sí misma de belleza, pero no de forma gratuita, pues sabemos que
ya Emma ha imaginado antes muchas
veces en su interior esa casa, de la que su amiga fallecida con contagiosa
fascinación le había hablado en numerosas ocasiones. Emma no va pues a conocer Howard´s
End, acude a re-conocerla, a pesar de nunca físicamente haberla visto
antes.
Es una secuencia preciosa, y fue precioso el volverla a saborear. Como el episodio de la concejala de Los Yébenes, aquel cuidado que Olvido
dejó entre el vídeo abandonado, la peli nos llevó también a los dominios del
grandioso San Juan de la Cruz, a su Cántico espiritual, como si todas las
cosas, las buenas y las regulares, a él llevasen:
Mil gracias derramando
pasó por estos sotos con presura
y yéndolos mirándolos
vestidos los dejó de su hermosura.
Claro, el poeta, quién si no, nos dio la
clave: es la mirada hermosa del que sabe mirar, la que propaga y vuelca esa
misma belleza sobre las propias cosas. Emma,
anda, mujer, irradia también tu mirar sobre
este discreto blog que te invoca, diosa.
Post/post: gracias a Monica, a Jaime, a Donaire Galante, a CLAVE, a Winnie0, a Juante, a aspirante, a Norma, a Cesar, a Mateo, a anónimo, a NVBallesteros por hacer mejor este blog, por bloggear conmigo ayer, GRACIAS.
Me encanta esta actriz. Me parece que borda sus actuaciones..Un besito y buen finde Jose Antonio
ResponderEliminarLa belleza reside en el corazón del observador.
ResponderEliminarLa belleza reside en el corazón del observador.
ResponderEliminaruna mirada maravillada y transformadora a la vez...creadora de belleza.Esa es la verdad y la has puesto en palabras
ResponderEliminarCoincidimos en el gusto. Emma (suponiéndola no una vulgar bovarina de olvidadizo y lábil hormigueo) es de una gran belleza e inspira no pocas concupiscencias.
ResponderEliminarSaludos.
Esta película la tengo pendiente.
ResponderEliminarNo se si la mirada de Emma dirá todas esas cosas pero la tuya desde luego sí.
Bellísima entrada la de hoy.
Aplaudo "toda la belleza latente" en su blog. Ha sido "precioso" recorrerlo y "volver a sabarear " su escritura. Maravilloso post. Gracias. Saludos
ResponderEliminarQue entrada tan romántica la de hoy, es bonito ver esas película que el tiempo no les quita sabor, al contrario las hace obra de arte..buen finde amigo...
ResponderEliminar¿Hay algo que no haya escrito y pensado San Juan de la Cruz?
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