Buscaba, hirviente, Jesús Caldera
a Amy Martin –señalada por la
canallesca- desesperadamente por
toda la Fundación Ideas en llamas.
Al principio revelóse que Amy, esa
Madonna del intelecto, era Mulas, el
mismo director de la Fundación, esto es, que la novia era él. Pero luego la
propia mujer de Mulas, Zoé Alameda, se abrió de capa: Amy
Martin soy yo. Pero… añadió Zoé,
el señor Mulas no lo sabía, no lo
sabía. Aparecieron los artículos a tres mil euros la pieza, que ni el académico
Cebrián, los videoclips en Nueva
York, las facturas falsas, las identidades falsas, los secretos y las mentiras.
Desfilaron bajo el Diluvio también golosas subvenciones zetapeicas a sus pelis,
cargos de confianza entrambos, artículos suyos con vibrantes proclamas de
solidaridad y de igualdad: el Arca de
Zoé.
Las interrogantes despuntan entonces
más que obvias: si a Amy le pagaban
a tres mil euros la pieza, de seguir la lógica sindicalista que nos indica que no va a ganar el indio más que el Jefe,
cuánto entonces ganaba Mulas, el bonito
director de la Fundación. ¿Y qué emolumentos entonces de la misma recibe el
señor Caldera, su Vicepresidente a
la sazón? Porque del Presidente de la Fondue, que es… el Señor Rubalcaba, mejor será no hablar.
Claro, de sobra se entenderá
que a los que somos NADA (pero que,
lo que es escribir, desde hace años escribimos un rato), que aventuramos además
nuestro dinero para autoeditarnos y vamos luego penosamente mendigando a
quienes nos leen el blog –con escaso éxito, la verdad- que compren nuestro
libro y no perder así demasiada tela, el caso Amy Martin nos inflame
especialmente los gabilondos hondos.
El comunicado de la heroína al efecto es que es, por hiriente, extraordinario.
Así enhebra la cosa la fantástica Amy: “Amy fue enviando artículos
que gustaron y recibió un contrato (en el que el Departamento de Comunicación de
Ideas fijó las tarifas)”. Dime, lector, ¿es o no el mundo wonderful total?
Mas el explícito recado a Caldera:
no fue Mulas, sino el citado
Departamento quién asignó el pastizal del humedal. Y la final justificación: “Hoy en día, para cualquiera con una buena
formación, la generación de artículos de opinión en múltiples áreas es una
tarea asequible”. Escribirlos puede, pero “colocarlos” a tres mil el
alzado, la clave del asunto, todo menos fácil es. ¿En qué mundo yuppiguay viven
estos jóvenes no sé si más prodigiosos que progresistas?
Una vez más, eso sí, la Realidad se complace en su irónico desenvolvimiento.
¿O no lo es acaso que todo este fenicio cúmulo aflorado de Inventos y mixtificaciones de Amy
Martin encontrara su acomodo precisamente en la Fundación Ideas, quale idea?
LAS HISTORIAS DE UN BOBO CON ÍNFULAS (Resumen de la obra en post del
19-1-2013)
154 pgs, formato de 210x150 mm,
cubiertas a color brillo, con solapas. Precio del libro: 15 Euros. Gastos de envío por correo certificado incluidos en
España. Los interesados en adquirirlo escribidme por favor a josemp1961@yahoo.es
“No soy nada, no quiero ser nada, pero conmigo van todas las ilusiones
del mundo” (Pessoa)
Ahí, como bien explicas, están pringados desde el Rubal al chofer de Mulas, pasando por la parentela de cada uno.
ResponderEliminarY lo mismo sucede en el Caso Urdangarin ; hasta los guardias de Palacio de Zarzuela deben de estar implicados, por lo que va apareciendo.
Que se pagara todo ese dinero por cada artículo y nadie dijera nada ya indica el nivel de corrupción que debe haber dentro de esa Fundación.
ResponderEliminarAparte tiene toda la pinta de que esa falsa Amy y su marido son un par de jetas que han estado succionando toda la pasta que han podido por una vía u otra.
Son una manada de chorizos.
ResponderEliminarGenial. Saludos
ResponderEliminarAmigo José Antonio, leyendo tus artículos casi cada día,y viendo lo bien que se los pagan a algunos, me asalto una Idea.
ResponderEliminar¿Como José Antonio, no ha tenido la Idea, de Idear unos artículos, para enviarselos a la fundación Ideas y que se los pagaran asi de bien?.
Me parece imposible que a un hombre preparado como tu, no se le hubiera o hubiese ocurrido tan brillante Idea.
Salud
El caso Amy Martin marca la diferencia entre las dos grandes corruptelas existentes en la piel de toro. La de derechas, tipo Bárcenas o Rato, no pasa de ser a la que aspira todo el imaginario colectivo, cuando juega a la lotería, obtiene información privilegiada en bolsa o es pariente de buena familia, como, por ejemplo, tesorero de la familia pepera. Pero la corruptela sociata de Ideas es de otra naturaleza: es a la que aspiran esos niños y niñas (sobre todo) de orgasmus, alumnos aventajados de la logse, que no saben hacer la o con un canuto, pero creen en serio que el Instituto Cervantes de cualquier país remoto los redimirá de la guerra civil perdida y, ya de paso, los catapultará a la fama del premio Planeta, con todo tipo de experiencias sexuales inenarrables, que no podrían permitirse en el pueblo ibérico. Ellos y ellas, como son de izquierdas, saben de todo y no saben de pagas extras afanadas ni de oposiciones tediosas donde solo los que más estudian y se esfuerzan puedan conseguir plaza. El tal Mulas ha servido de chivo expiatorio de un psoez errático y nulo, porque algún chivato de la competencia ha querido tapar la pisada de Bárcenas. Y así andamos.
ResponderEliminarEntre ambos modus vivendis anda el juego ibérico de bellota.
Saludos.
Lo que más indigna es que todo este tipo de foros, asociaciones, fundaciones, observatorios...son pagados con nuestros dineros, que desde que abrimos un ojo por la mañana y presionamos el interruptor de la luz ya estamos pagando, eso sí, para justificación de todos los meapilas que están encantados con esta social democracia.
ResponderEliminarSumado a esto, está el conjunto de ideologías "yupi guay": ecologimos, feminismo, progresismo...y claro, oye si hay unas subvenciones que recibimos por parte de esa España tan facha, tenemos que recompensar a nuestras sufridas articulistas porque desarrollan unas ideas que no tienen precio, no, no las merecemos, y además sufridoras silenciosas de una sociedad machista que las está asfixiando.
No es una exageración, forma parte de la mentalidad generalizada.