Con nada menos que –durante el Poder de la mayoría absoluta de la
Derecha, a menudo acusada de QUERER ACABAR CON TODO- todo un ex-presidente de la CEOE, Díaz Ferrán, bajo la acusación de muy graves delitos entre
rejas arrojado, el ahora vicepresidente de la organización patronal, Arturo Fernández, como si fuera el
desigual cómico de homónimo nombre, ha propalado una baladronada del todo punto
intolerable: “¿Que debo a la Seguridad Social? Pues sí, a mucha honra, como muchos
españoles”.
Precisó luego que su grupo empresarial, que emplea a 2000 trabajadores,
atraviesa dificultades, sí, pero que a pesar de ello ninguno de sus
trabajadores o proveedores han dejado de cobrar. Que esos aplazamientos son
legales y que están así 800.000 empresas españolas. Aún si fuera esto último
cierto, no es esa la realidad que las pequeñas empresas en carne propia viven a
diario, a las que el mínimo retraso en los pagos acarrea un durísimo gravamen, y
las que sólo conocen trabas y obstáculos de toda suerte.
No debe ser nada fácil, en contra de lo que la vox pópuli parece creer,
dirigir una empresa de dos mil trabajadores, ingeniárselas para conseguir una
carga de trabajo continuada para plantilla de esa dimensión, ni tiene por qué
ser el empresario, como los políticos profesionales, un prestidigitador de la Palabra, pero bajo ningún concepto
puede el vicepresidente de la Patronal precisamente vanagloriarse de sus deudas
a la Seguridad Social. Debería también este Arturo con nitidez rectificar.
Esa frase desgraciada, en el actual contexto de paro y de estrecheces
crecientes para muchos, es una afrenta indigna en un responsable público. Y
últimamente la verdad es que los
Señorones de la CEOE –partes de la Casta subvencionada también-, cuya
relación con los verdaderos creadores de riqueza a menudo parece una mera
coincidencia, andan sobrados de cósmicas estupideces. Algo más que eso: constituyen verdaderas
provocaciones.
LAS HISTORIAS DE UN BOBO CON ÍNFULAS (Resumen de la obra en post del
27-1-2013 y 1-2-2013)
154 pgs, formato de 210x150 mm,
cubiertas a color brillo, con solapas. Precio del libro: 15 Euros. Gastos de envío por correo certificado incluidos en
España. Los interesados en adquirirlo escribidme por favor a josemp1961@yahoo.es
“No soy nada, no quiero ser nada, pero conmigo van todas las ilusiones
del mundo” (Pessoa)
Efectivamente, la mayoría de las empresas cumplen, con grandes dificultades, con las cargas sociales que les corresponden. También es legítimo aplazarlas en espera de tiempos mejores, aunque cuando una gran empresa comienza a tener dificultades, rápidamente es vaciada de todo valor y cuando la S.S. llega apenas quedan las olivetti de 1998. Comprendo las dificultades que debe acarrear conseguir carga de trabajo para toda esa ingente cantidad de trabajadores, pero no nos dejemos engañar, el 80% de las cotizaciones vienen de empresas de entre 1 y 25 trabajadores, esto es la pequeña y mediana empresa de siempre y para ellos no es motivo de honra tener que dejar de pagar sus deudas, antes al contrario. Las grandes empresas tienen una capacidad de presión importante y muchas de ellas, (liberal, liberal, viva la liberación) trabajan directamente para papá estado, como es el caso de D. Arturo.
ResponderEliminarNunca he mirado si un empresario era de derechas o de izquierdas, y jamás he envidiado sus riquezas, conseguidas honradamente,sino si cumplía con las normas y leyes o no y si en el camino redistribuye su riqueza. Por mi trabajo y por mi experiencia, tengo mi propia opinión de cómo actúan los empresarios en función de su sensibilidad social. Y conozco casos de personas que han trabajado toda su vida y a la hora de la jubilación, hace 20 años, tenían cero días cotizados.
Y con esa sabiduría que mi abuelo ponía en todas sus sentencias, quiero trasmitiros una suya: a trabajar nadie se puso rico.
Saludos y a remar!