Ella es mucho y yo, como hasta de lejos puede verse, soy poco. Marta Rivera de la Cruz es muy notable escritora dentro del panorama
literario, reconocida y laureada con justeza desde los albores de su carrera
literaria, licenciada en CC de la Información y especialista en Comunicación
Política por la Complutense madrileña, profesora también de escritura y asidua
colaboradora en numerosos medios, que abarcan el arco iris que va desde la COPE hasta EL PAÍS. Como por las aguas bravas del Twitter navegamos juntos, aunque raramente revueltos, los dioses
con las hormigas, allá que acudí, torvo rehén de envidia y fracaso, a ver si
podía hacerle yo unas cosquillas al tobillo de la gran escritora. Y esta Odisea que ahora te cuento, lector, es
la que, gracias sólo a su amabilidad extrema en contestarme, a lo largo de ese
día a Marta Rivera y a esta nada con
ínfulas que je suis, el lance del tuiteo arrojó. Ahí te va:
En el principio Marta Rivera
tuiteó: “Y ahora saldrán llorando los mismos que piratean libros: la librería
Jaimes deja el Passieg de Gracia tras 62 años”.
Se quejaba así ella, y con razón, del inicuo pirateo de los libros. Yo
sólo quería, un poco por los pelos la verdad, recordarle otras injusticias. Así
es que le respondí: “¿y los que han de autoeditarse porque NADIE les hace caso, por no tener enchufe?”. Por lo que fuere,
rápida ella con ironía me retrucó:
-“ah, que los que editamos es porque tenemos enchufe ??”
- “muchos sí, no? (y no digo que
sea su caso)”
- “si supiese usted lo que cuesta editar un libro sabría que por
simpatía no se publica a nadie”, me apuntó ella.
No sé, me fastidió un poco ese tono
tan severo, esa distancia tan enorme que ella me asignaba y en la que quería
aherrojarme, así es que algo me revolví:
-si supiese usted lo que es que te cierren todas las puertas, si
reconociese toda la morralla que a todo lujo se edita. Por recomendación se
publica a muchísimo figurón, ¿hacemos la lista?
-no te confundas, no es por recomendación. Es porque son rentables.
-yo he autoeditado un libro DIGNO y no me ha costado mucho, y sólo he
hecho 300 ejemplares.
-ese no es un negocio para una editorial.
-pero, vamos, ignorar las recomendaciones y los chanchullos y las
amistades en las editoriales me parece extraño. En el bingo de mi barrio tratan
con más consideración a las personas que en las editoriales.
-no lo sé, pero intentan editar lo que creen que van a vender. No
publican porque les caigas bien o mal.
-si editar 300 libros cuesta tan poco, y la editorial está encantada de
hacérmelos, a cuánto salen editar 50.000. Me extraña que hable usted tan segura
en su nombre. Creo que nuestro país es básicamente tribal, lo que eso supone.
-no hablo en nombre de nadie, pero conozco el sector, y le aseguro que
las decisiones se toman en términos de rentabilidad, lo cual no quiere decir
que no se hagan apuestas equivocadas o que un buen libro pueda ser rechazado.
-pues yo le aseguro que los casos de favoritismos y de amiguismos están
a la vista de todos, y que es un mundo atravesado de injusticias, que no dudo
que a usted le preocupan.
-lo siento, pero se equivoca usted. Las decisiones de una editorial son
empresariales. No hay nada personal, sólo negocios.
-usted sentencia y punto, yo pensaba que los Escritores no eran así.
-José Antonio, es que lo que yo le cuento no es una opinión. Hablo de
hechos, y son objetivos.
-¿y no puede usted, por favor, pensar que lo que yo le cuento también lo
es? ¿No es el nuestro un país de lazos personales?
-una editorial es una empresa. Y una empresa fabrica sólo lo que cree
que puede vender bien, sean libros o chorizos. Si una editorial publica el
libro de una miss es porque creen que lo van a vender, no porque la miss les
caiga bien.
-ya, ya me ha asegurado usted eso. Yo, que soy nada, le digo que en el
bingo de mi barrio se trata con más respeto a las personas. Como si en las
empresas el factor personal no contara nada.
-para fabricar un producto???
-pero es que usted me habla de la teoría, paradójicamente soy yo, o sea,
nadie, quien le hablo del elemento humano.
-no, yo le hablo de la práctica. Las editoriales no son club de amigos,
son empresas que buscan rentabilidad. Si eligen un libro es sólo porque que
puede ser rentable, no por hacer un favor ni para quedar bien con alguien.
Entiendo que es lógico pensar “no me publican porque no tengo contactos”, pero
le aseguro que no funciona así.
-usted asegura y asegura y reasegura, ¿quiere que le diga yo lo que es
lógico pensar de tan aplastante “seguridad”? Si es que los mismos Escritores en
sus diarios, en sus memorias, en sus reflexiones publicadas abundan en los
favoritismos existentes.
Falta, lector, la despedida, que me pareció un sobresaliente broche a la
querella. Me gustaría hacer antes alguna consideración. Por supuesto, huelga
decirlo, no es necesario estar de acuerdo conmigo. Defiendo en general las ideas liberales, pese
a ser tan antipáticas, como las menos nocivas para el individuo y para la
sociedad. Por eso mismo me parece bien que las editoriales sean empresas
privadas, que, como tales, basan su mantenimiento en la imprescindible
rentabilidad. Me parecería mucho peor
que se encargara lo público también de la producción de libros. Discutirlo
ahora nos llevaría lejos; sirva de mero apunte argumentativo la supuesta compra
de 30.000 Verstringes por decisión
chavista, dislate a que a menudo ello nos llevaría. Sería fácil tras conocer el
rechazo editorial, hacerse uno partidario de lo público y de las subvenciones. Sin
embargo, el aceptar las ideas liberales no implica la imposibilidad de la
crítica a según qué decisiones empresariales. Al principio Marta Rivera arguía sobre el coste de editar un libro. Cuando le
puse el ejemplo concreto de mi libro, ese problema ya se esfumó. Me llamaba la
atención, claro, el que una y otra vez, siendo ella escritora, me atizara con
la canónica visión empresarial. Una editorial es una empresa, no un club de
amigos, y edita por cálculo mercantil: elemental. Claro, esas son las generales
de la ley, y es una parte importante de la “verdad”, pero creo que no lo es
toda. De ahí a negar la relevancia de las recomendaciones, de los padrinazgos,
de las influencias a la hora de conseguir editar o no determinado libro, que es
lo que se discute, sobre todo en nuestro país, basado en la prevalencia de los
lazos personales y primarios sobre los títulos abstractos, media un salto
olímpico, me parece. Los propios escritores en sus textos memorísticos así a
menudo reflejan toda esta red de conexiones, de favores, de amistades que
forjan lo que tras las bambalinas se cuece… o deja de cocerse. Deviene así a mi
juicio la canónica visión empresarial en cuento de hadas, pues, a despecho de
en apariencia ser cruel e inapelable, objetiviza sus decisiones, encubre esas
bambalinas y absuelve –lo merezca o no- a quien consigue ver sus desvelos
literarios publicados. Cierto que los contactos también se crean, y que si te
dejas ver, si insistes, frecuentas, abundas, das la plasta, en fin, algo
recogerás, pero esa es otra historia. Me parece evidente, en fin, que si yo
fuera muy amigo de Arturo Pérez Reverte,
por no decir del Señor Lara,
escribiendo las mismas ínfulas, alguna probabilidad más tendría de verlas
editadas que no siéndolo. ¿Quiere ello decir que todos los que consiguen ver
editado su libro lo deben al enchufe? Ni mucho menos, casos habrá y para todo,
pero es que Marta Rivera justamente
me asegura que en las decisiones editoriales “no hay nada personal”. Eso es lo que yo le discuto, y aun
agradeciéndole su gentileza –no estando en absoluto obligada- en contestarme no
dejaba de herirme la sistemática frialdad de su tono. Llegamos así ya, sufrido
lector mío, al desenlace de esta mínima odisea. Me dijo entonces ella:
-Si usted sigue queriendo creer en la conjura de los necios, adelante.
Yo he intentado contarle las cosas como son. Pero es usted muy dueño de
preferir otra versión de los hechos. Le deseo suerte.
A lo que le dije yo:
-Si usted sigue queriendo creer en los cuentos de hadas, adelante. Yo he
intentado contarle también las cosas como son. Es usted muy dueña de seguir con
su tono apodíctico y granítico. Le deseo éxitos.
LAS HISTORIAS DE UN BOBO CON ÍNFULAS
(Resumen de la obra en post del 27-1-2013 y 1-2-2013)
154 pgs, formato de 210x150 mm,
cubiertas a color brillo, con solapas. Precio del libro: 15 Euros. Gastos de envío por correo certificado incluidos en
España. Los interesados en adquirirlo escribidme por favor a josemp1961@yahoo.es
“No soy nada, no quiero ser nada, pero conmigo van todas las ilusiones
del mundo” (Pessoa)