El reciente caso de Juan Carlos
Aguilar, el shaolin asesino de Bilbao,
debería mover a la reflexión sobre la responsabilidad social de los medios de
comunicación y sobre los tipos humanos que especialmente las televisiones
encumbran. Nunca vióse psicópata impostor más veces entrevistado y promocionado
en las principales pantallas: Telemadrid,
RTVE, programas de Sardá, de Pepe Navarro, de Javier Sierra, hasta de… ,ay, hasta del ínclito Eduardo Punset. En no pequeña medida el
falso monje shaolin es criatura suya, de la popularidad que ellos vía maná de
píxeles le transfirieron (y por reflejo, claro, a los fenicios negocios que
sobre ella aupado el figura se montaba). Naturalmente ni
se reflexionará ni se hará nada, a rastras como va y como nos lleva la Telebasura con su incesante
necesidad de monstruosos chafarrinones que a diario incrementen el pringoso share. Es difícil encontrar ejemplo más
clamoroso y más clamoroso silencio a la
vez de las televisiones sobre su estrepitoso fiasco.
No es que sean las televisiones corresponsables de sus crímenes, no,
pero sí, creo, en parte lo son de la glorificación de su impostura, de la farsa
estafadora del shaolín. Ni era el andoba tan monje budista, ni era tan Maestro,
ni tan campeón del mundo como entonces nos lo presentaban: un aprendiz a lo
sumo. Le publicitaron tanto porque sabemos de sobra que los frikies, lo estrambótico, los colorines, la indumentaria exótica, y
en el orden de las ideas, todo lo que rezume anti-Occidente, encuentran gran
acogida en las pantallas hoy, ávidas por regurgitarles a las audiencias muy
sensacionalistas revueltos sin comprobar ni cuestionar nada de lo que ofrecen.
Por su parte, los frikies impostores a la perfección olfatean esa adictiva
necesidad de las televisiones y a ellas acuden solícitos con su género. De esa
mutua interdependencia brotan los abundantes falsos shaolines que
desde las pantallas nos hacen a los normales sentirnos raros.
Las andanzas e industrias del falso shaolín, como digo, incluso
arribaron al prestigioso, y celebradísimo por su rigor, puerto de Punset que… sobre él lanzó sus redes.
Se enredaron ambos, mejor diríamos, como ahora veremos. Punset le entrevistó en el año
2000 y desmenuzar esa entrevista nos permitirá quizás elucidar mejor la
estrategia de la doble impostura, la de los frikies y la de la telebasura. Se llena la misma, claro, de un involuntario y
fantástico humor negro retrospectivo. Según se ha sabido ahora, en ese mismo año 2000 el falso shaolín, que se
vendía como el único autorizado en España por el Templo, que llevaba ya algunos
años ofreciendo cursos y contratando exhibiciones de sus supuestos poderes,
beneficiándose así de la popularidad televisiva, actuó en el pueblo burgalés de sus padres
durante las fiestas patronales. Llegó entonces el espaldarazo de las Redes punsetianas.
La policía ha descubierto ahora en la casa del shaolin un zulo con una
pequeña bañera con cuchillos y katanas, un trípode y un ordenador con archivos
de videos de decenas de mujeres –supónese que prostitutas- en situación
degradante. Para la Policía el primer asesinato no es nunca el primer delito,
por lo que sería plausible deducir que cuando Punset entrevistaba a Huang (obsérvese cómo con sólo dos letras,
con esa sola llave maestra, puede del todo cambiarse la presentación de una
persona, pues, de Juan a Huang llamarse, media un abismo) había iniciado ya
éste sus odiosas hazañas.
Pero el destripamiento (glups) de la sabrosa entrevista punsetiana mejor, esa intensa emoción, lector, la dejo para mañana que por hoy ya vale.
LAS HISTORIAS DE UN BOBO CON ÍNFULAS
(Resumen de la obra en post del 27-1-2013 y 1-2-2013)
154 pgs, formato de 210x150 mm,
cubiertas a color brillo, con solapas. Precio del libro: 15 Euros. Gastos de envío por correo certificado incluidos en
España. Los interesados en adquirirlo escribidme por favor a josemp1961@yahoo.es
“No soy nada, no quiero ser nada, pero conmigo van todas las ilusiones
del mundo” (Pessoa)
Es un mal que está minimizado en estos tiempos por la telebasura y la basura que colma el sistema educativo y las redes virtuales. Pero sobre todo, hay mucha gente psicópata al albur de la cacareada "igualdad". Coincidimos en la apreciación de los psicópatas y en que también en mi bló próximamente iré desgranando lo más granado de esta especie ahora en éxtasis punsetiano.
ResponderEliminarSaludos
Si vende y da su pasta... que más da que mate. En España en general y en las vascongadas en particular, esa fórmula lleva muchos años funcionando.
ResponderEliminarQue se lo pregunten a los que se encargaban de recoger las nueces.
En un país donde sólo los carcas tiene principios dignos de defender, el fin, para casi todo quiske, justifica los medios.
Buena reflexión.
ResponderEliminarEste comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarPerdón por publicar dos veces lo mismo no veía la moderación de los comentarios.
ResponderEliminarEste comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminar