Como aquel inolvidable niño que con tanta ternura escribiera y
describiera Edmundo d´Amicis –nadie
sabría hoy escribir como él- en su fabuloso relato “De los Apeninos a los
Andes”, así embarcó mi bobo con ínfulas, lleno de ilusiones
hacia el Nuevo Mundo. Una gran bloguera que allí vive
(elogiodelaidiotez.blogspot.com.es/) y que de allí es, Liliana Hebe Rodríguez, notable
escritora también, licenciada en Políticas como el muá y persona de desbordante
cultura, tuvo a bien el pedirme mi libro y hasta allá, con el ánimo un poco
encogido por lo desmedido y lo transoceánico del viaje, casi pañuelo en mano,
como si en efecto embarcáramos a un infante de palmo y medio, por Correo
enviamos una mañana el tomo de las ínfulas.
Durante muchos días nada supe de él, y aunque trataba de no pensarlo,
temí por la suerte de mi pobre libro a lo largo de tan aventurado periplo. ¿Qué
puede un pobre libro contra mil atravesados avatares en medio un mundo tan
ancho y ajeno? ¿Y si en un descuido de alguien, azacaneado por un mal viento
entre el acarreo de tantos enseres, por un hueco en los aires hubiera volado y
reposara entonces ya en el fondo del fondo del Océano Atlántico? Quizás allí se conservara fresquito y vivo por
más tiempo, quizás allí peces atigrados y fosforescentes, haciéndole un alto
fructífero a sus acuáticas odiseas, se deleitaran un rato leyéndolo, quizás
ellos me hicieran allí remotas burbujitas de agradecimiento, me dije, para
elevarme un poco el ánimo.
Y si en todo caso arribaba el pobre a buen puerto, al de la populosa
metrópoli bonaerense, no acababa ahí el vilo, pues la dirección que Liliana Hebe me facilitó remontábase a
la mismísima Patagonia, a los
confines mismos, pues, de toda tierra conocida. ¿Y hasta allí, atravesando
bravas Pampas y ásperos desiertos, cruzando exorbitantes ríos y terraplenes, penetrando
inextricables selvas y descomunales cataratas, hasta allá habría de remontarse
la paupérrima misión de mis pobres ínfulas? Oh, lector, cuánto en silencio
sufrí durante esos interminables días.
Hasta que Liliana Hebe, también
del todo maravillada, me escribió rauda el aleluya de esa llegada. ¡Llegó, sano
y salvo, llegó!, casi me gritó ella por correo electrónico. Más tarde leyó con
calma mi libro, lo saboreó, lo pensó y lo repensó, y de su misma virtuosa mano
–ella escribe muy bien- esto sobre mis ínfulas en su estupendo blog escribió:
Conozco a José Antonio del Pozo por Twitter y
luego por su maravillosamente idiota Blog
-elblogdejoseantoniodelpozo.blogspot.com - del cuál no me pierdo ninguna
entrada. A través de la distancia geográfica y la cercanía de la fibra óptica,
es un hermano de la lactancia, del abrevar en las fuentes idiotas de uno mismo,
sin concesiones, y de la sociedad real y virtual, que son la misma cosa
para quién tiene ojos y ve los diferentes y comunes matices.
Ha tenido, José Antonio, la gentileza de enviarme un volumen real de su libro y por correo con estampilla... por ese medio del que Antoine de Saint Exupery hizo su pasión, por lo menos aquí en Argentina, sobrevolando las tierras patagónicas y abriendo sus rutas aeropostales. Siempre me emociona recibir los pequeños paquetitos de mis amigos, con la impronta de sus manos cerrando los sobres a miles de kilómetros de distancia...y llegar aquí, al medio de las montañas. Tengo el privilegio de emocionarme muchas veces durante el año.
Así, llegó a mis manos, a mi casa la Stultifera Navis en el culis mundi de la Patagonia Argentina, este libro apasionante que, si bien su título habla de historias, para mí es una nouvelle escrita en variaciones, casi como una pieza musical que hace alarde de variopintas escrituras y con distintos tempos y compases, pero donde el tema siempre es escuchado a través de todas las melodías.
No soy crítica literaria, soy apenas una lectora empedernida y voraz. Por esta razón, este breve comentario sólo aspira a poner en letras de molde, mi visión, disparada a través de autores paradigmáticos que imprimen su sello en esta semblanza que el autor hace de su personaje y sus peripecias. Pero esta es solo mi visión personal, acotada y mezquina ante la imposibilidad de resumir la riqueza de la narración. Solo unas pinceladas.
Por su estructura me remitió a Fellini en su Amarcord, la vida de un pueblo a lo largo de un año, en una miscelánea de riquezas personificadas. Aquí, en los avatares de Armando, culminando en su fiesta de cuarenta castañas...todo un número y un símbolo en la vida de las personas. Como Fellini, los hilvanes de las historias son imperceptibles, pero desatan y muestran el diálogo interno de quién cuenta la historia de los otros y el propio lugar en ellos. Proust, sin lugar a dudas...los acontecimientos narrados remiten a los vínculos que crea su propia memoria. Pero también he visto a Camilo José Cela, en la descripción de los personajes, casi como una Colmena pero de este siglo XXI postmoderno y atroz.
El contexto social e histórico del personaje, el postmodernismo social, el Estado de Bienestar español donde discurren las historias, nuestra contemporaneidad, es un punto clave. La crítica ácida a este estado social, con todas las manifestaciones ideológicas, tanto políticas como religiosas, en la España Monárquica y Católica, en la Republicana, en la España de la Unión Europea, hace un fresco conmovedor y a la vez anárquico y despreciable, tanto como si lo hiciera Charles Bukovski.
El núcleo de esta composición, de estas Historias... es El Bobo de Armando.
De entrada, y para que no haya dudas, se nos advierte que es un hombre que ha perdido el sentido del humor, primero en su niñez y luego en su juventud...que los boquerones en vinagre o la enterocolitis en El Cairo, se nos refiere...pero esta pérdida no es más que una estética del desencanto por el verdadero arcano de la vida de Armando, que es ligar a una tía.
Así aparecen las deliciosas musas en la vida de él, Mari Gloria, la peluquera; la ex esposa, necesitada de liberación y compromiso con las causas de los más débiles; Rita, la meretríz, la femme fatale; La China, que olía a la gloria del flan casero; la Chica Rubia de Celeste Diadema; la cautivante Tía Feli, que disparaba las fantasías del chaval; la Gordita Literata Deficiente Mental del Nuevo Mundo en la Noche Vieja; Linda, la evangelista de padres infieles y fornicadores; Angeles; la Pequeña Lucrecia Borgia en Venezia; la Gloria de los Mojitos; Mónica de la Oficina y Tú, a quién le dedica la quinta esencia del romanticismo.
Armando no es un bobo, es un inadaptado a los enfoques frívolos de la postmodernidad, donde hasta la verdad es una cuestión de perspectiva más que algo universal.
Inadaptado hasta en la búsqueda de la inmediatez, donde el pasado y el futuro apenas tienen importancia...falla en sus peripecias por su propia convicción, aunque trate de esforzarse en el intento.
Decía Bukovski cuando se miraba las manos y pensaba que habría podido ser pianista o algo así, qué hizo con ellas, se decía, me rasqué las pelotas, firme cheques, até zapatos, tiré la cadena de inodoros, etc., etc., he desaprovechado mis manos y mi mente. No es el caso de Armando...pero en su peripecia de involucrarse, desde los quilates de la prosapia, concluiría como Bukovski, contrario sensu, escribir te empuja a espacios ácreos, te convierte en un extraño, en un inadaptado...desgracias para alguien con vocación amorosa y social
Ha tenido, José Antonio, la gentileza de enviarme un volumen real de su libro y por correo con estampilla... por ese medio del que Antoine de Saint Exupery hizo su pasión, por lo menos aquí en Argentina, sobrevolando las tierras patagónicas y abriendo sus rutas aeropostales. Siempre me emociona recibir los pequeños paquetitos de mis amigos, con la impronta de sus manos cerrando los sobres a miles de kilómetros de distancia...y llegar aquí, al medio de las montañas. Tengo el privilegio de emocionarme muchas veces durante el año.
Así, llegó a mis manos, a mi casa la Stultifera Navis en el culis mundi de la Patagonia Argentina, este libro apasionante que, si bien su título habla de historias, para mí es una nouvelle escrita en variaciones, casi como una pieza musical que hace alarde de variopintas escrituras y con distintos tempos y compases, pero donde el tema siempre es escuchado a través de todas las melodías.
No soy crítica literaria, soy apenas una lectora empedernida y voraz. Por esta razón, este breve comentario sólo aspira a poner en letras de molde, mi visión, disparada a través de autores paradigmáticos que imprimen su sello en esta semblanza que el autor hace de su personaje y sus peripecias. Pero esta es solo mi visión personal, acotada y mezquina ante la imposibilidad de resumir la riqueza de la narración. Solo unas pinceladas.
Por su estructura me remitió a Fellini en su Amarcord, la vida de un pueblo a lo largo de un año, en una miscelánea de riquezas personificadas. Aquí, en los avatares de Armando, culminando en su fiesta de cuarenta castañas...todo un número y un símbolo en la vida de las personas. Como Fellini, los hilvanes de las historias son imperceptibles, pero desatan y muestran el diálogo interno de quién cuenta la historia de los otros y el propio lugar en ellos. Proust, sin lugar a dudas...los acontecimientos narrados remiten a los vínculos que crea su propia memoria. Pero también he visto a Camilo José Cela, en la descripción de los personajes, casi como una Colmena pero de este siglo XXI postmoderno y atroz.
El contexto social e histórico del personaje, el postmodernismo social, el Estado de Bienestar español donde discurren las historias, nuestra contemporaneidad, es un punto clave. La crítica ácida a este estado social, con todas las manifestaciones ideológicas, tanto políticas como religiosas, en la España Monárquica y Católica, en la Republicana, en la España de la Unión Europea, hace un fresco conmovedor y a la vez anárquico y despreciable, tanto como si lo hiciera Charles Bukovski.
El núcleo de esta composición, de estas Historias... es El Bobo de Armando.
De entrada, y para que no haya dudas, se nos advierte que es un hombre que ha perdido el sentido del humor, primero en su niñez y luego en su juventud...que los boquerones en vinagre o la enterocolitis en El Cairo, se nos refiere...pero esta pérdida no es más que una estética del desencanto por el verdadero arcano de la vida de Armando, que es ligar a una tía.
Así aparecen las deliciosas musas en la vida de él, Mari Gloria, la peluquera; la ex esposa, necesitada de liberación y compromiso con las causas de los más débiles; Rita, la meretríz, la femme fatale; La China, que olía a la gloria del flan casero; la Chica Rubia de Celeste Diadema; la cautivante Tía Feli, que disparaba las fantasías del chaval; la Gordita Literata Deficiente Mental del Nuevo Mundo en la Noche Vieja; Linda, la evangelista de padres infieles y fornicadores; Angeles; la Pequeña Lucrecia Borgia en Venezia; la Gloria de los Mojitos; Mónica de la Oficina y Tú, a quién le dedica la quinta esencia del romanticismo.
Armando no es un bobo, es un inadaptado a los enfoques frívolos de la postmodernidad, donde hasta la verdad es una cuestión de perspectiva más que algo universal.
Inadaptado hasta en la búsqueda de la inmediatez, donde el pasado y el futuro apenas tienen importancia...falla en sus peripecias por su propia convicción, aunque trate de esforzarse en el intento.
Decía Bukovski cuando se miraba las manos y pensaba que habría podido ser pianista o algo así, qué hizo con ellas, se decía, me rasqué las pelotas, firme cheques, até zapatos, tiré la cadena de inodoros, etc., etc., he desaprovechado mis manos y mi mente. No es el caso de Armando...pero en su peripecia de involucrarse, desde los quilates de la prosapia, concluiría como Bukovski, contrario sensu, escribir te empuja a espacios ácreos, te convierte en un extraño, en un inadaptado...desgracias para alguien con vocación amorosa y social
Mil y una gracias, Liliana, amiga, por pedirme el libro y por escribir tan bonito sobre el mismo en tu propio espacio, por tu generosidad con la mía escritura.
LAS HISTORIAS DE UN BOBO CON ÍNFULAS
(Resumen de la obra en post del 27-1-2013 y 1-2-2013)
154 pgs, formato de 210x150 mm,
cubiertas a color brillo, con solapas. Precio del libro: 15 Euros. Gastos de envío por correo certificado incluidos en
España. Los interesados en adquirirlo escribidme por favor a josemp1961@yahoo.es
“No soy nada, no quiero ser nada, pero conmigo van todas las ilusiones
del mundo” (Pessoa)
Una buena amiga supongo....no sé si son como las que tiene Berlusconi...jejej, un abrazo y buen fin de semanan...un saludo desde murcia.
ResponderEliminar¡Coño!
ResponderEliminarYA puede usted estar orgullo de su post y de lo que la Lili dice de su libro.
¡...ragüena¡
No no ví el libro como ella, quizá por que me ví ( sólo en algunos momentos) muy cerca del protagonista.
Repitiéndome: ¡Enhobuena!
La Patagonia. Eso para los de pueblo... Im-presionante.
Pregúntele a Lili que título considera ella que es el más representativo de la novela gauchesca. ¿El Chacho?
He leido muchos gaucheros, pero me gustarái saber la opinión de esa señora.
Vaya cosas que dice de su libro y como las dice. Magustao
Estimado Napo, novela gauchesca, sin ninguna duda, Don Segundo Sombra, de Ricardo Güiraldez. Pero también Antígona Velez,de Leopoldo Marechal, la recreación del mito de Antígona en las tolderías de los aborígenes...casi un desideratum de la recreación literaria...bienamada sea.
ResponderEliminarSí, sí, doña Lili, esos también los he leido, pero fué el Chacho el que, no sé por qué, más me llegó.
ResponderEliminarYa de niño, con los curas en la escuela leímos algo gauchesco. Ya sabe, de esos libros con dibujos que a poco que los adereces con la incontrolable imaginación infantil, provoca casi alucionaciones en un chiquillo.
Así es mi locura: Tenía esa ganas/deuda de leer novela gauchesca y me metí en un establecimiento del Rastro en Madrid. Por si usted no lo sabe, el Rastro es un mercado dominical en el que hay de todo. Se pueden buscar, y muchas veces encontrar cualquier libro. ¡Bingo! Encontré 5 ó 6 y me los llevé. Y me los metí en la playa en las vacaciones del verano pasado. Hice una de mis meclas favoritas. Por la mañana prensa local y nacional, durante el resto del día lo gauchesco, y después de la cena, novela negra americana. Así casi dos meses. ¿Se puede pedir más?
Claro, a lo anterior lo acompañé con cerveza con los amigos, navegar en vela ligera y obedecer a mi Jefa en cuanto a lo de compra en el supermecado se refiere.
Le voy a contar otra cosa:
Uno de mis trabajos exporádicos cuando tenía 13, 14 ó 15 años ( aún vivía nuestro dictador y eran compras Nacionales al Gobierno argentino) era la descarga de barcos de medias vacas argentinas y su posterios almacenamiento en cámaras friforíficas que estaban a más de -20 grados.
Jajajja, me pasaba como a don José Antonio preparando el envio de su libro hacia usted, pero al revés. Yo pensaba en la gente ( siempre gauchos) que habían criado aquellas vacas, en los que las habían transportado al matadero y en los que las habían embarcado tan lejos. Me gustaba ver las huellas de botas en la carne y pisar sobre esas marcas. “ Aquí pisó un argentino y encima piso yo” Aquello era como un hermanamiento entre gente que tenía trabajos duros y fatigosos. Aquello era mi cabeza e imaginación infantil. Por todo ello... mi cosa con la Pampa.
PD: Dice usted cosas preciosas del libro de don José Antonio, y las decí de forma preciosa. Ustedes, los que escriben así, me dan mucha envidia.
A sus pies señora. Y gracias por sus apuntes.
Doña Lili, le dejo aquí este post con permiso de don José Antonio. No he podido hacerlo en su blog. Mi torpeza cibernética me lo ha impedido.
ResponderEliminarGalícia se escapó de la guerra civil como tal. Allí no hubo grandes combates. Galicía era y es mayoritariamente rural y poco poblada, por lo que es fácil que la mayoría de personas pudieran en esa época cultivar su tierra y criar a sus animales. Eso explica las comilonas de sus antepasados.
Miguel Hernádez, el poeta cabrero, nacio en una zona que tuvo mucho protagonismo durante la guerra y la mayoría de la gente de por allí pasó mucha hambre. Es sólo eso: Dónde estabas.
FELICITACIONES DON JOSÉ ANTONIO y extendidas a la brillante argentina que escribe tan bonito.
ResponderEliminarMagnífico texto, que le hace justicia al tuyo. Atroz siglo XXI, desde luego, el que sirve de trasfondo.
ResponderEliminarSaludos.
Amigo Del Pozo, sobre tu libro ya no tengo palabras,y bien sé por qué, porque las tiene todas Doña Liliana. ¡Qué hermosura!
ResponderEliminarVe poniendo el blog de tiros largos que está a un medio paso de mutar en Ateneo.
Un abrazo