La lluvia, su mágica cadencia,
invariablemente convoca al niño despreocupado que llevamos dentro. La lluvia
mansa, su caricia gratificante, nos retrotrae siempre, aun sin quererlo, a esa
edad en que la vida es juego y travesura sin fin, puro intercambio lúdico con
la vida. A los niños y a los enamorados les vuelve locos el empaparse bajo la
lluvia, como si el agua caído de los cielos fuese un maná que por sí mismo
reduplicase la radiante alegría del vivir que en ellos ya palpita. Nada más
natural entonces que, como en aquella película, lanzarse a cantar y a bailar
bajo la lluvia. La danza de la lluvia en los indios, decimos, como supersticiosa práctica para convocarla y para que tras ella la cosecha fructifique, sí, pero
sospecho también que por el puro gozo de sumergirse un rato bajo su
incomparable cosquilleo.
Es seguro que algo de esa oscura llamada sintieron Noor Basra y Noor Sheza, con quince y dieciséis años, cuando sobre las calles de su pueblo, Chilas, al norte
de Pakistán, se precipitó la fuerza
torrencial y vigorosa del monzón. Con el cuerpo y los cabellos, salvo el
rostro, muy cubiertos, a sí mismas se grabaron danzantes y sonrientes bajo la
lluvia. Por el motivo que fuera, como un
reguero inflamable comenzó a circular el video por el pueblo de móvil en móvil,
pues coexisten allí, se ve, el más rancio conservadurismo y las más impensables
carencias materiales con la abundancia de la moderna tecnología telefónica.
El baile –metáfora de la relación
sexual, para quien aún no lo sepa-, las sonrisas eufóricas de mujercitas bajo
la lluvia desatada, la máxima difusión del asunto, los cometarios, el
escándalo, el sentido de la Honra en alguien que se lo siente al súmmum
agraviado… la suerte de las pobres Noor estaba anunciada. Se ve que no les
satisface a los bárbaros de la honra cualquier castigo contra la indecible
osadía de las niñas. Han de llevar los criminales, como hicieron, su desquite
hasta el mismo asesinato de las jóvenes. Ninguna otra medida podría resarcir su
inflexible código de honor, que sólo es inhumano código de crueldad. De paso
asesinaron también a la madre de ambas, como si debiera la misma madre pagar
también con la vida el haberles en genes infieles transmitido ese simple
impulso al contento.
La policía investiga al hermanastro de las pobres Noor como instigador de los crímenes. Ojalá una riada salvaje arrasara y
estrangulara a poquitos contra la rama de un árbol seco el celo criminal y la
respiración atravesada de los asesinos de Noor
Basra y de Noor Sheza. Ojalá
también vosotras dos, Noor Basra y Noor Sheza, apenas una sombra difusa en
el vendaval inclemente de la histérica actualidad, junto a vuestra madre, de
veras ya os halléis radiantes, cantando y bailando sobre los jardines de ese Edén
inmortal que de sobra merecéis, y en el que a buen seguro de vez en cuando
mansamente llueve.
(Resumen de la obra en post del 27-1-2013 y 1-2-2013)
154 pgs, formato de 210x150 mm,
cubiertas a color brillo, con solapas. Precio del libro: 15 Euros. Gastos de envío por correo certificado incluidos en
España. Los interesados en adquirirlo escribidme por favor a josemp1961@yahoo.es
“No soy nada, no quiero ser nada, pero conmigo van todas las ilusiones
del mundo” (Pessoa)
Precioso, don José Antonio. Me han emocionado sus palabras casi tanto como la historia misma. Es un relato bellísimo. Enhorabuena.
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