domingo, 4 de agosto de 2013

Una playa sin final y amarillísima como el Sol



                                                            (I)

     Primeros días de agosto, perduraban todavía las vacaciones escolares para los infantes. En mi barrio madrileño, en Aluche, desde bien temprano en la mañana, nos agitábamos como apaches poseídos alrededor de la placita.  Apaches que oficiaran, no la danza de la lluvia, claro, sino la danza del Sol, que parecía reír con ganas a la misma vez que nosotros, melenudo y campanudo ya a esas horas desde lo alto. Teníamos más de un mes aún por delante, y un mes es una extensión inacabable en la mente de un niño, una playa sin final y amarillísima como el mismo Sol. Muy pocos de nosotros íbamos entonces a veranear a playa alguna, pero qué podía importar eso, si teníamos delante nuestra esa isla  prometedora que era en verano el feo barrio suburbial, a medias de hacer tan sólo, como nuestras propias caras.
     
   Los bloques en construcción medio desnudos, las grúas como metálicos diplodocus del pleistoceno, el vaivén interminable de los columpios sin horas, la explanada en pendiente para el fútbol perpetuo, nuestro híspido descampado como un campo de Marte en el que cazábamos lagartijas con la misma excitación con que otros atrapan cocodrilos en Kenia, ah, aquellos safaris de lagartijas bajo la canícula. El barrio entero como un continente recién descubierto que depredábamos cada mañana como jubilosos guerreros navajos.
     
   Y sobre todo, ya digo, esa primera hora de las mañanas de agosto, igual que un bollo reciente ante los ojos golosos, con el peinado de mamá aún mojado sobre la frente, ese runrún de expectativa informe, como potrillos relinchones antes de la carrera, quién podía embridar tanta ilusión en abstracto agolpada, qué hacemos hoy,- decía alguien-, aquel intraducible rebullir de los prolegómenos, cuando todo era posible y teníamos sometido el tiempo de agosto al imperio de nuestro capricho, a las espuelas de nuestra fantasía, sin nube alguna de preocupación, bajo un cielo purísimo y azul.



     LAS HISTORIAS DE UN BOBO CON ÍNFULAS
(Resumen de la obra en post del 27-1-2013 y 1-2-2013)
154 pgs, formato de 210x150 mm, cubiertas a color brillo, con solapas. Precio del libro: 15 Euros. Gastos de envío por correo certificado incluidos en España. Los interesados en adquirirlo escribidme por favor a josemp1961@yahoo.es
“No soy nada, no quiero ser nada, pero conmigo van todas las ilusiones del mundo” (Pessoa)                       

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