Si como escribieron primero los Poetas, luego los Filósofos, más tarde los publicistas, al cabo los libros de autoayuda, y como hoy ya todo quisque asevera, consisten la felicidad y la armonía de la existencia en saber poner en valor y paladear las mínimas y en apariencia nimias buenas nuevas cotidianas, las hermosas cosas que a diario nos pasan inadvertidas, igual que hacemos cuando sobreviene una gran catástrofe, aunque ahora por razones inversas, desplacemos en este día cualquier otra querella escritora y celebremos sólo la victoria de ayer de Nadal... ahora en Montreal.
Que el mundo y el Sol, que los mares y las playas, que todo ese trajín se detenga y aplace hoy, que quiero yo pintar a Nadal triunfante en Montreal. Hubiera perdido y en nada habría menguado la ley y la devoción que aquí al mejor tenista español de la Historia se le guardan. Ganó encima Nadal, arrolló al pipiolo local, y fue su alegría la nuestra, pues las victorias se saborean más y mejor en la veteranía, creo, con la mayor consciencia entonces de la precaria fugacidad del dorado celofán que las envuelve.
Carpe diem, nos pedía el clásico, y Carpe Nadal, y su coraje y su pundonor, decimos nosotros, algo menos fracasatis con él, y ensalcemos su triunfo, prolonguémoslo un poco, apurémoslo bien, pues al cabo qué es el mismo salvo el triunfo del Hombre, momentáneo siempre, contra el Tiempo y la aniquiladora nada que es siempre su estela terminal. Y es que Nadal derrotó ayer a un gran jugador, de la misma manera que, oh, Tempus, años antes había desbancado ya al mismo entrenador de éste.
Se cruzó Nadal en semis con Jokovic, el gallito serbio que, tras la colosal derrota en arenas galas, con muchas ganas le aguardaba. Prometíaselas muy felices, y farruco antes del match bailoteaba. Mas hubo el gallo serbio de ahuecar el ala, de nada le sirvieron sus fieros espolones. Desplegó ante él Nadal, en muy hostil terreno para su cuidado además, lo mejor de su tenis granado., ofrecido con la garra selvática que en él es ya leyenda.
Superó al hosco Joko -bailarín y pinturero el señorito cuando para él pintan cañas- en el veneno mordiente que le imprimió a su saque, en la agresiva profundidad del juego y en el muro infranqueable de su fortaleza mental. Le doblegó en otra contienda excepcional. Resopló de nuevo cabizbajo el hosco Joko abatido.
Vimos detalle en el lance que a los dos retrató: de resultas de un tanto, a la velocidad agónica del rayo disputado, estrelló sin querer Nadal la bola contra el cuerpo del serbio, que así perdió el punto. Le ofreció, con gesto reparador, Nadal disculpa y entonces... el serbio, deportista dudoso, mal perdedor, furioso más rabioso, sin siquiera mirarle a los ojos la espalda le volvió. Sólo por ese gesto tan feo no mereció ya Jokovic galardón.
Triunfó Nadal a lo grande, el Viento con los puños espoleó, alzó los brazos en uve hacia lo alto, ofreció el rostro a los cielos, la melena ya rala sacudió. Luego, muy para sus adentros, por un instante se sonrió. Reinó Nadal sobre Montreal, y de eso me alegro yo. El resto del Universo, su jaleo, pueden para mí hoy esperar.
LAS HISTORIAS DE UN BOBO CON ÍNFULAS
(Resumen de la obra en post del 27-1-2013 y 1-2-2013)
154 pgs, formato de 210x150 mm,
cubiertas a color brillo, con solapas. Precio del libro: 15 Euros. Gastos de envío por correo certificado incluidos en
España. Los interesados en adquirirlo escribidme por favor a josemp1961@yahoo.es
“No soy nada, no quiero ser nada, pero conmigo van todas las ilusiones
del mundo” (Pessoa)
Nadal está educado así. Siempre es la educación de los tuyos lo que condiciona tu forma de ir por la vida.
ResponderEliminarJugador, deportista, hombre: Persona.
Si fuera un guerrero no se cebaría con el derrotado.Si fuera el derrotado reconocería el mérito del vencedor.
Hay algunas personas con el encargo de sostener la dignidad de la humanidad. Rafa es una de esas personas.