martes, 29 de octubre de 2013

Comedia bárbara de Elena Valenciano


   Sí, más que hechos reales parecen tremebundas cosas de Valle-Inclán, aunque como los tenemos justo delante de los ojos no sé si lo vemos. Veamos: Elena Valenciano, a la sazón Vicesecretaria General del PSOE, su número 2 pues, es hija de un médico de derechas metido en Política que llegó a Subsecretario de Sanidad por la UCD, cuando el desastre de la colza. Niña Elena, cuenta la canallesca, estudió en el Liceo Francés, yes, como lo lees. Cursó los estudios de Derecho y de Políticas, aunque no con gran aprovechamiento, pues los dejó. Se aburría en las clases, ella misma sin cortarse así lo tiene reconocido. Entró, como es sabido, de telefonista en el PSOE y piano, piano, piano Celentano, sin aburrirse ahí jamás, alcanzó el estrellato.
     
   Bueno, pues, con ocasión de la delicada operación de cadera del Rey de España, igual que cuando Soraya PSOE  “dictó” a su Majestad las excusas que debía él ante la opinión pública por mor del africano elefante de marras ofrecer, se sintió Elena impelida a en público leerle la cartilla al Monarca:  
    
   “Nosotros hubiéramos preferido que el Rey se hubiera sometido a una intervención en la Sanidad Pública, porque… primero, porque creemos que así también se defiende la Sanidad Pública, y en segundo lugar porque afirmamos que la Sanidad Pública sigue siendo una excelente sanidad”.
     
   No ha pasado ni un mes y sobreviene lo que ya sabemos: aquejada de una neumonía decidió ella ingresarse para ser tratada… en una clínica privada. Hace falta valor y descaro, desde luego, para pasarnos a todos por el morro un actuar así, aunque ese escandaloso desfase entre el decir y el obrar, de tan repetido en muchos prohombres de la Izquierda pareciera ya casi marca de la casa. No por ello, y casi más asombroso aún ello es, le faltarán jamás partidarios a mansalva en los comicios.

    
   Debemos quizás moralizar entonces un poco y saber ver en este episodio Valenciano otra ejemplar lección de socialismo en acción, qué derroche de igualdad, cuánta mesura. Y por supuesto, desearle a Valenciano una pronta recuperación y verla de nuevo, con su fuerza y garbo peculiares, censurando el crudo negocio que de la salud hacen la sanidad privada y criminalizando de paso el intolerable privilegio de los usuarios de la sanidad privada, porque a ver por qué, ante la enfermedad hemos de vernos desigualmente tratados en función del vil metal sólo. Por favor, por favor, ¿hay en la sala un Valle-Inclán?


LAS HISTORIAS DE UN BOBO CON ÍNFULAS
(Resumen y análisis de la obra en estos enlaces)
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“No soy nada, no quiero ser nada, pero conmigo van todas las ilusiones del mundo” (Pessoa)

2 comentarios:

  1. Chico, una cosa es predicar y la otra es dar trigo ¿no crees?
    Salu2

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  2. Ostentórea contradicción la de estos progres.
    Aunque ya sabes que no hay peor cuña que la de la misma madera. Y la Valenciano tiene madera...

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