Escaldado, para variar, de fracaso,
del todo llamó mi atención en la mañana novembrina el resplandeciente tuit de @Signanter:
-Cuando rechacen tu trabajo, detente. A veces no hay razón. Mira que le
sucedió a Ernesto Sábato con su
libro El túnel: Cuando Sábato ofreció su libro en 1948, fue
rechazado por todas las editoriales de Buenos Aires. Tuvo que resignarse a que
lo publicaran en la revista Sur, que
era dirigida por Victoria Ocampo. Pronto, El
túnel llegó a las manos de Albert
Camus, quien elogió su obra y movió influencias para que fuera publicada
por Gallimard.
Bueno, qué tentación más irresistible el sentirse hermanado en
infortunio nada menos que con Sábato,
el extraordinario escritor de “Sobre
héroes y tumbas”, cómo evitar ese amable columpio de la autoconmiseración
en medio de la hermosa mañana, cómo no pensar uno en sus pobres Ínfulas.
Concurría además otra enjundiosa
coincidencia, y es que acabo de terminar de leer “La peste”, la notable obra de Camus, a la que me llevó la extraordinaria
novela de Saramago que ya ponderé
aquí ( http://elblogdejoseantoniodelpozo.blogspot.com.es/2013/08/ceguera-de-saramago-ceguera-mia.html ), y de la que no poco esta última
bebe. Así es que, arrimando el túnel a
mis ínfulas, le respondí a @Signanter:
-pero sin Camus El túnel seguiría en el túnel, a pesar
de su valor.
Podría pensarse, con razón, que aportaba yo a la conversa tan sólo una
amarga lucidez, y para qué en todo caso sirve esa acerba clarividencia. Pero
entonces @Signanter me ofreció una
lección irreprochable:
-He ahí por qué debemos ayudar a nuestros amigos cuando otros les dan la
espalda.
Touché, pensé. Y sólo por no rendirme ante ella del todo aún le
retruqué:
-muy de acuerdo. ¿Quién me presta una escalera y me presenta a Albert Camus?
Asi es que ante mi disparatado conato ella, a quien de nada conozco,
sólo se sonrió, aunque con su sonrisa, con esas eñes ciberesféricas que raudo
comprobé que significan risueños ojillos picarones, no creas, lector, algo me
infundió de muy dorada esperanza. Y viva el grandioso Albert Camus, por supuesto, que está, y que se le espera, esa luz
que ya viene.
-jejejeje ñ_ñ
No pasa nada si no llega. Lo escrito, escrito está.
ResponderEliminarEstoy convencido de que lo mejor escrito, pintado etc, está muy cerca y no lo vemos.
Potencie su pluma y deje que la vida le ponga en el lugar de las letras que le corresponde. Escriba.
En una de las famosas cartas entre el cabreo poeta y la mariquita burguesa granaina,Fede le decía a Miguel después de pedirle éste consejo(+/-): " Lee, estudia y escribe que de hay viene el exito" . No se equivocó.
Preciosa entrada, don Jose Antonio.
ResponderEliminarAlbert Camus y Ernesto Sábato son dos “grandes” cuya lectura le contagia a una un poco de su grandeza.
Jose Antonio, a ver si poco a poco sales del negativismo y los comentarios de animo te ayudan en tu escritura. Me ha gustado mucho esta entrada sobre todo el final. No hay que perder la esperanza.
ResponderEliminarDecirte que yo si te leo a diario y si no puedo hacerlo un dia leo varias entradas atrasadas de golpe.
Bolsonxx
Por cierto que lei el extranjero (mal traducido pues es el extraño) y realmente me impactó. Me dejó unos dias tocado casi depresivo aunque a la larga me ayudó. Solo me ha dejado así despues las aventuras de Henry Chinaski.
ResponderEliminarUn saludo del admirador de su prosa y poesia bolsonxx
-Bolsonxx: gracias, de veras, por su aportación, por leerme, por sus palabras. Mi negativismo es por el libro, que deseo solo recuperar la inversión inicial que hice. Cierto, el Extranjero es desasosegante y sugestiva a la vez. No conozco las aventuras de Chinaski, he de informarme sobre ellas. Un saludo
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