Lo que no sé es como no se le ha ocurrido proponerla y montarla ya a Maduro, a Cayo Lara, en fin a cualquiera de esa inacabable legión de nobles
almas estremecidas por la humana solidaridad con los que sufren. Sabemos que es
la Lotería, aparte de orgía pura del
Dinero en sí, contante y cantante, mecanismo anti-redistributivo por
excelencia, pues consiste sobre todo en quitar un poco de dinero a la mayoría
para por mero azar enriquecer a unos cuantos sólo. Entonces, ¿por qué no darle del todo la vuelta
al calcetín a esa naturaleza insolidaria? Porque lo de Montoro este año, gravar
para las arcas del Estado el 20 % de
los premios parece apenas un burdo apaño socialdemócrata –¡y qué raro que
no se le ocurriera primero la Idea a los filantrópicos gobiernos socialistas-
ante la Ruina de las cuentas
públicas.
Obligar entonces por ley, al modo de los impuestos, a jugar más, y mucho
más a los más ricos, claro, y por ley obligar también a que los premios
recayeran sólo, y por orden de estricta necesidad material, entre los pobres;
por Suma ley que fueran de entre la famélica legión los únicos agraciados. Muchos,
muchísimos pequeños premios –nada de Gordos,
nada de que Nadie sobresalga sobre nadie- directamente, sin oneroso
aparataje burocrático, a las manos de los más necesitados, que de un plumazo solventaran
tantos dramas cotidianos. Qué fotos, qué cuadros, qué murales filantrópicos no
saldrían de esos Maduros, Cayos Laras y
cía presidiendo, Benefactores y Beneméritos, Supersolidarios, esas
incruentas aunque muy revolucionarias sesiones.
No, la vida no puede ser nunca una
Lotería, -¿no hay tras la esperanza en los Gordos de la Lotería una soterrada
admiración hacia los abominables chupasangres de los Ricos?- esa rifa
caprichosa en que los Ricos tienen de antemano casi todas las papeletas
repartidas; la Vida ha de ser comunión y fraternidad de todos con todos,
reconciliación plena del género humano consigo mismo, olvidados todos por
siempre del vil metal y tal y tal. Pon tus sueños, solidarios, claro, a volar,
eso.
LAS HISTORIAS DE UN BOBO CON ÍNFULAS
(Resumen y análisis de la obra en estos enlaces)
154 pgs, formato de 210x150 mm,
cubiertas a color brillo, con solapas. Precio del libro: 15 Euros. Gastos de envío por correo certificado incluidos en
España. Los interesados en adquirirlo escribidme por favor a josemp1961@yahoo.es
“No soy nada, no quiero ser nada, pero conmigo van todas las ilusiones
del mundo” (Pessoa)
Es una de las injusticias más "gordas" que existe. Yo también lo veo como una herramienta de control político, al estilo de la devolución de Hacienda a los menesterosos -en su día a Mario Conde, al que le salió negativa la declaración- allá por el mes de Junio, para que puedan ir de vacatas al Caribe y le hagan morisquetas al vecindario.
ResponderEliminarY, desde luego, no te quepa duda: para un buen progre no hay nada más equitativo que la lotería. Por algo todo lo conciben para darse "el lote". Por eso, Montoro es progre al cuadrado: por aplicar algo tan progre como los impuestos a ese obsceno show de los contravalores que es juego de trincar pasta aleatoriamente. Tan progre como pasar de curso con cuatro cates.
Saludos
Los amigos son como las estrellas que, aunque no puedas verlas, sabes que siempre están ahí. ¡Feliz Navidad!
ResponderEliminarCariños
La cosa tiene su cosa. Sí, menos pero para más. Más repartido que se llama.
ResponderEliminarDon José Antonio, esa fórmula jodería la esencia de ese juego en particular y de todos en general. Sería contra natura. La avaricia, adherida a la idiosincrasia de todo humano desde su nacimiento ( ¿instinto primitivo de supervivencia?) vería en esos premios poco estímulo para jugar y el negocio de iría a pique.
La famélica legión que usted dice, está llena de gente que quiere ser General urgentemente: Un rico que mire a la chuspa por encima del hombro.
La clase obrera tiene tantos traicioneros dentro como elementos componen el conjunto. Todos los currantes quieren dejar de serlo y empezar a vivir igual o mejor que el rico al que mientras son pobres critican.
Maduros , Cayos y cía están muy lejos de vivir como predican.
Jajjajaja. El Cándido Méndez, en Sevilla, en suite de luxe y con sauna. Eso no lleva a cenar precisamente pincho de tortilla y caña. No. Eso lleva a otras cosas… y posiblemente de postre alguna joven lumi de tarifa VIP. ¿Apostamos?