Se presentaba el “Juntos podemos”, libro de Albert
Rivera sobre la aventura política que
él mismo capitanea, que ese mismo día agotó ya su primera edición, prueba
indudable de las esperanzas de renovación y de limpieza que su joven figura
concita. Pues, para más pasmo de todos, si para apadrinar el suyo, tirando de
paso por los suelos su pacifismo de pacotilla, se llevó Zapatero al ínclito Tony
Blair de las Azores, hétenos aquí que al de Rivera nada menos que lo amadrinó Ana Rosa Quintana, Impostora
de los libros y una de las reinas de la
Telebasura telecinca, casi desmintiendo ya en el trance toda esperanza de verdadera
regeneración política. ¿De verdad, Albert,
que, de entre todas las del jardín, no
había fragancia y esencia más escogida que las de Quintana para presentar un libro, ese libro,? ¿No había, aunque fuera de nombre desconocido, una
mejor flor con que adornarse el ojal? ¡Es que la requeteinstalada tramposa Ana Rosa Q viene a simbolizar todo lo
que Rivera dice NO representar!
Y seguir las palabras de Ana Rosa
allí, su elogio de ocasión –pues en otra fue para el psoe, en otra para el
pp, como famosa cariátide simbólica que sancionara para todos el necesario
cambio de las cosas… para que nada cambie, seguirlo, digo, es atravesar casi
las estaciones de un penoso viacrucis implícito. Sea:
“Alguien que es distinto, porque es distinto, porque es muy joven,
porque no se ha integrado dentro de los partidos tradicionales, sino que ha
creado un movimiento… en el libro lo cuenta, cómo alguien con ilusión, con un
tablero y un coche, va haciendo reuniones pequeñas y de repente se va uniendo
más gente, es casi la historia de un chico americano (el sueño americano,
vale, una suerte de Forrest Gump con
pañuelo blanco asomando planchadito en el bolso superior de la chaqueta)… Su primer cartel fue impactante, se presentó
en pelotas, yo no sé si para llamar la atención o como un símbolo, aquí vengo,
no tengo nada que ocultar, no tengo pasado, no tengo facturas pendientes… y yo
creo que empezamos a fijarnos (magistral ese deslizamiento, esa inclusión
de la egregia persona de la gran comunicadora en el “nos” de las ciudadanas
muchedumbres) aparte de que como ha sido
deportista está bien (piropito jocoso, va) …es valiente, opina absolutamente de todo, de cualquier tema que saques
tiene una opinión sensata, una opinión que yo creo podríamos suscribir todos (¿todos?
¿no es un poco too much, Ana Rosa?) … en
este momento hay una necesidad de cambio… y en un momento él decide no romper
nada, sino mejorarlo… yo creo que Albert
es un líder con un gran futuro en nuestro país, lo único que espero es que
dentro de 20 años te puedas poner en pelotas otra vez, porque no tienes pasado,
porque no tienes nada que ocultar y
todas esas cosas que todos queremos… a mí me parece que hay mucha gente que
está necesitando participación, en el partido que sea, con la ideología que
sea, porque… cuál es la ideología de Ciudadanos”.
(Remate éste de Ana Rosa, leida la laudatio
anterior, adobada una vez más de un pringoso populismo naif que finge desconocer el
carácter inexorablemente marrullero de la Política, en labios además de alguien
que asienta su privilegiado status precisamente en la escasa capacidad crítica
de una sociedad sin memoria http://elblogdejoseantoniodelpozo.blogspot.com.es/2011/11/ana-rosa-quintana-ondas-2011-otro.html
remate de Ana Rosa, decía, antológico
donde los haya)
(Y por si Ana Rosa, lo que
ella personifica, poco fuera, anotan las gacetas que a los postres llegó Eduardo Punset, que alterna Indignados
de la calle, nacionalismos, pan Bimbo, establishment … y ahora Albert, según el mes, como Supremo Maestro
Buda que le confirmara a Rivera la alternativa en la plaza.
Lástima: faltó Ansón y hubiéramos ya
estado todos).
LAS HISTORIAS DE UN BOBO CON ÍNFULAS
(Resumen y análisis de la obra en estos enlaces)
154 pgs, formato de 210x150 mm,
cubiertas a color brillo, con solapas. Precio del libro: 15 Euros. Gastos de envío por correo certificado incluidos en
España. Los interesados en adquirirlo escribidme por favor a josemp1961@yahoo.es
“No soy nada, no quiero ser nada, pero conmigo van todas las ilusiones
del mundo” (Pessoa)
Coincido 100%. Tener como imagen de honradez a la negrera Quintana es de traca. Pero es lo que tiene este país, o realidad multinacional, que abundan las leyes de memorias históricas, pero la plebe no se acuerda ni de lo que merendó ayer por la tarde. Y además, la Quintana, es tan, tan, políticamente correcta y guapa que sacude un guantazo y al abofeteado se le cae la baba. Todo un indicio del nivel donde estamos. Se habló de la decadencia del 98... ¿ qué nombre le ponemos a lo que tenemos encima ?
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