martes, 8 de abril de 2014

Esperanza Aguirre, ¡Jó, qué tarde!

   


  
    Es que todo el episodio sobre el “cochecito” de Esperanza Aguirre pareciera un trasunto, en horario vespertino, de aquella turbia y delirante comedia de Scorsese, en la que el cúmulo de rocambolescas desdichas en las que se ve sumido el prota, a partir de un incidente menor, parecen no tener fin. Incluso diéronse en el mismo por momentos conatos dramáticos más propios de La hoguera de las vanidades o de Thelma y Louise que no llegaron por fortuna a cuajar, hasta tal punto el arte se interpenetra con la realidad, que es ya casi siempre puro reallity.
     
   Pues ahí tenemos nada menos que a la Principalísima señora Aguirre, -a quien en otro orden de cosas este mísero bloguero liberal mucho admira- a las cuatro y cuarto de la tarde de un día laborable, en solitario conduciendo y deteniendo un modesto coche particular… ¡en pleno carril bus de la Gran Vía en busca de un cajero automático! A poco que nos detengamos a pensarlo convendremos en que es una situación –con lo que ella ha sido y es, con lo que hay por las calles, completamente a solas ella en medio de la jungla urbana, insólitamente vulnerable, del todo libre, tan expuesta-  ya en sí de refulgentes contornos hiperrealistas.
   
   En las imaginarias construcciones mentales que los que estamos del todo alejados de contacto con el Poder nos hacemos de la vida cotidiana de la Casta –lo mismo que cuando el accidente con la mobylette de Cristina Cifuentes- resulta inimaginable una estampa así.  Se lo dan todo hecho, tienen ayudantes para todo, no tienen más que descolgar un teléfono. Y encima ella -en tanto que personaje público por obligación emblema de comportamiento cívico-  que con un par va y aparca en el carril bus de la Gran Vía, como haría cualquiera de los muchos desaprensivos que por ahí pululan, o como ante una urgencia inaplazable quizás hiciéramos cualquiera. Una triple reflexión tesis-antítesis-síntesis entonces: a) son humanos  b) a veces se les va la pinza c) necesitan como el aire en algún momento de su vida –Hollande dando furtivos tumbos tras un casco- olvidarse de quiénes son, su alto Rol es también su prisión.

     
   Luego, todo lo demás, como los sucesivos velos de una pesadilla descorriéndose: el agente de movilidad, la multa, los papeles, más papeles, los policías municipales que llegan por detrás, otro agente de movilidad más que aparece y planta su moto delante, otros dos agentes más que se apuntan, las miradas cómplices en círculo, el simbólico frotarse de manos, ahahá, la tenemos, te vas a… papeles, más papeles, que se espere, la bromita de la ansiedad de uno de los Policías, el más que plausible ataque de ansiedad de Aguirre, que arranca y se larga, que derriba la moto del agente, los policías y agentes que en caravana de motos la persiguen… ¡dicen que incluso en paralelo ordenándola que se detenga!, imagínate esa escena, la llegada a la casa propia como el que arriba a la salvación, los civiles allí destacados que aplacan la cosa, el robo de la cartera de Aguirre esa misma tarde más tarde, el sindicato policial que denuncia a Aguirre, ya está liada, la apisonadora del raca raca inmisericorde del Progrerío en las redes, los que en las mismas se alegraban de su cáncer que salen del armario, que ya dijo aquel otro Artista borroka de la primavera valenciana que Aguirre debería mirar los bajos de su coche cada mañana, las disculpas y las atropelladas explicaciones de Aguirre en los media, el estrambote tonto de Ana Botella defendiendo a los agentes, ¿Aguirre k.o?, veremos… ¡Jó, qué tarde, Esperanza!




LAS HISTORIAS DE UN BOBO CON ÍNFULAS
(Resumen y análisis de la obra en estos enlaces)
154 pgs, formato de 210x150 mm, cubiertas a color brillo, con solapas. Precio del libro: 15 Euros. Gastos de envío por correo certificado incluidos en España. Los interesados en adquirirlo escribidme por favor a josemp1961@yahoo.es
“No soy nada, no quiero ser nada, pero conmigo van todas las ilusiones del mundo” (Pessoa)

3 comentarios:

  1. Que niña mala es la Aguirre ¡¡¡ lo bueno de esto es que no a llegado aire fresco, es como bajar al suelo del día a día y ver que otras hace cosas "mal" como much@s quisquis hacen.
    No la estoy eximiendo,yo no lo he hecho y espero no hacerlo nunca .. saludos ..

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  2. Magnifica reflexión. !Pobre Aguirre¡ todo estaba en su contra. No debería haber parado en zona prohibida porque una señora como ella tenía que pensar en las consecuencias. Claro que seguro quen no era esta la primera vez. Genio y figura. Saludos

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  3. Pero si ahora está de moda abrirle la cabeza a los policías, que antisistema es esta Aguirre, para ser Dama del Imperio Británico es un poquito macarra, como siga así la van a fichar los antisitema. Pues mira seguro que se estaban cebando con ella, según cuenta Jiménez Losantos la retuvieron durante 15 minutos y era evidente el regodeo pero pienso que incluso aún así tenía que haber aguantado el tipo.

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