Éste es también su momento. Nada
tiene que perder y es casi seguro el Éxito. El guión de la Sociedad del espectáculo que vivimos pide a voces un antagonista en
la Función, la contrafigura que dé la réplica escenográfica al Pablo Iglesias triunfante. También por
el propio Principio de Arquímedes,
sobre el que paso de abundar ahora.
Buena parte de la fama y los apoyos por éste alcanzados, además de en ser, muy misteriosamente, mimada
criatura de las televisiones, en su inusual destreza retórica e iconográfica delante
las mismas y en su mensaje flamígero, estriba sobre todo, ante unos apolillados
políticos, en la novedad radical de su
figura, que concita por sí sola el alud de esperanzas que el aura de pureza
de todo prometedor actor joven y
agraciado sobre las tablas luciéndose despierta. No está él, en medio de la
crisis pavorosa, gastado por ningún pasado previo, excepto por sus rancias
ideas, pero éstas… qué importan hoy.
Es obligado el consumado dominio de la pantalla y de la retórica, claro,
y aunque también con el tiempo eso se perfecciona, es ineludible machaconamente
adiestrarse y embeberse en ese arduo aprendizaje. No es imprescindible “copietear” el modelo pabloiglesiano,
esa automática retahíla imparable de los lugares comunes y las extremas
demagogias características de la izquierda dura, más propias desde luego de un
decidido agitador profesional que del escepticismo, la mesura y la continua duda
que se le suponen a un profesor universitario. Incluso puede que
escenográficamente sea más eficaz, como en las películas, un estilo
contrapuesto, austero, mesurado y sobrio, pero necesariamente dotado, para que
resulte el mismo atrayente, de indesmayable aplomo, de hondas resonancias
emocionales y de ricas connotaciones simbólicas para aquellos a quienes ese
mensaje vaya destinado.
No queda otra, a la inversa que en el prototipo “pabloiglesiano”, que aprehenderse y aprenderse los clásicos motivos anti-izquierdistas, machacarse
de memoria los datos reales que continuamente los hacen buenos, y con
determinación y brillantez una y otra vez exponerlos. A menudo en los debates,
obsérvese, además de acreditar haberse preparado bien el asunto, más que
rebatir un punto lo que hace sobre todo Pablo
Iglesias es como sea colocar su sensacionalista disertación… previamente
muy pensada y entrenada.
Prepárese y emplácele al público debate. Por mucho que las difíciles
situaciones a que la crisis económica aboca a miles de personas sean la ola
tramposa sobre la que él a favor cabalga, mírele confiado a los ojos y
afróntele: “a mí no puedes darme tú
lecciones de sufrimiento, tres generaciones de mi familia venimos siendo
amenazados de muerte por esos heroicos luchadores a los que tú tanto admiras,
han pintarrajeado y destruido mi comercio y el de mi familia varias veces, me
han enviado gatos muertos a casa, me han telefoneado su odio en medio de la
noche, han pintado dianas de muerte sobre mi caballo, me han insultado, han
gritado a coro deseando mi muerte, me han acosado a mí y a los míos, he visto a
mis amigos morir asesinados como perros por la espalda durante años y años, nos
han hecho vivir en un gulag durante decenios… a mí no puede usted,
lindo profesor, darme lecciones de nada”.
Dígale que bajo el disfraz de utópicas palabras, los resultados de las
políticas que predica son siempre los mismos: miseria, opresión e indignidad
para todos, excepto para la NOMENKLATURA,
esa CASTA mortífera y monolítica que
sus esquemas llevan implícitos. Llénese de coraje y de serenidad a la vez,
hágalo y verá como una mayoría social, que no es okupa, que sabe sólo trabajar y ser responsable de sus actos, que
construye y no destruye, hallará silenciosamente en usted la brújula y la
referencia que consciente o inconscientemente en este momento difícil de España anhelan.
LAS HISTORIAS DE UN BOBO CON ÍNFULAS
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“No soy nada, no quiero ser nada, pero conmigo van todas las ilusiones
del mundo” (Pessoa)
ResponderEliminarEsperamos como agua de mayo a ese joven o no tan joven, cuyas uñas no estén tiznadas de negro carbón de las minas B y que, no importa tanto si de derechas o de izquierdas, sepa comprender las necesidades de la sociedad, responsabilizarla en el trabajo, el esfuerzo, la contribución común a fin de que, en la misma dirección, rememos todos.
No, Cesar, yo no creo en los Grandes Hombres, creo más en la solidez y el ejemplo de las instituciones y de los valores que informan a una sociedad, pero ahora hace falta ejemplo, sí, y el guión de la Sociedad del espectáculo mediático exige un joven contrapuesto al demagogo leninista que tanto éxito obtuvo.
ResponderEliminarHay dineros Bes y dineros Bes, dineros venezolanos y demás. ¿Remar todos en la misma dirección? En una soc moderna y compleja eso es imposible, esas son ideas del Podemos falsete.
saludos
Estoy de acuerdo en lo primero, en la solidez y el granito de todos. No tanto en que no podamos, en las cosas principales, tener una visión elevada y no rácana y partidista
ResponderEliminarYo me refería, César, más a las personas que a los partidos: es normal que haya intereses diferentes. Por supuesto me parece que los dos grandes partidos deben acordar cuatro o cinco cosas esenciales, y más en tiempos crudos, y en el resto legítimamente diferir.Gracias, César.
ResponderEliminarPablemos es un necio agitador populista que vende crecepelos que dejan a uno calvo.
ResponderEliminarDe hecho, si no fuera por su pasado y su perfil, que se sabe comunista y bolivariano, podría haberse pensado que está de coña, que es una sátira sobre los disparates comunistas que nunca han funcionado en parte alguna. O sea, proponer todo tipo de dislate a modo de burla. Pero él lo dice en serio y hay gente que le cree.
De todos modos, es muy difícil el debate con un necio. Como suele decirse, te tienes que rebajar a su nivel y ahí te gana por goleada.
No sé, Bucan, yo creo que de necio tiene poco. Otra cosa es que me parezca peligroso
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