Al final, en vísperas del debate sobre la Corrupción, tras el auto del juez Ruz y su luz, Rajoy liquidó a Ana Mato,
que era ya políticamente una muerta en vida. Aunque el corruto Gurtel incumbiera a Mato de refilón, como la sombra del célebre Jaguar (viajes, regalos, eventos), su presencia en el Gobierno resultaba
políticamente difícil de defender. Claro, el casi obligado cese, el enorme foco
mediático que el mismo ha propiciado, ha oscurecido casi del todo las concretas
propuestas regeneradoras que el Presidente
pudiera ahora ante las Cortes aportar.
Así, una vez más, pueden resultar estas medidas del todo baldías ante la Opinión Pública, que es la
encrucijada decisiva en la que los ciudadanos que siguen de lejos la política
–los que deciden las elecciones- se hacen una difusa idea de la misma. De nuevo
la legendaria parsimonia de Rajoy,
su desdén hacia las pautas básicas de la comunicación política, resultan
contraproducentes y trasladan la impresión de ir gobernando a rastras, a
trancas y barrancas de los acontecimientos. Con el reciente cese de Gallardón otro tanto pareció.
En este mísero blog ya lo apuntamos: en elemental lógica política, tras
la arriólica
victoria de las europeas, con el retroceso ahí experimentado, al final
del verano a lo más tardar, en el ecuador del mandato ya, se imponía una amplia remodelación gubernamental, en la que,
envuelto entre los cambios, el cese de Mato
se hubiese visto minimizado y amortizado, aportando a la vez hacia la
sociedad una imagen de renovada energía y de dinamismo emprendedor que
permitieran con credibilidad afrontar los nuevos retos. ¡Casi todos los demás
partidos e instituciones han movido el banquillo!
Esa recurrente torpeza gubernamental carga, a mi juicio, de razón escénica al nuevo líder de la
oposición y le permite espetar a Rajoy que
no está legitimado para afrontar la corrupción. La réplica de éste señalándole a
Sánchez sus Despeñaperros, aunque brillante, parece simple defensa que a lo más
que aspira es a mantener lo que queda, a cauterizar la sangría, y no a ofrecer,
como las medidas anti-corrupción pretendían, una nítida y Nueva Frontera que de
forma tajante señalara un tiempo nuevo incompatible con la actual Corrupción a
granel. Es como si de esta manera Rajoy no
hubiera acertado del todo a desembarazarse él de la sombra del Jaguar.
LAS HISTORIAS DE UN BOBO CON ÍNFULAS
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“No soy nada, no quiero ser nada, pero conmigo van todas las ilusiones
del mundo” (Pessoa)
No tanto los que no están al tanto, como los que la siguen de lejos, los indecisos y los que no revelan su voto.
ResponderEliminarTú mismo, César, dices pertenecer al grupo minoritario de los que votan con la cabeza.
Con la cabeza votan casi todos, pero con mayor conocimiento unos pocos. No digo que estos voten todos al mismo partido, claro, pues la diferencia de criterio es lógica.
Estimable foto del momento, a mi humilde juicio. Para no perder la costumbre, difiero ligeramente de tu afirmación de que quienes no están al tanto de la política son los que deciden; hay dos a lo sumo tres grupos de forofos que siempre suelen ver el mismo partido, no importa qué tipo de sustancia esnifen los jugadores. Un grupo minoritario, entre los que, permítame la inmodestia me cuento, que votan con la cabeza.
ResponderEliminarEsta vez lo tengo difícil, lo sé.
Saludos.
César, no sé por qué se ha borrado tu comentario (éste de aquí arriba, el que aparece bajo mi nombre, es el que me enviaste.) Sólo he podido volver a ponerlo así. Lo lamento y si necesitas cualquier aclaración, por favor, transmítemelo. Gracias, César. Un abrazo.
ResponderEliminarJose Antonio