Aunque es cierto, dolorosamente
cierto, que muchas personas seguidoras de mi escritura no me han respondido
como, a tenor de lo que decían ellos admirarla y hallarse dispuestos a impulsarla,
yo esperaba, es también verdad, y muy dichosa verdad, que quienes sí lo han
hecho y me han solicitado mi libro, a menudo se han molestado casi todos en
hacerme llegar además el comentario de cuánto les ha gustado el mismo. Y bueno,
eso ya es, para este escribano fracasati, todo un tesoro
incalculable.
Y quiero hoy –sin poner
nombres, que creo que así será mejor- dejar huella aquí si quiera de algún fragmento de ellos, de los más recientes, pidiendo
de antemano perdón –que nadie me lo tome a mal, por favor- a quienes habiéndose
afanado también en comunicarme su deleite con mi libro aquí no se vean, por
haberlos yo extraviado, (y si me lo vuelven a mandar, con sumo gusto aquí lo
pongo), pues no es uno maniático coleccionista de alabanzas, de veras. Que sepa
cada uno de quienes me solicitaron y me solicitan mi libro que jamás olvidaré
su gesto.
Una persona me escribió:
“Gracias por la dedicatoria y por
lo mucho que nos reímos contigo. Le leo algunos párrafos a mi marido y nos
tronchamos”.
Otra persona me escribió:
“Cher Jose Antonio, t´est un poéte.
¡Es verdad que tu libro hay que leerlo a la tuya manera…es decir…
parsimoniasamente… doucemente… amorosamente. Porque tus historias cortas son
pequeñas vidas tintadas de poesía, de una nostalgia impregnada de recuerdos y
de humor, y de una cierta ternura. Un poeta en el alma a la recherche … de su
ideal de femme?...Historias tristes a veces, humorísticas otras, irónicas aussi
y sobretodo, sí, “touchantes”. ¡No lamento en nada haber leído la tuya manera
de escribir!
Una persona más me escribió:
“Comencé ayer a leer el libro. Me
encanta. Buenos personajes, estupendas descripciones… lo estoy disfrutando.
Eres un buen escritor!
Otra persona más me escribió:
“Estoy leyendo tu libro, me
encanta y me estoy riendo mucho, tienes sentido del humor. Le presté el libro a
mi madre, le está gustando mucho. Te ruego que sigas escribiendo, un abrazo”
Una nueva persona me
escribió:
“Buenas, voy por la mitad de tu
genialidad. No entiendo cómo puede ser que pases desapercibido con tanto
talento…
Otra persona
me escribió:
“He empezado esta tarde tu libro.
¡Incapaz de soltarlo! Me da penita de Armando, qué mala suerte tiene con las
mujeres, jajajajá… Gracias por tan grata
lectura.”
Una persona más me escribió:
“Felicidades, Jose. He sonreído al
leerte, te he reconocido en tus maneras ya familiares. Mil gracias”.
Y otra persona,
en su estupendo blog me puso:
Armando es una especie de niño
grande, así lo he visto yo todo el tiempo al menos, sobre todo porque dentro de
sus cuarenta años y de la devastación emocional que le acompaña tras el
abandono de su mujer siempre parece acompañarle un halo de ilusión y esperanza,
como un niño, conforme leía casi parecía que podía ver sus ojos brillantes,
esperanzados ante algo nuevo, y solo podía sonreír e incluso emocionarme en
algunos momentos ante el arrebato de ternura, defensa y protección que Armando
despertaba en mí.
Estoy segura de que si os animáis a leer este libro todos podréis
disfrutar de Armando y que muchas de sus historias os recordaran vivencias o
momentos en los que os habéis sentido igual, seáis o no como el. Porque
al fin y al cabo leer este libro es como ver la vida a través de palabras
impresas en blanco y negro.
Y solo son cosas así de preciosas las que, a pesar de tanto sinsabor y
de tanta decepción, a pesar de tanto viento adverso y de tanta
desconsideración, te impulsan a seguir escribiendo. Gracias, mon amis.
SINOPSIS
DE “LAS HISTORIAS DE UN BOBO CON ÍNFULAS”
Me
preguntaban ayer, “bueno, vale, ¿pero tu libro de qué va?”. Me hubiera gustado
contestar lo de Woody Allen a propósito de “Guerra y Paz”: “Va de Rusia”.
Decirle yo: “Va de las ilusiones”.
Pero al escritor sin Nombre ni contactos, esos lujos le están vedados. Tuve entonces que pensarlo.
Mi libro cuenta la historia de un cuarentón
al que su mujer, que ha encontrado otro más alto, más fuerte y más guapo que
él, le señala la puerta de salida de casa. Descubre entonces de golpe su
minusvalía emocional: un paria en la tierra de los afectos. De cuanto le ocurre
después, cuando ha de salir al mundo, que le es ancho y ajeno, para superar su
zozobra, para engañar a su desconcierto. De lo duro que se le hace ese
aprendizaje elemental de la supervivencia afectiva. De cómo hallará en la
propia escritura, y en los humorísticos y sentimentales encuentros y
desencuentros de la realidad, a trancas y barrancas, la brújula que le permita
hallar al cabo su lugar al sol, una
imagen aceptable de sí mismo, y levantar así el muro de la obturación interna
que le impide ver la belleza y el propio absurdo del mundo y de la vida, que es
lo único que tenemos. De eso, de esas ínfulas buenas trata mi libro.
ResponderEliminarDe nada, Las gracias a ti, con esa la tuya manera de escribir y por todos esos
sueños que un dia haran feliz con su lectura a mas, muchas mas personas!!
José Antonio... pfff... ¿para qué engañarme? Todavía no lo leí, pero cuando acabe Revel lo cojo con ganas y te digo.
ResponderEliminarUn saludo.