jueves, 19 de febrero de 2015

Lo que nos ha hecho Uma Thurman tiene un nombre

   


   Si Nuria Fergó, sus “cerebritos” mejor dicho, toquetearon la tecla del Erospornolight a la hora de como sea llamar la atención hacia lo suyo, Uma Thurman y asociados, acaso un par de cuerpos por delante, decidieron darle a la otra tecla de las pulsiones básicas –Freud dixit-, al Tánatospornolight. Sí, sobre el Eros y el Tánatos de siempre lo que esta Era lúgubre adosa entre las masas son los jadeos bajunos del porno light. Toda una tarantinada, sí, en dos actos. No en vano Uma fue/es la musa del por antonomasia Artista postmoderno. Veámoslo.
   
   No perdamos de vista lo esencial, la mercancía: la rubicunda y risueña actriz acudía al estreno de su última serie The Slap. Espantó a todos allí su aspecto: esa palidez espectral, la mirada, más que mate, yerta y mórbida a un tiempo, sin pestañas casi, esa piel tan lívida, las mandíbulas como afiladas a pico, ese pelo amazacotado sobre la oreja, los labios cerrados en un rojo terroso sobre la blancura insana, prestos, diríase, a darte el beso de la muerte, esa expresión fúnebre de tan glacial… qué parecían sino una alegoría morbosa de la muerte. Una fría vampira del deseo, diríamos.
     
   Se dispararon entonces por toda la Aldea global los chismorreos y los sesudos comentarios sobre los desastres del quirófano estético, la adicción fatal a la belleza, la esclavitud de la misma, la tragedia, en suma, que a la vuelta de la comedia depara a algunos ansiosos la vida, constante ésta del universo Tarantino, tan dado a regodearse en la remoción de esos instintos básicos en los más descarnados registros. El feísmo y lo malsano, lo frikie, -tan fáciles de hacer, que ningún esfuerzo por mejorarse entre sus receptores/clientes reclaman- todo lo que triture el criterio y el sentido recto de las cosas tiene rentable acomodo entre el homo gañanis que la sociedad hiperconsumista y maleducada promociona. No tiene nombre lo que a Uma/Kill Bill le han hecho, bramaba media Humanidad. Sí lo tiene, aventuramos ya: una tarantinada.
    
   Resultó luego que era todo una trampa. Como en una película de Tarantino, -Kill Bill renacida tan campante tras un palizón de muerte- apareció de repente ella misma con su viva y lozana imagen habitual en un prime time televisivo para echarle la culpa de todo… a un mal maquillaje. Vamos que Uma y asociados se habían quedado con toda la peña. La global audiencia estafada ni chistó, oyes: a degustar la siguiente entrega de Mugre planetaria. Y esta macabra tomadura de pelo era también toda una tarantinada, ya te digo. Casi que nos quedamos para eso con el juego y el fuego de la Fergó, digo yo.
      



(Qué le queda al escritor sin Nombre ni Contactos salvo insistir e insistir -resistir y resistir- en las redes sociales, en los lectores y amigos que las mismas le procuran, aun a riesgo de resultar pesado, y confiar en que poco a poco quienes  aprecian y valoran su diario afán le soliciten, y lean y regalen su libro, el fruto de sus mejores desvelos. Sí, yo confío en ti, lector de este blog.)

4 comentarios:

  1. tantos seguidores y nadie comenta, que raro...los maquilladores al poder, han conseguido que una belleza natural se convierta en un horror, dicho esto está claro que pueden conseguir cualquier cosa, incluso que Grecia pague lo que debe..http://loslletseteros.blogspot.com.es/

    ResponderEliminar
  2. Bueno, gracias a Ud por hacerlo. Soy un bloguero incomprendido, qué vamos a hacerle

    ResponderEliminar
  3. Hombre, esque hay noticias que nos ispirant mas que otras...digo yo que sera por eso;

    ResponderEliminar
  4. eso también cuenta, claro, Mari Carmen, saludos

    ResponderEliminar