Si ya sorprendiera que, para asegurarse el Mando, en sólo unas horas el líder de la izquierda radical
griega se encamara con la derecha dura y antieuropeísta, más aún asombró al
mundo civilizado, conocida la tradicional reivindicación izquierdista de cuotas
y listas-cremallera que aseguren la
presencia femenina en todos los ámbitos del Poder, el que en pleno siglo XXI ni con una sola mujer contara Tsipras a la hora de conformar el
histórico gabinete que habría de reconciliar al Pueblo griego consigo mismo y con su humanismo.
Muchos de sus progresistas admiradores –mujeres incluidas- ese yerro le
disculparon, pues habituados ellos a la melopea de la congénita superioridad
moral propia, cuando así lo deciden encierra algo la condición de símbolo
crucial… o no, según les convenga. Da gusto así. Puso además Tsipras el destino de la economía
griega en manos de un pinturero Varoufakis,
que muy pronto en las sedes europeas sentó plaza como auténtico ejemplar metrosexual,
tales era la galanura, el apresto y las mediáticas sonrisas que en mil y una
rutilantes interviews el pollo dispensara.
Parecía Varoufakis, casado con una
ricachona de muy ricachona familia, más una emergente estrella del celuloide
que el atribulado gestor de un crudísimo drama social.
Tsipras y Varoufakis, Varoufakis y Tsipras habían
prometido y prometido en la oposición, y siguieron prometiendo y prometiendo
una vez en el Poder: que si fuera la Troika,
que nada de austeridad, que ni hablar de privatizar, que venga promesas de más
y más funcionarios públicos contratar… hasta que, ironías de la historia, giros
de la tragedia que a veces deviene comedia, hasta que se toparon… con una
mujer, una tal Merkel, como ellos
elegida por el Pueblo.
De poco le valió a la pareja de griegos guaperas todo su vistoso gallear, todo su sirtaki gestual, con la
alemana seria (y con su ministro de Economía, curiosamente un hombre en silla
de ruedas, anótese la sobrecarga simbólica con que a veces la realidad se
satura). De manera que, at the moment,
no quiso Merkel seguirles el baile,
un poco les bajó los humos, y un mucho les puso a hacer los deberes de las
inevitables reformas… como ya hiciera –memorable aquella imagen- con nuestro inolvidable
galáctico, Zapatero de nombre. Una mujer, sí, una mujer, par de presumidos.
(Febril febrero, lector. ¿Regalar a un amigo/a,
regalarte mi libro? ¿Agradeces el
blog? ¿Lo valoras? ¿Merece una pequeña recompensa? Necesito vender algún
ejemplar más de mi libro, que es además muy bueno -creo-, para seguir
escribiendo también este blog. Pídemelo. Precio por correo
ordinario: 10 euros. Precio por correo certificado: 15 euros)
LAS HISTORIAS DE UN BOBO CON ÍNFULAS
(Resumen, análisis y UN CAPÍTULO de la obra en estos enlaces)
UN CAPÍTULO:
154 pgs, formato de 210x150 mm,
cubiertas a color brillo, con solapas. Precio del libro: 15 Euros. Gastos de envío por correo certificado incluidos en
España. Los interesados en adquirirlo escribidme por favor a josemp1961@yahoo.es
“No soy nada, no quiero ser nada, pero conmigo van todas las ilusiones
del mundo” (Pessoa)
Si señor, muy bien resumido este entuerto que se esta jugando en la querida Grecia. Lo siento por los griegos, que muchos de ellos reconocen que se deben hacer esfuerzos...y que el cambio tambien debe venir de ellos, de la manera de vivir y de "gestionar" el estado los recursos financieros y humanos...
ResponderEliminarNaturalmete que se debe ayudar a ese pais, pero como siempre, y como del Pozo dice, haciendo y poniendo la sensatez donde debe de estar. No se puede tirar del carro de la demagogia...Lo que se puede se puede; Buena similitud al reflejar la falta de una mujer en el gobierno griego...Enfin!! esa es la democracia de participation que tienen! Un saludo!