Como corresponde a estos Tiempos
de Mugre, observarás que la mayoría de los personajes que triunfan en
libros y pelis (acaso en espejo al biés
de la realidad) y que cautivan a Masas y a Frikies en Ferias y Números
de descargas son malos rematados: psicópatas
de la peor ralea, alcohólicos violentos, codiciosos desalmados, degenerados de
la peor especie en quienes sólo resalta el hedor de la maldad y el vicio
extremos. Basura de personajes, basura de personas las que sus modelos
triunfantes proponen. Ah, es que es la seducción
del Mal, se apresuran a interceder por ellos los dirigentes culturales, es
que los buenos son aburridos y los malos molan más, repiquetean
entendidísimos los ávidos consumidores de esa basura a granel… tan en la onda,
tan a la última.
¡Mentira! Trazar un psicópata cocainómano que haga el bestia por
las calles de una gran ciudad, mientras su padre es un banquero mafioso, voyeur
y coprofílico, y su madre una borracha que se lo monta con niños está chupao. Todo lo contrario: lo difícil,
lo emocionante, el auténtico reto artístico hoy consiste en plantar de arriba
abajo un puñado de hombres y mujeres
buenos, dignos, humanos. La fealdad,
vale, reflejarla sin morbo, pero exaltar también toda la belleza que nos rodea, mayor de la que somos capaces de soportar,
y ante la que nos están volviendo ciegos, sordos y mudos. Personajes nobles,
modelos de persona en sí, a quienes de verdad sí te encantaría conocer. Esos, casi ya nadie los sabe hacer, esos, a casi nadie van hoy a gustar.
RESUMEN
DE “LAS HISTORIAS DE UN BOBO CON ÍNFULAS”
Me
preguntaban ayer, “bueno, vale, ¿pero tu libro de qué va?”. Me hubiera gustado
contestar lo de Woody Allen a propósito de “Guerra y Paz”: “Va de Rusia”.
Decirle yo: “Va de las ilusiones”.
Pero al escritor sin Nombre ni Contactos, esos lujos le están vedados. Tuve entonces que pensarlo.
Mi libro cuenta la historia de un cuarentón
al que su mujer, que ha encontrado otro más alto, más fuerte y más guapo que
él, le señala la puerta de salida de casa. Descubre entonces de golpe su
minusvalía emocional: un paria en la tierra de los afectos. De cuanto le ocurre
después, cuando ha de salir al mundo, que le es ancho y ajeno, para superar su
zozobra, para engañar a su desconcierto. De lo duro que se le hace ese
aprendizaje elemental de la supervivencia afectiva. De cómo hallará en la
propia escritura, y en los humorísticos y sentimentales encuentros y
desencuentros de la realidad, a trancas y barrancas, la brújula que le permita
hallar al cabo su lugar al sol, una
imagen aceptable de sí mismo, y levantar así el muro de la obturación interna
que le impide ver la belleza y el propio absurdo del mundo y de la vida, que es
lo único que tenemos. De eso, de esas ínfulas buenas trata mi libro.
Justo, justo, justo eso es lo que pienso yo.
ResponderEliminarHoy día lo realmente contracultural, revolucionario e impactante es ser persona educada, de principios, con valores...
Ser un chabacano... ¿ como va a ser eso algo valorable, siquiera por efectista, cuando es moneda corriente desde que el psoe lo enlodazó todo con su logse ?
Incluso los que hoy van de malos-malotes sólo son una maleducados viciosos. Anda que no han existido a lo largo de la historia, novelada o real, malisimos que han mantenido un arte y formas cortesanas dignas de la más refinada realeza.
Lo que hoy tenemos es otra clase de maldad, de malos... es mugre... eso ya no tiene ni gracia.
Lo que si podemos muchos es gritar con satisfacción ¡ soy un inadaptado ! porque como un autor dijo... "llegará un momento en que el único sitio donde podrá estar una persona buena será en la cárcel"... y nosotros a tanta mugrez sólo podemos, si nos mantenemos firmes, responder con inadaptación.
misael
Howard Roark o John Galt son raras avis en estos tiempos.
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