¿Me gustas cuando callas porque
estás como ausente? ¡Y tanto! Entre los Santones que del Sacrosanto Comunismo
hay, entre esa Vanguardia de Abnegados Idealistas Sobrehumanos, entre todos
ellos Neruda reina ahí, ay. Ay, lo
que con marmórea desfachatez encima nos cuenta en sus memorias -¡que son de
1974!- el Hiperpremiado vate, ay. Innoble Nobel,
vamos. ¡Si le pillan las Femen! Pero vamos al lío, ponle tú el nombre exacto de
la cosa, inteligente lector.
En 1927 fue nombrado Neruda cónsul
en Ceilán. Cuenta que vivía en un bungalow, en el que, reseña él, el excusado
no estaba al lado de la ducha, sino al fondo de la casa, y que era un
simple cubo de metal bajo el agujero redondo. Neruda que se arranca: “El
cubo amanecía limpio cada día sin que yo me diera cuenta de cómo desaparecía su
contenido. Una mañana me había levantado más temprano que de costumbre. Me
quedé asombrado mirando lo que pasaba. Entró
por el fondo de la casa, como una estatua oscura que caminara, la mujer más
bella que había visto hasta entonces en Ceilán, de la raza tamil, de la
casta de los parias… Se dirigió
con paso solemne hacia el retrete, sin mirarme siquiera, sin darse por aludida
de mi existencia (¿y ya esa insistencia? ¿acaso debió la hermosa paria que se llevaba, para limpiarlas,
las flores del Poeta, al punto
hacerle la reverencia debida al Dios Neruda? ¿no es más lógico y humano que
tratara ella, no reparando en él, de establecer una distancia con el Señor de
sus Heces?) y desapareció con el sórdido
receptáculo sobre la cabeza, alejándose con su paso de diosa (convengamos,
sí, en que la estrepitosa imagen de la bella paria portando con elegancia divina sobre la testa las olorosas flores del Poeta, como si fueran estas
puras ofrendas a los cielos, es soberbia, emblema de dirty hiper-realism,
diríamos).
Era tan bella que a pesar de su
humilde oficio me dejó preocupado (empalmado, sería más honesto decir, según se deduce de lo
que ahora viene; qué tendrá además que ver, salvo un resabio muy clasista, la
belleza de la joven, su humilde oficio y la preocupación del vate, ¿va acaso a
remediar su suerte?, verás, verás a lo que Neruda va) … Como si se tratara de un
animal huraño, llegado de la jungla, pertenecía a otra existencia, a un mundo
separado. La llamé sin resultado (de nuevo la anotación del rechazo de la
bella paria a la llamada del Cónsul).
Después alguna vez la dejé en su
camino algún regalo, seda o fruta. Ella pasaba sin oír ni mirar. Aquel trayecto
miserable había sido convertido por su oscura belleza en la obligatoria
ceremonia de una reina indiferente (no, señor Poeta, tal como usted mismo tan
bien nos lo pinta, la hermosa paria,
más que una reina, debía parecer un animalillo aterrado ante las garras
acechantes del Señor Cónsul y sus detallitos
clasistas de compraventa, ante lo que de sobra presentía que se le venía,
nunca mejor dicho, encima).
Una
mañana, decidido a todo, la tomé fuertemente de la muñeca y la
miré cara a cara. No había idioma alguno en que pudiera hablarle. Se dejó conducir por mí sin una sonrisa
y pronto estuvo desnuda sobre mi cama. Su delgadísima cintura, sus plenas
caderas, las desbordantes copas de sus senos, la hacían igual a las milenarias
esculturas del sur de la India. Permaneció todo el tiempo con los ojos
abiertos, impasible. Hacía bien en despreciarme.
No se repitió la experiencia.
(Resulta casi insoportable la
escalofriante y cínica desenvoltura con que el propio Poeta nos narra la
nauseabunda escena por él protagonizada, que envuelve todo los visos de una
violación, de un abyecto abuso sexual de todo un Cónsul ante una pobre paria, a
la que encima se atreve a ponerle también sobadísima poesía el muy macho
cabrío, que si no repitió la experiencia,
más bien quizás fuera por la angustia y el terror mostrados por la pobre tamil
que limpiaba las Heces del Poeta -callada,
ausente, y cómo no estarlo, como por otra parte al Poeta gustan- durante el
asalto. Sí que ha vivido, sí, Señor Poeta.)
LAS HISTORIAS DE UN BOBO CON INFULAS
154 pgs de humor, sensualidad, aventuras e ilusiones.
Personalmente dedicadas. Puedes pedírmelas aquí, o en josemp1961@yahoo.es Es muy sencillo. En España: 10 E por correo ordinario, 15 E por correo certificado.
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Genial ! Otro gran santón del mester de progresía que se derrumba y van...
ResponderEliminarLástima que el soberano pueblo, siempre sabio, no se enterará de esto... a no ser que jorge javier diga algo en su deluxe programa.
misael
Me has dejado de piedra...
ResponderEliminarBesos indignados.
Qué bien has descrito ese episodio vital del ínclito. Malita me he puesto.. Ala, me vuelvo con Cuchifritín y Celia que muchas veces me han salvado de malos ratos...
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