Umberto Eco, Editor Lara, las Torres KIO, yo mismo

     

   No sé bien cómo, leyendo cosas sobre la actualidad, me di de bruces a la vez con las dos hermosas y monumentales sentencias, como cuando paseando ensimismado, al levantar el melón se topa uno de golpe frente a sí con las famosas Torres KIO, en los confines de la Castellana madrileña, colosales e inclinadas, convergentes hacia los cielos… de la escritura.

   Decía primero Umberto Eco, aquel sabio:

 “El mundo está lleno de libros preciosos que nadie lee”.

 Cómo no en la distancia asentir y aplaudir el aserto, tomar nota      y prolongar un poco su doliente eco.

   Y más abajo decía Jose Manuel Lara, el mítico Editor, como entre ellos parlando:

   “Más difícil que escribir un libro, es luego venderlo”. 

   Cómo en buena parte no darle también la razón, máxime en estos tiempos de incuria, pantallitas y telebasuras.

      Llámalo si quieres orgullo de ex –fracasati alora mendicati, pero el caso es que ante aquellas dos hermosas Torres, levantadas por aquellos dos Grandes Hombres, qué quieres, me afilé las solapas de la chupa, resoplé el humo de un cigarro que no fumo, me metí las manos en los bolsos y cabizbajo para mis adentros, escritor y vendedor de libros sin Nombre, a la vez todo eso yo, y me dije… ¡A mí me lo vais a decir! Y jaque a las Dos Torres al mismo tiempo que di, ea.

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