jueves, 27 de julio de 2017

Leyendo "Patria", de pronto "Manchester frente al mar"

     



   Ando leyendo “Patria”, el éxito editorial de estas temporadas. Y a las pocas páginas, ¡ostras!, la fenomenal coincidencia en un enjundioso episodio narrativo con “Manchester frente al mar”, la oscarizada película de 2016. En una como en otra, una misma situación dramática: la muerte súbita del Padre. A causa de un cruel infarto, en la peli; a causa de la no menos cruel ETA, en la novela. En ambas, el reflejo inmediato ante esa muerte en el hijo adolescente, hijos ambos de estos tiempos tan ácidos como confusos en los que los roles y valores tradicionales se disuelven cual chocolate bajo solanera. En la peli, un chico; en la novela, una chica. La reacción, pasmosamente idéntica en ambos: durante la misma noche en que el padre ha muerto, plenamente conocedores de la desgracia, se ponen cada uno… ¡a copular con quien primero por allí les pasa!
   Digo copular, y no hacer el amor, a sabiendas, porque, tanto en la peli como en la novela, el episodio adquiere mucho más los contornos de un desahogo gimnástico que conjure no se sabe bien si el dolor o la indiferencia que los de un amoroso refugio en el sentimiento más puro ante la tragedia familiar. ¿Reflejan acaso ambos creadores así, con mano diestra y atenta, una nueva y sorprendente manera con que las nuevas generaciones expresan el duelo? ¿Qué significa si no esa peculiar reacción? ¿Son verosímiles narrativamente ambos episodios?
      El mozalbete de la peli se da al fornicio la misma noche del óbito, ya digo, con una de las “novietas” que tiene, en la casa de sus padres, y, ah,  le dice a su tío, que ha ido a hacerse cargo de él, que les perdone si es que hacen mucho ruido. Nota esperpéntica también presente en la escena de la novela: la joven, que estudia Derecho en Zaragoza y se entera por televisión del asesinato de su padre, no quiere llamar a casa hasta la mañana siguiente. Le pide a un compañero que no la deje sola. “Y él pidió disculpas por adelantado para el caso de que no lograse la erección… Cerca de la medianoche, se puso encima de él y consumaron un coito rápido. José Carlos continuó murmurando exclamaciones, palabrotas, frases de repulsa, hasta que finalmente, vencido por el cansancio, se volteó hacia un lado y ya no dijo más. A su lado, con la luz apagada, Nerea estuvo toda la noche sin pegar ojo. Apoyada de espaldas contra la cabecera de la cama, fumaba cigarrillos mientras repasaba recuerdos de su padre”. En “Patria”, en “Manchester frente al mar”, los Padres acaban de morir, y los Hijos, alejados vital o geográficamente de ellos, resuelven su desconcierto chingando, chingandooo…  con alguien que pasaba por ahí, pasaba por ahí.

       

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