En la Carta de El Chicle a sus padres está la CLAVE de todo

    

   La brutal sinceridad que despliega el tal Chicle en la Carta, no a un colega, sino ¡a sus padres dirigida!, revela más sobre el estado de las cosas en los más viles asesinatos que cien debates parlamentarios, que mil sesudos tomos sobre la prisión permanente revisable. Nos quieren hacer creer los de la Casta Lista que vivimos en una sociedad híper-represora, implacable e inclemente como la que más. Leamos: ¿Algún arrepentimiento, un mínimo remordimiento, una somera conciencia del mal causado, pesadumbre al menos, un vago malestar siquiera en el criminal… escribiéndole a sus padres? No, Padre. Ni por asomo. Qué hay: total tranquilidad de espíritu y de cuerpo, sensación de impunidad y fino cálculo. “Aquí ya me dijo la abogada… pero a los siete (años) ya estaría fuera. Tranquilos, vale”. Esa es la escueta y desnuda VERDAD sobre la Justicia con los más nauseabundos crímenes aquí y ahora. Todo lo demás sobra. No haremos más consideraciones, Señorías.

   (Y de postre, el frío cálculo mercantil que demuestra el muy psicópata sobre las plusvalías que, con toda la alegría del mundo, sobre los cadáveres aún calientes de las víctimas doblemente ultrajadas, regalan estas Sociedades de la Telebasura: sabe El Chicle ya que un conocido periodista quiere entrevistarle –y los que vendrán-  y expresamente advierte en su carta a sus padres (público.es 10-3-2018) “que en ningún momento concedan entrevistas o difundan información por menos de 10.000 euros”, “que no adelanten cantidad alguna, que dejen primero que ellos hablen”.  Siete años y fuera: la mejor radiografía, ya digo, sobre la Justicia en España para con las víctimas de los más abyectos violadores y asesinos).   

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