Cosas bonitas que dijeron de mi Bobo

 (Pido perdón –que nadie me lo tome a mal, por favor- a quienes habiéndose afanado también en comunicarme su deleite con mi libro aquí no se vean, por haber extraviado yo su nota, pues no es uno maniático coleccionista de alabanzas, de veras. Que sepa cada uno de quienes me solicitaron y me solicitan mi libro que jamás olvidaré su gesto.

PEPE: "Solo unas lineas para decirte que tu libro me ha encantado de principio a fin. Tu prosa es de las mejores que he leído en castellano en mucho tiempo, y las aventuras/desventuras del protagonista, tan humano, tan imperfecto y por ello tan real, son realmente arrebatadoras.

ROCÍO: “… Ese fragmento de la mano en el cine… Nunca imaginé que podía ser tan bonito, tan romántico y tan erótico el que te acariciaran una mano. Gracias por ello.

INMACULADA: “Gracias por la dedicatoria y por lo mucho que nos reímos contigo. Le leo algunos párrafos a mi marido y nos tronchamos”.

MARIE: “Cher Jose Antonio, t´est un poéte. ¡Es verdad que tu libro hay que leerlo a la tuya manera…es decir… parsimoniasamente… amorosamente. Porque tus historias cortas son pequeñas vidas tintadas de poesía, de una nostalgia impregnada de recuerdos y de humor, y de una cierta ternura. Un poeta en el alma a la recherche… de su ideal de femme?...Historias tristes a veces, humorísticas otras, irónicas aussi y sobretodo, sí, “touchantes”. ¡No lamento en nada haber leído la tuya manera de escribir!

PILAR: “Comencé ayer a leer el libro. Me encanta. Buenos personajes, estupendas descripciones… lo estoy disfrutando. Eres un buen escritor!

MAOKA:“Estoy leyendo tu libro, me encanta y me estoy riendo mucho, tienes sentido del humor. Le presté el libro a mi madre, le está gustando mucho. Te ruego que sigas escribiendo, un abrazo”.

JESUSA: “He empezado esta tarde tu libro. ¡Incapaz de soltarlo! Me da penita de Armando, qué mala suerte tiene con las mujeres, jajajajá… Gracias por tan grata lectura.”

OLGA: “Felicidades, Jose. He sonreído al leerte, te he reconocido en tus maneras ya por el blog familiares. Mil gracias”.

MAGDA: “Armando es una especie de niño grande, así lo he visto yo, sobre todo porque dentro de sus cuarenta años y de la devastación emocional que le acompaña tras el abandono de su mujer siempre parece acompañarle un halo de ilusión y esperanza, casi parecía que podía ver sus ojos brillantes, esperanzados ante algo nuevo, y solo podía sonreír e incluso emocionarme en algunos momentos ante el arrebato de TERNURA, defensa y protección que Armando despertaba en mí.

MAMMEN: “Gracias a libros como los tuyos uno se alimenta de historias buenas y se olvida de todo lo que está cayendo. Hacen falta más historias de AMOR, así es que tú sigue aportando con ese don que tienes para que sigamos enriqueciéndonos con tu lectura… Leí "Historias de un bobo con ínfulas" y lo releí y lo sigo releyendo, después me fui a por 20 Relatos de amor y una poesía inesperada" también lo he vuelto a releer. Me gusta tu forma de narrar. Y siempre te pido que sigas escribiendo”. 

CARMEN: Cuando leí "El amor en los tiempos del cólera", me pasó algo que no me había pasado con ningún otro libro: cogía uno y otro, y otro y otro más... y ninguno me llenaba, no era igual...me cautivó de tal forma, que pesé que nunca podría disfrutar de la lectura. Pasado el tiempo...encontré, en un escritor sin nombre, el relato fantástico de "Las historias de un bobo con ínfulas"...y me volví a enamorar... A veces tu relato me recordaba a "La vida exagerada de Martín Romaña" de Brice Echenique...eran tiempos confusos en mi cerebro...jajajajajaja. En fin”.

EUCLIDES: “… tu libro es una pasada, está bien escrito, bien trabajado, te ríes un montón con él y vale la pena.

CHELA: Las aventuras y desventuras de Armando, tu personaje, me hicieron reír bastantes veces, y otras me llenaron de admiración por la sensibilidad y tierna sensualidad (que no sexualidad) que en ocasiones experimenta, al tener en cuenta aspectos sencillos y cotidianos que parecen pasar desapercibidos para muchas personas. Al final, las últimas páginas, me hicieron reír a carcajadas pero el cariño que le tomé a Armando, tornó mi risa en silencio y reflexión, invadiéndome un sentimiento de TERNURA y AFECTO solidario.

GRACIAS, MON AMIS.

Me conviene, creo, a modo de impulso, ahora que hice una discreta reimpresión de ejemplares de LAS HISTORIAS DE UN BOBO CON ÍNFULAS, recordar y traer aquí las palabras bonitas que de las mismas por escrito me dejaron mis lectores. ¡GRACIAS!

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