Es emocionante la salva de los
aplausos vecinales en la noche, ese crepitante reguero de presencia viva y
próxima de unos para con otros, es verdad. Nos anima en la clausura y busca a la vez el ánimo de los sanitarios, así mostrándoles el homenaje de nuestra gratitud. Me llama la atención en cambio,
en todos los medios, el clamoroso silencio con que se ignora a las –cuando escribo
esto ciento noventa y ocho- personas muertas en España a causa de esta horrible plaga,
reducidas a poco más que un guarismo creciente que nos apunta al pecho. No sé,
me gustaría también una mínima muestra de gratitud y de homenaje sociales de todos hacia cada uno de ellos, ahora que han pasado a mejor vida.
Algo así, no sé, como… Ayer nos dejaron Francisco Tal, 74 años, leonés,
carpintero, le gustaba cantar, fue una buena persona… Margarita Pascual, 83
años, andaluza, administrativa, bordaba como nadie… Descansen en paz cada uno
de ellos.
Una cosa no quita la otra. El homenaje a los sanitarios es merecido. El homenaje a cualquier persona que fallece es justo. Digo yo si todos esos inconscientes que se han ido a la playa y han llevado el virus allí se sentirán culpables de alguna forma cuando fallece alguien.
ResponderEliminarUn beso
Así es. Gracias, Lucía. Otro
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