En estado de buena esperanza, como tan hermosamente se decía antes. Estoy preñado, sí, de ilusiones, de esas de las que también se vive. La editorial me ha mandado ya las galeradas del nuevo mío libro, y contemplarlas sobre la pantalla es un poco como admirar la ecografía del bebé que anda día a día gestándose. ¡Pum! ¡Pum! ¡Pum!, ostras, algo late ya ahí detrás, que a la vez hace retumbar con violencia de gratitud mi corazón escritor. Ah, lector, la ensoñación esperanzada de una criatura, comparable a nada. Sí, esas galeradas ya me parecen preciosas, ganan mucho con el primer ropaje editorial mis fantasías. Siento como si mis mejores sueños anduvieran a unos pasos ya de encarnarse. Cuarto libro mío, llega pronto a buen puerto, por favor, Dios mío.
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