lunes, 26 de septiembre de 2022

RESONANCIA CON JEANETTE

 


Me hice pupa, ay, haciendo deporte, y como no se me pasaba, me fui al trauma, qué trauma, que me mandó una resonancia. En mi vida me habían resonado hospitalariamente. Anochecía con ganas. Trotaba un viento de otoño ya por las calles. El hospi estaba a esas horas desangelado. Parecía una ballenota gris varada de mil tristes ojos, sí, por cuya boca entré, a ver. A mi debido turno, tras el timbrazo que me lo anunció, crucé la puerta de la espera. Tras ella, a la derecha un pasillo escueto y vacío, una pared blanca ante mis narices, un carrito para ropa usada como postmoderna escultura allí, silencio absoluto, nada. Esperé. Carraspeé al cabo como diciendo eeeh, que estoy aquiií. Pasó un rato hasta que llegó una mujer joven, morena, con gafitas, el pelo corto y lacio, regordita, mirándome la punta de los pies. En blanco uniforme ella, claro. ¿Es usted José Antonio? Je suis, pensé, pero sólo dije sí. Me miró ahora a la cara. Ojos castaños en ella. Extrañamente magnéticos, a pesar de sus aires fatigados. Será por andar entre tantas ondas, no sé. Vale, quítese los pantalones, póngase esto y espéreme aquí un minuto. Y se fue. Me quedé en calzones. Rojos. Me puse la bata esa sin abrochar por detrás. Qué enfermo y qué ridículo te pones entonces. Me llevó sus buenos minutos el dar con los atadijos y anudármelos a la espalda. Allí no se oía nada, allí no volvía la femme. ¿Estaría ella observando desde algún lugar que yo ignoraba mi penosa estampa? Llegó al fin, con una sonrisa a toda prisa censurada en la boca, joooder. Sígame... MAÑANA CONTINUARÁ

SOY ESCRITOR: EL ALGORITMO DE LOS BESOS TRUNCADOS: amores y humores, sentimientos e ironía, desengaños e ilusiones, versos y besos, ternura. Pídemelo aquí. Te gustará. 152 pgs, 10 e envío incluido.

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