Entonces, lo de la Chica de Rubalcaba (ver post míos de 24 y 25-11-11) resultó flor de un día, un si-te-he-visto-no-me-acuerdo para salir del paso en la Noche de Autos del Batacazo. Lástima, porque apetecía, y mucho, ver los progresos espirituales de la Chica Rubalcaba, llamada a encarnar por su leticia exuberancia, la regeneración de la rosa socialista. A la hora de la verdad, Maese Rubalcaba recurrió al Padre Padrone del socialismo patrio, al gran Don del partido de los pobres, Guerra dixit, por ver de mantener aún las riendas del Tinglado, que tras el pulso de Chacón amenaza fractura. Lo malo para Rubalcaba es que la abultada sombra de Ciudadano González sobre él revela la clara confesión de su propia debilidad, la constatación de su enclenque figura menguante, que tras la de FG apenas ya puede verse.
Podría FG, a imagen y semejanza del recién fallecido Fraga, haberse presentado como candidato a la presidencia de Andalucía. Es casi seguro que, como el león de Perbes, hubiera de calle ganado allí. Da la impresión, sin embargo, que a FG, a la magnitud transoceánica de su Ego, le queda muy pequeño ese mundo. Prefiere entonces propalar la ocurrencia alevosa: “si el PP gana aquí, me retiro a Honolulú”, teniendo Marinaleda tan a mano para en penitencia hacerse allí cartujo del socialismo.
Entonces llegó FG al Acto rubalcabo y para enmascarar la penosa estampa de la deslealtad de un padre hacia su hija –muy zalamera y calculadora a la vez habíase presentado en sociedad Chacón como “la niña de Felipe”- sacóse de la manga –adrede mezclando todos los planos, como en ellos es arte- nada menos que pública y solemne protesta enamorada: “Voy a hacer una declaración de amor… quiero mucho a Carmen Chacón”. Hay amores que matan, podría decirse, pues va implícita en la ocurrente revelación la idea de que la Política –ese torvo conglomerado de intereses y traiciones en el que la simple amistad es imposible- es para todos ellos mucho más importantes que los verdaderos y elementales afectos.
Y sí, sonaba todo aquello, más que a líneas ideológicas en contraste, a lo del legendario programa de Isabel Gemio, a prebostes socialistas necesitados y sobrados a la vez de toneladas de amor para dar y tomar. ¿No confesaba acaso a su vez Chacón en el documental suyo que… su abuela y su madre estaban en aquellos años enamoradas de Felipe? Cierto que para Amor no existen edades, y que lo de Caballo viejo si potra alazana encuentra y tal, pero qué jaleo de amores suprageneracionales en el partido de Pablo Iglesias.
Recordemos a este respecto que en plena campaña electoral reciente, en algo penosa estampa, vióse al candidato Rubalcaba en público desolado demandando los quereres chaconianos, que llama ella “mimitos” y que enseguida se aprestó allí mismo a darle a Alfredo, con boca y voz diríase que llena de sopas, en estrambótica ceremonia propia de un desconocido hasta entonces pijosocialismo.
Si le añadimos al amoroso cuadro las insidias que en los mentideros pululan acerca de los vínculos de distinto tipo que en los inicios de su carrera política unieron a Rubalcaba, Chacón y al marido de ésta, Barroso, ex-hombre de confianza de Zapatero, factótum luego en la Sexta y altísimo ejecutivo hoy en una soberbia consultora, a la postre ambos contendientes ministros de Zapatero –el muñidor de los orgasmos zerolos-, el resultado de la pintura del hispano socialismo en lid vendría a ser un sucedáneo mediocre de El rey Lear, es decir, algo así como Las edades de Lulú … camino de Honolulú.
Podría FG, a imagen y semejanza del recién fallecido Fraga, haberse presentado como candidato a la presidencia de Andalucía. Es casi seguro que, como el león de Perbes, hubiera de calle ganado allí. Da la impresión, sin embargo, que a FG, a la magnitud transoceánica de su Ego, le queda muy pequeño ese mundo. Prefiere entonces propalar la ocurrencia alevosa: “si el PP gana aquí, me retiro a Honolulú”, teniendo Marinaleda tan a mano para en penitencia hacerse allí cartujo del socialismo.
Entonces llegó FG al Acto rubalcabo y para enmascarar la penosa estampa de la deslealtad de un padre hacia su hija –muy zalamera y calculadora a la vez habíase presentado en sociedad Chacón como “la niña de Felipe”- sacóse de la manga –adrede mezclando todos los planos, como en ellos es arte- nada menos que pública y solemne protesta enamorada: “Voy a hacer una declaración de amor… quiero mucho a Carmen Chacón”. Hay amores que matan, podría decirse, pues va implícita en la ocurrente revelación la idea de que la Política –ese torvo conglomerado de intereses y traiciones en el que la simple amistad es imposible- es para todos ellos mucho más importantes que los verdaderos y elementales afectos.
Y sí, sonaba todo aquello, más que a líneas ideológicas en contraste, a lo del legendario programa de Isabel Gemio, a prebostes socialistas necesitados y sobrados a la vez de toneladas de amor para dar y tomar. ¿No confesaba acaso a su vez Chacón en el documental suyo que… su abuela y su madre estaban en aquellos años enamoradas de Felipe? Cierto que para Amor no existen edades, y que lo de Caballo viejo si potra alazana encuentra y tal, pero qué jaleo de amores suprageneracionales en el partido de Pablo Iglesias.
Recordemos a este respecto que en plena campaña electoral reciente, en algo penosa estampa, vióse al candidato Rubalcaba en público desolado demandando los quereres chaconianos, que llama ella “mimitos” y que enseguida se aprestó allí mismo a darle a Alfredo, con boca y voz diríase que llena de sopas, en estrambótica ceremonia propia de un desconocido hasta entonces pijosocialismo.
Si le añadimos al amoroso cuadro las insidias que en los mentideros pululan acerca de los vínculos de distinto tipo que en los inicios de su carrera política unieron a Rubalcaba, Chacón y al marido de ésta, Barroso, ex-hombre de confianza de Zapatero, factótum luego en la Sexta y altísimo ejecutivo hoy en una soberbia consultora, a la postre ambos contendientes ministros de Zapatero –el muñidor de los orgasmos zerolos-, el resultado de la pintura del hispano socialismo en lid vendría a ser un sucedáneo mediocre de El rey Lear, es decir, algo así como Las edades de Lulú … camino de Honolulú.
Aquel numerito de los mimitos fue de vergüenza ajena, prefiero los que vengan a partir de ahora que pueden ser más divertidos y menos hipocritones jeje, ya tengo las palomitas preparadas.
ResponderEliminarSaludos
Mientras se dedicasen a hacer las cosas bien .....no estarían perdiendo el tiempo (no es santo de mi devoción la Chacón) Bess
ResponderEliminarJaJaJa Honalulú, me gustaría ver a Felipón con mi ex-camarada Maoista Sanchez Gordillo en Marinaleda. Con lo plasta que es, bueno todos los Maoistas lo eramos --plastas digo--. En fin buen retiro tendría, siempre y cuando gane Galfredo que de la Chacona no se fía ni un pelo.
ResponderEliminarSaluditos.
Je, je. Compañero, tendríamos que juntarnos un día para hacer una puesta en común de las maledicencias que corren y vuelan por Ferraz. Lo malo es que no nos dejarían escribirlas o, peor aun, no nos creerían.
ResponderEliminarSalu2
Texto para pie de foto de FG y la Carmen de Eespaña:
ResponderEliminar—Niña, yo a ti te la metía doblá y por detrah, ¡ ozú!
—Ay, Fepipillo, a tussss añossss, ¡Qué cosssass tienesss!
—No, si digo la ESPADA.
Enhorabuena por tu puesta en escena magistral.
FugiSaludoS
Personalmente no me gusta nada de nada la Chacón.... En fin, mejor que se dediquen a otras cosas...
ResponderEliminarbesines