sábado, 14 de enero de 2012

Qué hacer, que decía Lenin OCHO

    
    “Verá, señor, ha habido un desafortunado error, pero no se preocupe, que enseguida voy al encargado de Metro que está ahí mismo y se soluciona todo”. Y, como en los dibujos animados, Correcaminos versus Coyote, con desconocida habilidad en mí -puede que pervivieran un poco más los efectos de los licores del festín- me zafé con soltura de la llave del ciego sobre mi brazo y encaré el amplio vestíbulo.
     
    Le había mentido al ciego, claro. Al de Metro no se le veía por ningún lado. Entraba un reguero tras otro de gente bufando a la estación, con ganas de enganchar el vagón que les llevara a casa. Nadie allí iba a hacerme ni caso. ¿Qué hacer?, que decía Lenin. Me sentía desfallecer. Deambulé medio en coma por allí. Desde lejos me pareció ver ya al ciego aporreando a patadas la máquina de tarjetas. Pregunté a un ambulante andino, que sobre su mismo brazo vendía pulseras de reflectantes colorines. Sin pestañear me indicó con el índice hacia unas puertas grises a su derecha, y… al lado de unas máquinas de bebidas, oh, Manitú, allí estaba la chaqueta roja del hombre del Metro.
    
    Le conté todo muy rápido, no fuera a ser que el ciego anduviera ya con la máquina a cuestas lanzándola a bulto contra el clamor de la gente, que no dejaba de entrar. El de Metro, que además de la chaqueta tenía la jeta roja, como si también él empinara el codo –oh, panetílica tarde- juró en arameas imprecaciones: ej que… ahora mismo, joder, estoy solo, no puedo dejar esto, ya ve todo lo que hay, no tengo la llave, es que ya podía usted haber mirado antes, coño, que ej que también manda huevos… no puedo. Le dije entonces muy solemne, “mire señor, el ciego está encabronado, quién le desencabronará, como no vayamos ahora mismo a desencabronarle, el muy cabrón matará a alguien y luego a usted mismo ALGUIEN le va pero que muy bien a encabronar, ¿me entiende?...”.
CONTINUARÁ

8 comentarios:

  1. ¡Por dios, José Antonio, un ciego gigantón y cabreado, un casaca roja medioqué, una cena de 43 eurones sin saber qué vino has tomado...en la próxima kedada de cincuentones los esquivas, me llamas y nos tomamos un gintonic relajados, que esto no es vida!

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  2. Nos tienes en ascuas con el relato del ciego y la comida de los cincuentones. Veamos que ocurre en la siguiente parte. Un abrazo

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  3. El pianista bisojo, los 40 y pico euros del "gran bouffé", los recuerdos del chulo de la panda, cincuentones recordando viejas andadas, aguantar al liberado sindical, soporta el chuleo de la mastercard de tal Soto colocado en la 2, un invidente cabreado, un rojo de casaca de metro, lluvia en la calle y metro lleno de gente sin contar al vendedor de colorines, no sigo más: ¿ no cree usted que es mejor algunos días quedarse en casa debajo de una mantita? Saludos

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  4. Menudo momento para poner continuará..

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  5. ¡Anda leñe! Resulta que entrado con la sala a oscuras y la peli empezada.
    Marcho a escape hacia atrás y comienzo por el principio.

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