Contarle luego en todo caso a esa niña triste, para que se le vaya poco a poco diluyendo la amargura que le desborda el pecho, el cuento más clásico de los hermanos Grimm, Caperucita y los lobos, que te da un poco de grima, dices, no, anímate, es divertido, ya verás, niña mía, ¿que vaya lobos?, bueno sí, un poco retorcido el colmillo sí es verdad que lo tienen, pero verás como la chica se desenvuelve con ellos, y con qué esgrima ella los domestica, no ves, niña, como ya en su derredor el trío feroz le hace la corte, les tiene ya en su puño cerrado, sí, casi un crepúsculo de lobos parece la escena, hipnotizados alrededor del fuego que desprende la chica, toda esa atravesada fiereza que en su presencia vuélvese mansa y tan dócil, mira, niña, como ni a mirar a Caperucita se atreven, domadora indómita de muy sanguinarias fieras, cada una en su podio retrepada y al encanto de la chica rendidas, en nítida actitud de vasallaje ante ella, una Caperucita menuda, sí, pero menuda Caperucita también, observarás niña guapa, que falta un lobo en la imagen, que está en la cárcel ahora el Lobo Otegui, como el turrón más duro, que esta misma Caperucita por Navidades le llevó una cesta con dulces, tal como le había encomendado su mamá, sin detenerse por nada del inmundo mundo a hablar con desconocidos, le dijo, sólo que a esta bermeja Caperucita, menuda es, si en nada le intimida el hablar con desconocidos, con estos lobeznos que tiene ya más que reconocidos ni te cuento, un coser y cantar por el bosque de la vida del Progreso, que uno de estos lobos que aquí ves, niña, cazador por entonces, dijo haber tenido en la mirilla a los jefes de la manada de los loboteguis, pero que no, que desistió, que no sabe ahora si se arrepiente o no, pero es así la vida, niña patinadora, llena toda de engaños y de jueces rácanos como los tuyos, que no perdonan una caída, no, a esta Caperucita no hay lobo que se la coma, no hay más que ver su candor, el moño de su encanto hipnotizador, ¿ves, niña, la pleitesía con que le sirven los licántropos de negro pelaje que aquí ves?, es verdad, hay algo conmovedor en la escena, no te rías, como de bestezuelas pasmadas ante la inocencia de una chica radiante y entregada al Porvenir, casi mayordomos a sus órdenes parecen, así has de verles tú un día, créeme niña patinadora, a tus inhumano jueces de hoy, bebiendo de tu mano la magia que quieras tú darles.
Post/post: gracias a Lobo Solitario, a Carolus, a Winnie O, a Jose Antonio, a Kayla, a George Orwell, a NV Ballesteros, a Sara O Durán, a Sonja, por acompañarme en el mío blog, que es también suyo.
Post/post: gracias a Lobo Solitario, a Carolus, a Winnie O, a Jose Antonio, a Kayla, a George Orwell, a NV Ballesteros, a Sara O Durán, a Sonja, por acompañarme en el mío blog, que es también suyo.
Esta es una de esas ocasiones en las que la frase "una imagen vale más que mil palabras" cobra todo su sentido.
ResponderEliminarDiría mil cosas, pero tengo que ser fiel a mi fe apolítica. Grrrrrrrr....
Un abrazo.
Caperucita hasta dice guapa y en la fotografía tiene a los lobos como traspuestos.
ResponderEliminarEl de la derecha, por cierto, parece conservar los dintes de lobo que a Caperucita, cuando se enfada suelen notársele también, como si realamente fuese un lobo disfrazado.
A conservar el humor, José Antonio.
Saludos cordiales
Entre esa y la tal Margarita Sáenz Díez (caperucita ésta del pluralísimo lobo Sopena) le hicieron la cama al "niño de Bellavista", que aparece en la manada. Pero la bicharraca ha creado escuela: Elisa Beni, Progrejuli, etc. Lástima que el peperío carezca de ínfulas depuratorias... y oratorias.
ResponderEliminarAquellos polvos trajeron estos lobos...
Un abrazo, amigo.
¡Je, je! Me ha encantado. María Antonia Iglesias retratada como la dulce caperucita, se me mueven los dientes en la mandíbula del ataque de risa.
ResponderEliminarSalu2
La imagen en sencilla y llanamente escalofriante. Haz el favor de quitarla que has hecho llorar a mi sobrina de cinco añitos.
ResponderEliminarSalu2
ja ja (reir mejor que llorar) La imagen habla sola....Besitos José Antonio
ResponderEliminarUuuf hablar de colmillos con la Kamarada Albondigova de cuerpo presente jeje
ResponderEliminarQue cuento tan voraz ha salido de la imagen, felicitaciones!!11
ResponderEliminarbesos
La verdad.........Si M.A. Iglesias es la Caperucita.......¡me quedo con la abuelita, o con el lobo, me da igual, pero que no me obliguen a ir con Caperucitaaaaaaaa!
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