lunes, 30 de abril de 2012

Yo tenía una granja en África


  
    “Yo tenía una granja en África”. Así empieza la célebre obra de Isak Dinesen, tan a menudo elogiada, sobre la que Sidney Pollack hizo la monumental película de la que no consigo del todo salir. ¡Se está tan bien dentro de ella! He leído en el internete que el mismo Juan José Millás, el oráculo de los desposeídos que columnea en EL PAÍS y se arrampló el Premio Planeta, pone esa frase como ejemplo de arranque portentoso para una novela.
    No sé si se repara mucho en ese verbo, tener, (recordemos “Tener y Ser de Erich Fromm”, esa drástica disyuntiva que el pensamiento del Progresismo establece entre optar respectivamente entre el Mal y el Bien) que significa la expresión de la propiedad, y que, referida, como ella hace, a la primera persona del singular, viene a denotar la plena propiedad privada que ella allí poseyó. Pues la baronesa, además del talento escritor, contaba -tenía- las cualidades básicas  para poder ser empresaria: capacidad de trabajo, de asunción de riesgo, dotes de dirección, rigor, visión anticipatoria, espíritu emprendedor. Su plantación de café llegó a alcanzar los seis mil acres y parece ser que supo ella conciliar la propiedad y la administración de su granja con un sincero desvelo por los nativos “kikuyu” que trabajaban para su empresa. También a la baronesa, como ahora al Rey de España, le apasionaban los safaris y las aventuras románticas.
   Suele también repetirse mucho el proverbio africano de que “para educar a un niño hace falta la tribu entera” y, sin entrar ahora a discutirlo -desde Rousseau para acá la leyenda del “buen salvaje” encandila a las mentes bienpensantes de Occidente- sí puede servirme para, a riesgo de ser políticamente incorrecto, en paralelo proclamar que para levantar y consolidar una empresa multinacional –piénsese en Zara, o en las que por ejemplo sin ir más lejos soportan esta babélica Torre misma de la Ciberesfera- se precisa de forma imprescindible un conjunto de saberes intelectuales, científicos, tecnológicos, jurídicos y de todo tipo realmente excepcionales.
   ¿Adónde quiero ir a parar? Mañana, lector mío, si por aquí pasas lo sabrás, que ya estoy yo pasándome de la raya con la extensión del post y no quiero por nada del mundo enfurecerte y que de mí pases ampliamente. 
Post/post: gracias a Alp, a Mónica, a Trecce, a Kayla, a Bego, a NVBallesteros, a Cesar, a Zorrete Robert, a F Medina, que con sus directas e indirectas, sus serios y sus bromas, sus insinuaciones y reflexiones, currelaron ayer en el blog conmigo, haciéndolo también así suyo, GRACIAS.

3 comentarios:

  1. Memorias de África es una de mis películas preferidas...
    Un beso africano ( o dos)

    PD: Ni idea de cómo es un beso africano, pero inventémoslo.
    ;)

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  2. Cómo enfurecer un post tan bien escrito y ameno. Me encanta leerte y, además, en muchas ocasiones me ilustra. Por tanto, gracias por tu esfuerzo y constancia. Aquí estaré mañana, si el tiempo no lo impide.
    Un saludo.

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