sábado, 12 de mayo de 2012

Esplendor bajo el Sol


    
    Pensaba meterle mano al soberbio spot de Sardá&BorisIza para el Banco de Sabadell, por seguirle sólo los pasos al mundo del Progreso y ver si así algo de ellos se me pega… pero por hoy paso. Necesito, antes de sumergirme en los bajos fondos de esos altos fondos, tomar un poco de aire. Además, con la vertiginosa subida de temperaturas sobrevenida por los madriles anda uno un poco descangallado, con poco pulso para afrontar semejante acantilado de madreperlas. Y el poco ímpetu que en estos días me queda, lector, se me va detrás de las innumerables mujeres con que se cruza uno estos días por la calle a primera hora, que de golpe se quitan delante de mí las ropas que les acaloran y sofocan, ofreciendo rienda suelta al júbilo de sus carnes desnudas.
   Ya lo escribí aquí: contiene el año dos Días incomparables a todos. El primer día de frío, ese en el que las mujeres parecen envolverse y envolvernos entre los brazos y junto al pecho para mitigar la sorpresa brusca del tiempo helador contra su cuerpo. Y éste de hoy, en el que en colectiva ceremonia no señalada, como en un inconsciente ballet de masas, de golpe y al unísono se libran de cotas y jubones, de celajes y de prendas, y magnánimas exhiben al sol y a los atónitos viandantes, taciturnos sólo un segundo antes, la muestra viva y triunfante de sus hombros, de sus cuellos, de sus brazos y piernas, corderitos que echaran a palpitar y a balar delante de nosotros.
   
    Sin que lo prediquen en la radio o en la tele, sin que lo programe ningún gran almacén, sin que lo proponga ninguna oenegé, llega de pronto este día, este espontáneo desprenderse en itinerante procesión de capas sobrantes, de ropajes súbitamente mendaces, que descubre para nuestros invernizos ojos la verdad de los cuerpos, la promesa y el misterio que se agazapaban, soñados, y que afloran ya apremiantes en la dulce piel de una mujer. Atrapar en la retina ese instante, sí, en el que una mujer, camino de sus cosas, interrumpe el taconeo, se quita la chaqueta, se arremanga la camisa, se recoge el pelo en la misma acera, extiende sus brazos de forma inconsciente, o en el que  una colegiala rubia se saca de entre la cascada walkiria de su pelo el jersey granate del colegio y lo anuda a la cintura, esos suéteres que sueltan los amarres de los botones, las faldas que menguan, los muslos que se alargan, el cántico de la carne liberada, el himno vibrante en el aire de esa epifanía.
   
    Sabe uno más que de sobra que no se desvisten sobre la marcha todas esas mujeres con las que se cruza para él. Que lo hacen para sí mismas y en todo caso para el dios Sol, que las tiene ruborizaditas. ¿Y qué? Algún privilegio habría de tener el baldón de la edad: desprenderse uno, a cambio de la mochila de los años,  del gorilesco afán de monta, remonta y posesión. En ello estamos, aunque en días como estos, lector, yo te confieso, padece aún uno de retortijones de androide. Se describen aquí y puntos...  



Post/post: gracias a Teo, a Alijodos, a Maribeluca, a Winnie0, a NVBallesteros, a The Presi,  por bloguear a mi lado ayer y no dejarme a solas en la red de redes, GRACIAS 
    

8 comentarios:

  1. Fantástico como siempre, quien iba a pensar que quitarse la chaqueta conllevara tantas repercusiones poéticas.

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  2. Y se quitará todo Dios la chaqueta y cambiarán de ella...y hace tanto calor que es un descontrol bss

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  3. Muy buena la entrada de hoy!!

    Biquiños!

    www.elbauldeanuki.com

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  4. ¡Qué guapa estaba Natalie Wood!

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  5. Todo el año tendría que ser así. Los jardines están verdes, las flores abiertas y las nenas... también en flor.
    Saluditos.

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  6. Que mujer mas guapa, preciosa entrada!!!
    Un saludo
    www.guapayconestilo.blogspot.com

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  7. Uhmmmm... abrigarse entre unos brazos es lo mejor....


    Besos

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