Pues me disculpará, Señor, la osadía, pero pareciera que últimamente le
crecen en derredor los botines. ¿No es acaso menosprecio, además de muestra de
muy pésima educación por cierto, que el
Plutócrata mayor del Reino de esta guisa se allegue a su presencia y así le
manifieste la nula deferencia que su
Majestad le merece? Ya podrá poseer el Botín todos
los caudales del río de la Pasta que él quiera, y hasta sobrenadar en los
mismos –que hasta en el nombre lleva la codicia inscrita-, que con gestos así
sólo demuestra la condición de Patán que acaso le sea propia. Como a menudo con
sus líricas acuñaciones nos enseñan las gentes del Progreso, pareciera que es Botín tan pobre –de espíritu, se
entiende- que Dinero es lo único que tiene. Hace falta, Señor, ser bodoque para
así dirigirse al Rey de España. Ah,
qué mundo más descarriado e inicuo éste, en el que los más humildes dan diaria
lección de comedimiento, mientras los potentados, que deberían por su
privilegio dar ejemplo, rivalizan en gañanía.
Ahí, le tenemos, al Querido
Emilio garzonita, al encomiasta defensor de las políticas zetapeicas, al Ricohombre más grande de España, como
una albóndiga colorá y tripuda, disfrazado de jubilata del Inserso, en rojos
gayumbos y blancas calcetas, canillas ridículas al viento, de tú a tú
cumplimentando al Rey de España, es
decir, imponiéndole tan ufano en el hall de un hotel sus grotescas trazas. ¿Cómo
luego exigirles algo a los jóvenes?
Y si deseábamos aquí -en esta nada con ínfulas- que al albino gobernador de la Florida, por bobo, a
la ergástula de Guantánamo de un
bufido pudiera usted arrojarle, a este creso badulaque atomatado que tanto así
le desprecia, Señor, ojalá pudiera Usted
con flamígero Edicto ordenar confiscarle al punto su inmenso pastizal y
pertinencias, hasta el último de sus caros ropajes de diseño y repartirlo todo
entre los súbditos pobres del Reino, que son legión los necesitados, y que con
estas trazas bufonescas hiciera Querido Emilio la ronda de guardia en el islote de Perejil, para así mejor asustar a la morisma.
Post/post: gracias a Ya no vendo mi alma al diablo, a Mercedes Pinto, a Maripaz Burgos, a Sonja, a Trecce, a Pury, a Cesar, a Gabinete Caraballo por mejorar con sus finos comentarios este blog, que es también suyo, por bloggear ayer a mi lado, GRACIAS.
La verdad es que la foto es un cuadro,la escena chirría un montón.
ResponderEliminarAlgunos de los presentes miran sorprendidos al banquero.
Me parece que este señor necesita urgentemente un asesor de imagen.
Saludos.
¡Menudo ladrón rojo!
ResponderEliminarDivertido y justo texto, amigo. Un abrazo.
Nooooooooooo... Es una nueva moda. Ahora al Jefe del "Estao" se le recibe de bermuda roja. Yo ya me he agenciado unas :)
ResponderEliminarEl banquero más hortera de España entera.
ResponderEliminarO tal vez el rojo sea de la vergüenza que pasan quienes "externalizan" divisas.
Está que se sale.
ResponderEliminarPues el otro día en el acto con Varytere de la Vogue estaba más presentable y eso que era para soltar la pasta para la ONGeees p'ayudar a las lesbianas de'lÁfrica.
ResponderEliminarSaluditos.
ah pero es serio es el botín, pensé que era el cochero
ResponderEliminarUna foto dice mas que mil palabras...
ResponderEliminarBesos