Murió Oswaldo Payá, uno de los líderes de la disidencia cubana, en un
dudoso accidente automovilístico, de esos que vemos en las películas de
gángsteres. Vale, pero que parezca un
accidente. Murió Oswaldo Payá,
el Premio Andrei Sajarov a los Derechos Humanos del Parlamento Europeo, el
candidato oficial en varias ocasiones al Nobel de la Paz, el Vice-Presidente de
Honor de la Internacional Demócrata de Centro. El PSOE se negó a firmar una aséptica declaración del pleno del Congreso en
apoyo a lo que Payá ha significado.
Ah, aquellos tiempos en que el Canciller Moratinos
compartía face to face los partidos del Mundial con el Déspota Raúl.
Murió hace unos meses en un
hospital de La Habana Laura Pollán,
otra tenaz luchadora contra la Tiranosauria Dictadura castrista, que celebra 53 años ya de siniestro avasallamiento
a una sociedad lobotomizada. Murió antes en las mazmorras castristas Orlando Zapata, a quien el heroico Willy Toledo ofrecióse en persona para
además escupirle aún caliente en la tumba.
Llega ahora Cayo Lara,
coordinador general de Izquierda Unida, ante la extraña muerte de Oswaldo Payá. Podría haberse
simplemente callado. Qué va. Pista, que va el humanista Artista: “Se trata de un fallecido más de los muchos que se
están matando cada día en las carreteras. Para
nosotros no merece más comentario”. Y como en los dibujos de Walt Disney, eso es todo, viejos. ¿Eso
es todo, Don Cayo? ¿Sabe? De aquel
anónimo chino que se puso delante del tanque en la Plaza de Tiananmen podría
usted decir lo mismo.
Se trata, eso es verdad, de un perseguido más por esa Tiranía que usted
tanto defiende. Sólo que en Payá se
concitaban además, y desde hace muchos años, las esperanzas de miles de cubanos
represaliados y deseosos de respirar la libertad, para que le quiera usted
pasaportar tan sumariamente. Además, don
Cayo, que ha introducido Usted subrepticiamente, de matute, ese “nosotros” tan característico del
leninismo burocrático, por el que la voz de martillo del Líder resume la de todos.
Resume y a la perfección ahoga, pues está aún por escucharse la más mínima
disensión a su “veredicto final” sobre Payá entre los comandantones de su
formación, o entre los transgresores líderes de la Intelectualidad, tan amantes
ellos de la Libertad y de la Fraternidad,
que abajofirman salivantes cuantos manifiestos su organización les propone.
Con todo, quiéralo usted o no, el ejemplo humano de Oswaldo Payá para la conquista de la democracia en Cuba es ya
imborrable, y el suyo, Don Cayo, ciertamente
también ya lo es: Usted sí que es uno más.
Post/post: gracias a Mónica, a MAMUMA, a Juan Carlos, a Lobo Solitario, a NVBallesteros por punsetear conmigo, por bloggear ayer a mi lado, GRACIAS.
Esa es la diferencia entre Payá y Cayo.Payá no es uno más.
ResponderEliminarOtra cosa, "esto es to, esto es to amigos" no es de los dibujos de Disney, sino de Porky, de la Warner. Saludos.
Lo peor de todo es que el leninismo castrista está metido hasta en el peperío que nos desgobierna. Había que ver ayer cómo, desde el Posadas hasta el mismo presidente ectoplasmático que igual viene y va por la puerta de atrás, se deshacían en elogios a ese otro abyecto próximo a los pecés. Tienen que ser testimonios como el tuyo (al que me adhiero firmemente) o como el de Carlos Herrera (por una vez ha estado bien), llamando "chekista" y miserable a ese miserable, los que pongan las cosas en su sitio. Entre cobardes y miserables, ya sean diestros o siniestros, anda el juego. Indudablemente, hemos tocado fondo.
ResponderEliminarUn abrazo.
Gracias, Jose, por publicar este post. Gracias por tu solidaridad y por tu entereza.
ResponderEliminarUn abrazo bloguero
Espe
Lo del Cayo, es la demostración palpable de que no hay nada más bobo que un político dando la nota.
ResponderEliminarimaginaros Cayo Tito con mayoria absoluta mis condolencias a la familia de un valiente entre los valientes gracias Jose por dejarme escribir en tu maravilloso blog
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